LA DERIVA DE LOS INTELECTUALES
“Contra la deriva autoritaria y la
defensa de la democracia”, un grupo de académicos, empresarios, periodistas y políticos
han saltado al espacio público llamando a votar para generar un nuevo
equilibrio en las elecciones federales intermedias de 2021 porque el existente
no le sirve al país, es más, lo daña.
Su proclama propagandística es legítima,
pero eminentemente política, tiene que ver con el sistema de partidos y la
lucha por el poder, misma que habrá de dirimirse en las urnas el próximo verano,
cuando habrá de integrarse la nueva legislatura federal.
Cierto, para el presidente López
Obrador, es la elección principal pues con ella está en juego el proyecto de la
4T pues es en este órgano legislativo donde se aprueba la Ley de Ingresos y el Presupuesto
de Egresos de la Federación.
La proclama coincide con la tesis
de la derecha de FRENA y el calderonismo: que la mayoría del obradorismo se
vaya dejando el espacio al pluralismo cuando este existe con ocho partidos con
representación incluso con legisladores sin partido.
Entonces, esto significa ampliar el
espacio para el regreso del PRI, pero especialmente al PAN, que hoy lidera el
proyecto político más consistente y en marcha de la oposición.
Sus nueve gobernadores están en
la línea de un nuevo pacto fiscal que haga más “equilibrado” el reparto entre
los ingresos generados y los que recibe cada uno de los estados, es decir, están
en contra de que los llamados “estados ricos” sigan subsidiando a los “estados
pobres” que es un principio de subsidiariedad previsto en la Constitución y las
leyes reglamentarias.
Pero, no sólo eso, el PAN es el
partido hegemónico de lo que genéricamente se conoce como Bloque Opositor
Amplio (BOA) y al final, cómo termine llamándose, será la principal fuerza
opositora en las elecciones concurrentes de 2021.
Y, FRENA, el movimiento golpista que mantiene el
mayor activismo contra López Obrador tarde que temprano encausara sus fuerzas al
terreno electoral salvo que Gilberto Lozano, su dirigente visible, cometa antes
una locura.
Entonces, la proclama contra el
autoritarismo y a favor de la democracia no es en abstracto, tiene consecuencias
y asideros, estaría por acción u omisión destinado a fortalecer el proyecto político
de la derecha.
Sin embargo, tampoco habrá que
hacer tabla rasa en la lista de los “abajo firmantes”, si bien en ella destaca la
figura y prestigio de José Woldenberg, quien fue un pilar de la transición democrática
en el resto se encuentra personajes de dudosa lealtad democrática y más
proclives hacer negocios con los gobiernos del PRI y el PAN.
No obstante, razones de amistad y
convicciones de juventud, los reúnen en esta cruzada contra la llamada tiranía
de la mayoría (Michels) obradorista a la que le reconocen legitimidad electoral
para luego ponerle banderillas de que estas coaliciones legislativas son
espurias, dolosas, antidemocráticas.
Habrá que recordarles que esto sucede en todos
los parlamentos del mundo y es un derecho legítimo de la mayoría y está sujeto
a pactos, es más, así ocurrió antes en nuestro sistema político, con el PRI y el
PAN, por lo que inevitablemente volverá a ocurrir, sea el partido que este en
el poder.
Claro, quedan a salvo sus
derechos políticos, para ser parte de esa “gran” coalición opositora que
disputara “todo” en 2021 y eso es la democracia, la lucha ordenada por el
poder.
Lo que es discutible, es que, en
aras de ese poder alcanzable en la competencia por los votos, se esgrima que quien
lo está ejerciendo busque destruirlo para sus propios fines, sin duda, un
exceso pues las instituciones funcionan.
El INE, y los institutos locales, volverán a
organizar las elecciones concurrentes y nuevamente darán resultados conforme a un
marco normativo homologado en tiempo y forma, y solo sería de esperar por
razones, más que obvias, un gran acuerdo para un necesario ajuste de los
presupuestos multimillonarios para partidos e instituciones electorales.
Y a eso hay que apostarle, qué las
instituciones sigan funcionando, produciendo ganadores y perdedores por medios
legítimos, aun en entornos adversos marcados por la pandemia y la violencia
criminal. Los verdaderos enemigos de la democracia porque simple y
sencillamente no atienden más leyes que la suya.
En definitiva, hablar de deriva
autoritaria, es un exceso, sobre todo cuando ocurre en el momento que habrán de
elegirse cuatro consejeros generales en el INE mediante un proceso riguroso y
transparente, sujeto a evaluación a puntaje, y que habrá, de impactar en la
calidad de los procesos electorales del año siguiente.
Para, empezar, no salió adelante
la carta que llevaba John Ackerman y aunque tendrá que refrendar la Cámara de
Diputados se terminara imponiendo el criterio de pertinencia de los perfiles.
Entonces, con esta nueva proclama
antiAMLO que seguramente impulsan Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, los militantes
más persistentes de la lista y también los más afectados en sus empresas, dan
un paso en la defensa de sus intereses. Quizá lo novedoso es el fichaje de José
Woldenberg y Enrique de la Serna, que a mediano plazo alimentara indirectamente
el bloque opositor para las elecciones de 2021 y si se puede en la consulta
para la revocación de mandato en 2022. Lo cual es legítimo, pero raro entre
intelectuales.
¡Al tiempo!
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