ANABEL HERNÁNDEZ Y MORENA
ANABEL HERNÁNDEZ Y MORENA
Ernesto Hernández
Norzagaray
Ya está en circulación el nuevo
libro de la autora de: Los Señores del Narco, se trata de una nueva obra
que cae en este momento como balde de agua fría sobre un proceso electoral marcado
por la violencia y porque lleva por título: La historia secreta: AMLO
y el cártel de Sinaloa.
Como era previsible ha provocado revuelo
y el presidente López Obrador y los más connotados periodistas afines a la 4T
salen a reclamar al unísono: Pruebas, pruebas, pruebas.
El silencio comprensible de
Anabel Hernández deja que el libro hable por sí solo, ya no es de la autora, es
de los lectores que, gracias a una versión electrónica libre, seguramente, lo
están leyendo miles para ver qué información nueva ofrece para tomar pulso de
la violencia y hasta para que más de alguno decida como votar el 2 de junio.
Soy uno de esos lectores, que veo,
con asombro, los señalamientos interesados contra Anabel, a quien no sólo se le
piden pruebas, sino la acusan de “hacerle el juego a la derecha” cuando, no, se
le califica, sin más en el acto, ser un personaje de la derecha política.
Cuando ella en este texto y en entrevistas
concedidas en los últimos años, ha dicho una y otra vez, que solo es una
periodista de investigación y que no está al mejor postor, que no hace distingo
en cual partido o personaje está en el poder.
Qué ahí están como prueba sus
investigaciones sobre corrupción durante el gobierno de los panistas Vicente Fox
y Felipe Calderón o el del priista Enrique Peña.
Y justo, por esas investigaciones,
que han sido un gran éxito editorial y le han retribuido económicamente, caló
hondo en la opinión pública y su nueva obra despierta una expectativa quizá, mayor,
que las anteriores porque involucra al presidente en funciones que llegó a
Palacio Nacional con la oferta de la lucha contra la corrupción y brotan corruptelas
en su entorno familiar y político.
El último, el caso es el de Rocío
Nahle, ex secretaria de Energía, ex directora de la refinería de Dos Bocas y hoy
aspirante de Morena a la gubernatura de Veracruz, quien está entredicho por el
empresario Arturo Castagné quien le ha descubierto propiedades dentro y fuera del
país.
Incluso, por encima de sus
ingresos que están igual o por debajo “de lo percibido por el presidente” ante el
silencio del obradorismo y la defensa de la candidata presidencial, Claudia
Sheinbaum.
Sin embargo, no siempre fue así, cómo
Anabel lo narra en la introducción de La historia secreta: AMLO y el
cártel de Sinaloa, el presidente López Obrador como opositor al ver el
éxito de sus piezas periodísticas sobre los gobiernos anteriores no dejó de
elogiarla por la contribución que hacían a la lucha contra la corrupción en el sector
público de panistas y priistas. Los negocios privados que se hacían con cargo al
erario. Y es que los hallazgos caían como anillo al dedo al relato justiciero
del presidente.
Y por ello, como ella misma lo
narra, intentó ficharla para la naciente Cuarta Transformación. Y Anabel
coqueteo con la idea y aceptó reunirse con Epigmenio Ibarra, John Ackerman y
Rafael Barajas “El Fisgón”, hasta que decidió tomar distancia de ellos.
Siguieron los elogios y las invitaciones para presentar sus libros en los círculos
morenistas que aceptaba porque, simplemente, todo autor siempre buscara
lectores.
Pero, llegó el momento de parar, no
volver con ellos y bajaron los elogios, y se dedicó a hacer su trabajo de
investigación y vinieron nuevos libros, conferencias en universidades,
entrevistas y colaboraciones en la productora alemana Deutsche Welle que fueron
distanciándola.
Y más de los morenistas sobre
todo cuando subrayaba que lo suyo no era la política sino el periodismo de
investigación. Que no le interesaba lo político partidario. Que desde su trinchera
hacia una contribución a la democracia de nuestro país y que en eso seguiría
incluso a riesgo suyo.
Entonces se volvió sospechosa. ¿Para
quién trabaja? ¿Por qué tiene acceso a fuentes gringas? ¿Por qué vive fuera de
México? ¿Por qué aparece en este momento su libro cuando hay una campaña donde
se habla de un #narcopreesidente, de una #narcocandidata? ..., se preguntaban,
no sólo los del primer círculo mediático del morenismo, sino lo hacían exponentes
del segmento del llamado “periodismo crítico e independiente” buscando dañar su
imagen.
Yo he escuchado a algunos de
ellos que igual tocan la rima de “pruebas, pruebas, pruebas” descalificando su
trabajando, diciendo que Anabel se dedica a recolectar y publicar habladurías,
que no es un periodismo serio y percibo en ellos, una mezcla de envidia,
impotencia, mediocridad, misoginia.
Sin considerar, en ningún
momento, que este tipo de investigación periodística además de valiente y
puntillosa no es definitiva -ni siquiera, las investigaciones que realizan los académicos
de las ciencias sociales- que camina en el sendero de la recolección de
evidencia y testimonios que revelan los contornos de un tema escabroso, mayúsculo,
peligroso, útil, en el caso de este tipo de periodismo para aproximarse a la lógica,
la dinámica y la psicología de los personajes de los cárteles del crimen
organizado tanto los de bota y sombrero como los de traje y corbata que
transitan por la función pública.
En definitiva, el nuevo libro de
Anabel Hernández, podrá denostarse como una obra de la derecha y en contra de
la izquierda obradorista, solo que habrá que volver la vista a lo oportuno que
fueron sus anteriores trabajos para una sociedad que le preocupa y mucho el
tema de la seguridad, el empoderamiento de los cárteles, su participación brutal
en los procesos electorales y alcance por sus personeros de cargos de
representación política ante una autoridad omisa, incapaz, de lo más elemental
que es capturar o neutralizar a los que bajan, amenazan y asesinan operadores,
dirigentes, candidatos y candidatas.
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