GOLPE DE ESTADO TÉCNICO
GOLPE DE ESTADO TÉCNICO
Ernesto Hernández
Norzagaray
¿Por qué el presidente López
Obrador esta semana mencionó que la oposición esta tramando un golpe de Estado
técnico a través del Poder Judicial? ¿Por qué lo hace sin aportar ninguna
evidencia? ¿Por qué el INE hasta el momento no acusa recibo y lanza un llamado
a que no intervenga nuevamente en el proceso electoral? Acaso ¿no podría ser el
quien está fraguando una forma para conservar el poder? Lo cierto es que su
interferencia sistemática en el proceso electoral ha sido y es perniciosa, lo
que significan delitos electorales.
Nada que ver con que es libertad
de expresión. AMLO no es un ciudadano más, si no es el presidente de la
República. Y los ciudadanos de a pie si tienen derecho a la libertad de
expresión mientras el presidente se debe a la Constitución que, recordemos juro
“respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes que de ella emanen”.
O sea, o tiene una confusión
mayúscula o actúa con toda la intención de provocar un escenario de ruptura de
las reglas de convivencia democrática.
Las conferencias mañaneras se han
convertido el escenario perfecto para violar la ley. No sabemos si impunemente
porque si bien están los llamados del INE para que el presidente sea respetuoso
de la ley electoral, también, están, las denuncias de la oposición, que, en su
momento, el tribunal electoral, deberá aquilatar que tanto violan la ley.
Y es que más allá de lo que digan
las encuestas de intención de voto, esas fotografías instantáneas, estamos ya ante
lo que el politólogo Adam Pzerworski identifica como “incertidumbre
democrática” con la formación de dos grandes bloques electorales.
Ahora bien, según
constitucionalistas y politólogos, consultados por El Universal entre los que
destacan Mauricio Merino, Francisco Burgoa y Javier Martín Reyes, sería el
propio AMLO quien este fraguando un autogolpe de Estado en el caso de que su
candidata Claudia Sheinbaum no sea beneficiada por el voto mayoritario de los
mexicanos. Y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la
instancia constitucional encargada de validar y calificar la elección
presidencial salga a decir después de desahogar los recursos interpuestos que
no ganó Claudia Sheinbaum sino...
O sea, el presidente se está
poniendo los zapatos antes de espinarse. Y es que, como bien lo señala Mauricio
Merino, el presidente viola sistemáticamente la Constitución al grado que usa
los recursos del gobierno hasta para promover la venta de su último libro donde
da las gracias al comprador. Si porque es quien lo consume. Y eso es
inconstitucional.
Repito el presidente se debe a la
Constitución no a sus humores y preferencias políticas. No es libertad de
expresión. Eso es otra cosa y esta destinada a los simples mortales. Así que,
hay que estar atentos a sus desplantes incluso de una realidad que cada día se
descompone más por la violencia imparable que ya no solo acaba con la vida
personas sino con su hábitat. Pueblos enteros que están siendo desalojados por
temor a la muerte o, peor, por las restas de familiares.
Y es que, el artículo 29
constitucional, establece que en una situación de excepción el presidente puede
declarar suspendido el proceso electoral y continuar en forma extraordinaria el
poder como ha sucedido en otros países (léase, a propósito, el libro revelador Como
mueren las democracias de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, profesores de
la Universidad de Harvard que se dieron a la tarea de documentar experiencias,
así como sus antídotos institucionales).
Lamentablemente si las cosas empeoran,
se están cuadrando para mal. Entonces, lo que esta sucediendo en la calle y en
los órganos electorales van perfilando un escenario que pone y pondrá a prueba
a nuestras instituciones democráticas. Y es que, no es poca cosa, lo que en
estas elecciones están en juego no son unos cargos públicos sino la vigencia
del sistema democrático. Y eso, le da otro carácter a la elección presidencial
y es en ella, donde cobran sentido las palabras y los hechos de Palacio
Nacional incluso más allá, los sótanos de la política del poder.
Y será, entonces, cuando podremos
dar respuestas definitivas a las preguntas con las que abriremos este artículo,
esperemos que no sea demasiado tarde.
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