LOS GRANDES PROBLEMAS DE SINALOA
LOS GRANDES PROBLEMAS DE SINALOA
Elaborar un diagnóstico riguroso es indispensable para tener
una política pública prudente, sustentable, certera, eficaz. Así lo recomienda cualquier
manual de política pública. Y esta tarea mayor debiera ser un trabajo constante
de los llamados “intelectuales colectivos”, cómo nombraba Antonio Gramsci a los
partidos, pero eso, lamentablemente no siempre sucede y los políticos van
muchas veces a las campañas desnudos, con la lengua y una serie de frases pegadoras,
aun en aquellas formaciones políticas, que cuentan no sólo con dinero público,
sino con fundaciones ad hoc, que técnicamente están destinadas a
preparar esos diagnósticos que hacen a un partido responsable ante la
ciudadanía y sus votantes.
Entonces, lo que tenemos en las campañas electorales son emblemas,
colores, frases y, por supuesto, la imagen sonriente de la candidata o el candidato,
es decir, se impone el mensaje emocional sobre el racional que es el sustantivo.
Vamos, estamos ante una mercancía vistosa, que busca atraer
votos simples y llanos, pero, la política, es algo muy importante para
tratársele como un producto más de supermercado o tienda departamental, se
trata de si va a mejorar o empeorar la calidad de vida de las personas.
Acabamos de pasar por un proceso electoral y me pregunto,
¿qué es lo que dejaron las campañas al ciudadano promedio?
Grosso modo la sensación de incertidumbre y esperanza que dejan los
candidatos vencedores sobre todo una oferta que depende de recursos públicos
escasos y una buena administración pulcra, oportuna, eficaz y transparente.
En el ánimo de intentar llenar ese vacío de racionalidad
política un grupo de reconocidos académicos sinaloenses coordinados por el
destacado economista Guillermo Ibarra Escobar y quién esto escribe, nos
propusimos hacer el diagnóstico del estado y ofrecer alternativas informadas y
sustentables con un enfoque plural y multidisciplinario, de manera de que a
través de este ejercicio racional dar forma al libro: Los grandes problemas de
Sinaloa, que publicó esta semana la prestigiada editorial española: Tirant
lo Blanch, bajo el auspicio del gobierno del estado y en particular, de la
SEPYC y la UPES, y sus directivos, en ningún momento manifestaron interés en
influir sobre los temas y los autores de esta obra colectiva, por el contrario,
facilitaron siempre las condiciones para que este libro saliera a la luz.
Es, por eso, que esta independencia nos permitió tocar en
libertad algunas de las fibras más sensibles del estado y lo abordamos con las
herramientas teóricas y empíricas del estudio de la política y la economía, la
sociedad y el derecho, pasando por el estado de los derechos humanos, la
violencia, el periodismo, el turismo y desarrollo territorial, la educación
básica y superior, la soberanía alimentaria y el narcotráfico, la salud pública
y los medios de comunicación. No obstante, debemos reconocer que están fuera temas
importantes que no fue posible incluir por no contar con el especialista.
Están en el índice los economistas Eduardo Palau y Juan de
Dios Trujillo; los internacionalistas Tania Ceballos, Álvaro Galicia y Jorge
Ibarra; el periodista Adrián López; los politólogos Juan Alfonso Mejía, Arturo
Santamaría y Ernesto Hernández; de las ciencias jurídicas Ana Luz Ruelas y
Oscar Fidel González; de las ciencias sociales con énfasis en narcotráfico y
violencia Patricia Figueroa; la enfermera e historiadora Olga Martínez y el comunicólogo
Eduardo Sainz.
Han pasado las elecciones y tenemos en todo el estado una
representación electa que en los próximos meses tomará las riendas de las
instituciones públicas del estado, Morena y el PAS, serán los principales
conductos institucionales para que por la vía de la mayoría -esperemos que con
la participación crítica de las minorías- den una nueva perspectiva al estado y
esperemos sea sustantiva y no simple eslogan de marketing, y, por ende,
sustentable en términos económicos.
Ahora bien, no es casual que esta obra académica aparezca luego
de los azarosos días de la competencia electoral y hoy cobra mayor importancia,
cuándo se hace el balance de lo ocurrido durante los días previos a la jornada
electoral y muy especialmente el día en que se expresó la voluntad popular,
cuando los sinaloenses salieron a votar y se encontraron al final del día con una
jornada de violencia sin precedente con amenazas, golpes, secuestros, renuncias
y movilización de electores bajo presión.
La actividad del crimen organizado al momento de escribir
este texto se encuentra documentado copiosamente en los medios de comunicación
y no sólo ahí, también hay expedientes abiertos en la fiscalía general y el
Tribunal Electoral del Estado, que en las próximas semanas habrán de desahogarse
para cerrar esta elección y ver en la parte judicial la calidad que tuvo aun
cuando los resultados favorecen ampliamente a Morena y el PAS o quizá, por eso,
llama más la atención en los medios nacionales.
Corresponde a la academia politológica hacer el esfuerzo de
evaluación de lo sucedido y las perspectivas en este gobierno de alternancia
con las herramientas que felizmente han desarrollado indicadores destacados
académicos, como el italiano Leonardo Morlino y el español Manuel Alcántara,
porque solo de esta manera, podremos saber qué tipo de productos están
provocando estos nuevos procesos de alternancia en sociedades estremecidas
constantemente por la violencia criminal.
Para tener una visión más precisa, habrá que quitarse de la
cabeza, de que hay que refundar todo, porque está podrido por la corrupción,
pues una visión catastrófica permite ver el árbol pero no el bosque, este año como
referencia se publicó el Índice de desarrollo democrático, un estudio serio,
preparado por varias instituciones electorales y académicas, que desde 2010
mide los avances y retrocesos que cada uno de los estados tiene año con año y
podríamos sorprendernos los avances que Sinaloa ha tenido en las grandes
variables y sus indicadores politológicos y ahí está, una agenda progresista,
que la nueva legislatura debe tomar en cuenta así como el gobierno de Rubén
Rocha, de lo contrario, podríamos transformar la esperanza en una frustración,
como frecuentemente sucede en los procesos de alternancia solo de anagramas,
cuando hay una alta expectativa de desarrollo democrático y un bajo rendimiento
de los gobiernos.
¡Al tiempo!
Nota: Aprovecho este espacio, en nombre de Guillermo Ibarra y
el mío, para agradecer infinitamente a los participantes en esta obra colectiva
y a quienes, desde la función pública, facilitaron la publicación que esperamos
sirva al nuevo gobierno. ¡Enhorabuena!
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