LA SEPARACIÓN DE TORRES
Sergio Torres, da un paso al
frente, con el cuerpo todavía dentro del PRI, partido en el que ha militado
toda su vida política.
Renuncia también al cargo de
Secretario de Pesca y Acuacultura del Gobierno del Estado de un gobierno
priista “para servirle a la gente como lo he hecho siempre, ahora desde otras
trincheras y otros espacios”.
Y hay de dos alternativas para
explicarlo. Una, que estaba convencido de que él no sería el candidato del PRI
a gobernador y dos, que se encontraba ya incómodo en el gobierno de Quirino
Ordaz, porque de otra manera no se explica la falta de cortesía y que se haya
separado cuando falta poco menos de dos meses para que sepa si habrá o no
alianzas con otros partidos, especialmente la nacional con el PAN y el PRD, y falta
un poco más, para la definición de quien sería el candidato a la gubernatura que
habrá de ocurrir después de la segunda quincena de enero.
Y en ese sentido, cobra
relevancia cuando el exsecretario señala en su carta renuncia que: “…nos obliga
a buscar otros enfoques y estrategias para mejorar nuestra realidad actual… la
crisis económica, qué es la otra pandemia que tenemos que enfrentar, la
cancelación de programas para diferentes sectores…”
Y más subido de tono agrega: “Me
indigna el olvido en que se encuentran los trabajadores de la salud, los
pescadores, los trabajadores del campo, los comerciantes, los trabajadores de
los tres ordenes de gobierno, los estudiantes y los maestros”.
El tono falto de cortesía
política con el gobernador puede explicarse cómo razonaba un militante priista
por su temperamento “acelerado” pero también, puede ser, y eso tiene mayor
sentido que un arranque de desesperación, que la presentación de la carta ante
los medios de comunicación, sea en sí mismo el inició fuerte de una campaña por
la gubernatura del estado ya que se rumora fuertemente que será el candidato
del partido Movimiento Ciudadano.
Y eso representaría, no solo la
renuncia a un cargo de primer nivel en el gobierno de Quirino Ordaz, sino una
ruptura en el PRI, que hoy más que nunca, reclama unidad en torno al
gobernador, para elevar las posibilidades de garantizar su continuidad en el
poder del estado.
Y, una renuncia tan prematura, de
alguien que ha recorrido constantemente el estado, llevando apoyo a las
comunidades pesqueras y que tiene un peso específico en el Valle de Culiacán,
donde fue diputado y alcalde, no es poca cosa y más cuando hay ese tono de
reproche en sus palabras.
Evidentemente, si resulta cierto
ese rumor de transfuguismo, va a ir por los votos en el municipio donde vive
uno de cada tres sinaloenses y uno de cada cuatro votantes, además, donde el
PRI casi siempre ha tenido los mejores dividendos con él y con otros.
Movimiento Ciudadano no tiene nada en el
estado, ni estructura, ni registro, ni militancia, y personajes con visibilidad
política como Sergio Torres o Roberto Cruz, entre otros personajes políticos
que podrían venir de todos los colores, lo van a revivir y cómo ha reconocido
Dante Delgado en privado la jugada de su partido es que a cambio de las
candidaturas les permita mantener o aumentar la representación que tienen esta
vez en la Cámara de Diputados y mañana en la de Senadores -O sea, posiciones de
RP para los barones del partido.
Esto es notoriamente un
intercambio desigual, porque si personajes como Sergio y Roberto, añaden votos
a MC, le va bien al partido, pero sospecho que no a ellos, porque podría
significar que haya como en 2010, dos grandes polos electorales, y suceda que
el partido naranja sea marginal en la votación estatal.
Sin duda, como lo muestran las
encuestas, la disputa será entre las alianzas que se construyan alrededor de
Morena y el PRI, y la postura de MC hasta ahora es ir solo en las elecciones concurrentes
de 2021, y eso hace suponer, una derrota anunciada, pero, repito, aumentar su
representación en la Cámara de Diputados.
Entonces, esta ruptura en el PRI,
hay que verla en clave de polos electorales. A la vista la salida de Sergio
Torres perjudica al PRI, se le va un activo importante en el Valle de Culiacán,
y quizá en el sector de las comunidades pesqueras que ciertamente, cómo lo
señala Torres, están pasándola mal por la pandemia.
Sin embargo, que lo pierda el PRI,
no necesariamente significa que lo ganara Morena, un juego de suma cero, donde
lo que pierde uno lo gana el otro, porque aquí dependerá de los candidatos a
gobernador que lleguen con apoyos y hagan compromisos de gobierno, que a como
se ven las cosas, es estrecho el margen de actuación por los dos lados.
Pero, la política muchas veces es
magia pura, aparecen recursos extraordinarios, y el presidente López Obrador
está en campaña para conservar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados,
este fin de semana estará en Nayarit y Sinaloa, y una de las estaciones de su
viaje es Mazatlán, no precisamente para apoyar al alcalde de la camionetona
pagada con recursos públicos ni para quien ha sido omiso con los pescadores.
El escenario preelectoral sube de
decibeles, hoy es el PRI y es muy probable que mañana suceda con Morena, son
muchos los que aspiran y poco lo que hay que repartir, estamos en un escenario donde por un lado en
el PRI están la espera quienes sentados en la plataforma de los funcionarios
químicamente puros del gabinete y los políticos que sienten que se les está
desplazando -el caso de Sergio Torres podría ser la mejor muestra- , por otro
lado, están los morenistas divididos entre los “fundadores” y los ex
perredistas que buscan ser beneficiados por la bendición del señor López
Obrador -Atentos, pues, con las fotos que todos buscaran este fin de semana.
En definitiva, la decisión de
Sergio Torres de separarse del cargo y de alguna manera del PRI, aunque no lo
haya formalizado y deja de la decisión a su todavía partido, es una de esas
noticias que de vez en vez aparecen en la antesala de las elecciones y que
muestra que los gobiernos y partidos no son estructuras monolíticas sino
tremendamente dinámicas y sobre todo dejaran pensando al gobernador, que con
este ingrediente, deberá tomar la decisión de tejer fino para evitar que el
control se le vaya de las manos.
¡Al tiempo!
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