LLAMADA DESDE NY 2
No me imagine que la primera
parte de este texto pudiera tener las lecturas que tuvo y sobre todo que provocara
algunas reflexiones de fondo en la izquierda que vivió aquellos momentos
intensos y aciagos, precisamente es lo que anima a escribir la segunda parte
porque me indica que es un tema vivo, que todavía despierta incomodidades y pasiones.
Un ex preso político del 68 leyó
la primera parte y escribió este texto que me parece abre un ángulo crítico sobre
la reflexión de aquel pasaje de la historia de México con una tesis polémica
con la cual coincido parcialmente cómo cualquier demócrata: “…pero sobre el
tema que toca, hasta la fecha no comparto que el paso del tiempo que al paso
del tiempo aceptemos y demos por bueno y positivo el supuesto “espíritu de
sacrificio” de los jóvenes “idealistas” involucrados en la vía armada para
impulsar la transformación revolucionaria del país…”
“Creo que en esos grupos
participaron actores que efectivamente eran honestos e idealistas, pero
demerita ese aporte el hecho más contundente de que esos grupos, TODOS ellos infiltrados
y manipulados por los grupos políticos y de interés oscuros de la nación,
justificaron la acción represiva brutal contra todos los actores hasta los más
pacifistas de los movimientos sociales en general, ni siquiera revolucionarios
sino simplemente democráticos y libertarios. Eso dificultó la lucha social,
tuvo y todavía tiene un altísimo costo para la cultura del ejercicio de los
derechos humanos más elementales del país…”
“Y eso lo demuestra el propio
artículo pues es por eso que desde entonces no ha cesado sino aumentado las
desapariciones forzadas, las masacres la violencia cruenta en general, el
asesinato de periodistas y luchadores sociales, el sicariato como una actividad
redituable, la criminalidad como una próspera industria nacional. ¿Será mera
casualidad que en Guerrero y Sinaloa donde las guerrillas adquirieron más fuerza
también el narco y los cárteles de la droga hallaron el nicho de su fortalecimiento?
Y, por último, ¿por qué si quieren justicia para sus cuadros militantes
desaparecidos no dan sus nombres completos? Exigir justicia requiere asumir el
riesgo de dar la cara. En la lucha por la democracia y la justicia hasta la
fecha opto por la vía legal y pacífica y eso requiere no usar armas ni
pasamontañas”.
No comparto la idea de que las
acciones de aquellos jóvenes sean responsables del quehacer de gobiernos abiertamente
criminales que nunca necesitaron razones para reprimir cualquier expresión
disidente. La historia es larga y previa a los movimientos armados. Menos,
todavía, la suspicacia de que donde antes estuvieron estos grupos, los cárteles
de la droga “hallaron el nicho de su fortalecimiento”. Pero, sin duda comparto,
que cualquier lucha debe ser mostrando la cara.
Guillermo Ibarra señala por su
parte “los arrobaba un espíritu tolstoiano. No son lamentablemente recordados
como en Argentina, porque allá la guerra sucia fue más amplia. Aquí se fue
contra los grupos armados. Muchos de ellos se declararon enemigos del resto de
la izquierda de ese tiempo y que hoy están en el poder. No los ven como sus
precursores. No son sus decembristas (como en Rusia)”. No, no son recordados,
porque a diferencia de Argentina en México, el movimiento social y político que
gira alrededor de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo nunca ha abandonado
el tema y esto tuvo sus consecuencias judiciales especialmente durante los gobiernos
de los Kirchner.
Por su parte, el hombre de la
llamada desde NY, RCZ, me hace una llegar una serie de documentos históricos en
formato electrónico que dan cuenta esa épica de los años setenta y todavía a
principios de los ochenta, del balance interno que están haciendo todavía
algunos de los sobrevivientes de la llamada “guerra sucia”. En las antípodas
del primer texto.
La larga discusión en torno a las
vías para alcanzar un país menos desigual, más justo, donde los primeros con
una visión más socialdemócrata han apostado correctamente por la vía de las
instituciones democráticas que felizmente ha permitido que hoy una franja de
esa izquierda este en el poder.
La otra perspectiva en una línea
más vanguardista, menos institucionalista, persiste bajo nuevos ropajes
políticos y se manifiestan a través de movimientos sociales que levantan hoy
banderas diversas y en algunos momentos, en abierta confrontación con el
gobierno establecido.
Quizá, en sus análisis de clase, lo
ven cómo un gobierno de transición, que tarde que temprano tendrá el resultado
esperado: El establecimiento del socialismo en nuestro país. Un país, en su
ideario político, a imagen y semejanza de su visión de los trabajadores, obreros,
indígenas, campesinos.
La mala noticia es que la vía
democrática está amenazada si no se fortalecen sus instituciones, y peor si se desmantelan
las existentes en aras de un capricho purificador, lo que significaría un
retroceso desde las instituciones con todas sus imperfecciones y desviaciones,
hacia el gobierno de una sola idea, de un solo hombre.
Quizá, en la esfera de enfrente,
de las organizaciones antisistema que pululan en distintas regiones del país, estén
viendo como una oportunidad para sus propios fines, para radicalizar sus
propias acciones.
En definitiva, la discusión sobre
el pasado nunca estará agotada mientras no se traduzca en una discusión sobre
el presente, eso es lo que verdaderamente le da sentido y en perspectiva de
justicia el reconocimiento a los muertos que desde distintas trincheras
buscaron un México mejor, más justo, más incluyente.
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