¡TIEMPO DE ECHAR CHINGAZOS!
“Son tiempos de echar chingazos. Son tiempos de trabajar muy fuerte, de
estar en la calle. Trabajo con el único interés de ayudar y de estar cerca de
la gente” – lo dijo un Quirino Ordaz emocionado, a través de la plataforma Zoom,
durante la instalación del Consejo Político Estatal del PRI, instancia que
regirá el proceso interno de cara a las elecciones del 2021.
Esta expresión coloquial, polisémica y convocante del gobernador tiene varias
lecturas de frente al inicio del proceso de organización de las elecciones
concurrentes que tendremos el próximo año:
Primero, el gobernador reconoce que se entra a la etapa fuerte de la
campaña de posicionamiento de la marca electoral PRI, hay otra que se ha venido
llevando a cabo con figuras del priismo estatal que han hecho una labor de
sondeo, de tomar el pulso, y sopesar el ánimo de la gente, de cómo perciben el desempeño
-no del PRI- sino de un gobierno estatal salido de sus filas;
Segundo, denota que el balance pudiera ser no el esperado quizá, no por
el desempeño del gobernador sino por el tamaño de la emergencia sanitaria, que hace
ver pequeño a cualquier gobierno, en cualquier latitud del mundo, por lo que “son
tiempos de trabajar muy fuerte” y el PRI necesita una agenda política anticrisis
para volver a ser un partido que trabaja a ras de tierra, vinculado con los problemas
de la gente;
Tercero, quizá ese sondeo arrojó la percepción de un vacío que ningún
partido está llenando, aun cuando tenemos un gobernador priista y Morena
gobierna al menos las dos terceras partes de la población a nivel municipal. Y
el desafío es llenarlo porque en política, cómo diría el clásico Reyes Heroles,
“no hay vacíos” y entonces el espacio será de quién sea capaz de llenarlo en
las circunstancias actuales;
Cuarto, también es un llamado de que el PRI necesitan llegar unidos para
ser competitivo y eso podría significar que la amenaza de la división y las
rupturas de otros tiempos al menos está, como variable a considerar para la
construcción de escenarios y desenlaces en un momento que han perdido la
presidencia de la República; y,
Quinto, la apuesta es que estas elecciones concurrentes a diferencia de
las del verano de 2018, ya sin la figura electoral de AMLO, podría tener una
connotación eminentemente local y si viene así, la tendencia es un escenario
altamente competitivo y en esa circunstancia se abren grandes posibilidades de
alianzas de lo más heterodoxas.
Con dos partidos dominantes en cada estado, es lógico que esas alianzas
se articulen alrededor de ambas y se genere un sistema de polos electorales
locales, los habrá PRI-Morena, PAN-Morena, MC-Morena, incluso, podría darse
casos de una mancuerna PRI-PAN.
Sinaloa está visto, y cantado, que la competencia va a darse en un
escenario competitivo entre el tricolor y Morena, sin embargo, dependerá de que
los actores realmente influyentes se pongan o no de acuerdo y cada partido
postule un candidato a gobernador con capacidad de ganar la contienda. Pero, si
hay un acuerdo entre estos actores, podría terminar siendo un simulacro con una
candidatura ganadora.
¿De qué depende que suceda o no suceda esta confluencia entre las élites
locales? Primero, que se defina quien será el nuevo o la nueva dirigente nacional
de Morena y lo que podría significar en la definición del candidato morenista a
gobernador, se ha dicho que si se ratificaba a Alfonso Ramírez Cuellar le
favorecía a Rubén Rocha mientras que, si resulta Mario Delgado, le favorece al
alcalde de Mazatlán, sin embargo, si las cosas fueran así de sencillas, todo se
reduciría a este nombramiento.
Si bien la elección viene local, eso no significa que no interese la
elección federal, al contrario, para el presidente López Obrador, la elección
más importante es la de la integración de la Cámara de Diputados, y eso podría
reforzar el papel de AMLO en las elecciones locales para garantizar sea con los
aliados electorales o mediante acuerdos políticos en los estados que le
permitan lograr seguir conservando la mayoría absoluta en la segunda mitad de
su mandato.
Pero, volviendo al PRI, estamos en el tiempo de posicionamiento de las
marcas electorales -las viejas y las nuevas que próximamente podrían lograr el
registro- y es el objetivo de este Consejo Político que llama a la movilización
de las bases priistas. ¿Cómo está ese ánimo
de los priistas luego del tsunami obradorista? ¿podemos hablar qué se encuentra
en alto luego de un “gobierno de resultados” que ha llevado a Quirino Ordaz a
ser de los gobernadores mejor calificados del país? si es así, ¿es endosable el
personaje a cualquier candidato del PRI? ¿cómo está la oposición morenista? ¿podríamos decir
que está cohesionada y el balance es positivo sea en el legislativo cómo en las
alcaldías grandes? Vamos, ¿la marca Morena es percibida con la misma
expectativa de 2018 y seguirá ganadora independientemente de quién sea su
candidato a gobernador, alcaldes o diputados?
Son preguntas que están en el aire y que buscan
respuestas racionales, pues de eso dependerán las estrategias en esta fase
posicionamiento de la marca cómo las campañas propiamente constitucionales.
Desde mi punto de vista el ánimo del priismo sinaloense
es ambivalente por un lado está la derrota del verano de 2018 y el gobierno “de
resultados” de Quirino Ordaz que muestran las encuestas de percepción de los
gobernadores en funciones. Si gana está segunda idea es probable que el balance
de su gobierno sea positivo y eso cohesione al priismo. ¿Pero hasta donde es
endosable esta posible percepción positiva? Es una gran interrogante. Salvo que
el candidato sea uno que cohesione y que este bien posicionado en las encuestas
de intención de voto. Lo hay.
Morena llegará dividida a la definición de su
candidato porque es una formación dividida en dos grandes bandos que grosso
modo podríamos distinguirlos entre los del PRIMOR y los fundadores. Así lo indica las campañas negras que están
desatadas. La apuesta a la desacreditación del adversario interno no es buen
indicio de unidad. Otra cosa es la percepción que existe sobre Morena gobierno en
el ámbito de las alcaldías donde es mayor la cercanía con la gente. La prensa
ha mostrado profusamente la calidad de los alcaldes morenistas. Que
constantemente han sido criticados por un estilo de gobernar personalista, autoritario
y patrimonialista más allá de sus cuestionados talentos en el ejercicio de
gobierno.
No obstante, en política no hay nada escrito, y
la fortaleza de esta formación está en la apuesta por la marca electoral, si
está llega fuerte a fin de año eso podría hacer nuevamente la diferencia, pero
si no se podría terminar imponiendo el sentido común porque cambio no ha habido.
¡Al tiempo!
28/08/20
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