PRESIDENTE, EL MUNDO YA CAMBIO
PRESIDENTE, EL MUNDO YA CAMBIO
Ernesto Hernández Norzagaray
El presidente López Obrador quedo tocado
después de los artículos Tim Golden y Steven Dudley publicados
en los medios estadounidenses ProPublica e Insight Crime, y otro de Anabel
Hernández, con base a la investigación que realizó la DEA sobre el presunto financiamiento
de su campaña presidencial de 2006 donde el Cartel de Sinaloa habría invertido
2 millones de dólares a cambio de que sí se obtenía el triunfo tendría
protección e influencia a la hora de nombrar Procurador General de Justicia.
Molesto por las revelaciones ha
buscado revertir el golpe y después de una serie de descalificaciones y ofensas
contra el periodista Tim Golden está semana sus asesores seguramente lo
convencieron de que esa ruta estaba agotada y era necesario dirigir los tiros
en otra dirección por lo que se estaba multiplicando en las redes sociales a
través del hashtag #NarcoPresidenteAMLO López
Obrador pues tenía un efecto exponencial especialmente en Twitter donde en dos
días, dicho por él, habría alcanzado la estratosférica cantidad de 170 millones
de vistas.
Una cantidad que supera a la
población mexicana de dentro y fuera del territorio nacional. No hay que ser
especialista en inteligencia artificial para darse cuenta de que se había
puesto en marcha una estrategia para perfilar una imagen negativa del
presidente López Obrador y si no se detiene tendrá efectos incalculables sobre
quien es el artífice de la campaña oficialista y, subsecuentemente, en el
rendimiento electoral de su partido y Claudia Sheinbaum.
Y es que basta echar un ojo a la
Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Usos de Tecnologías del INEGI para coincidir
con Roberto Heycher, un ex cargo de primer nivel en el IFE-INE, quien recuerda:
“en el año 2021 existían
88.6 millones de personas mayores de 6 años usuarias de internet, lo que
equivale al 75.6 % de la población en esas edades. Otro dato relevante es la
velocidad de la expansión en el número de usuarios: en tan sólo 5 años creció
18.3 millones”.
Esto significa que prácticamente 8 de cada 10 mexicanos de
esas edades estarían regularmente en contacto con un dispositivo electrónico. Y
esa es la población objetivo de la estrategia de sus adversarios que buscan
bajar la popularidad del presidente que todavía ronda en el 60% de aprobación.
Y repito, no se trata solo de afectar la imagen de un
presidente que va de salida, sino afectar a quien a todas luces es el artífice
de la campaña de la candidata de la coalición “Sigamos haciendo historia” como
lo acabamos de ver con el paquete de iniciativas de reformas que de aprobarse
lo trascenderán o, al menos, será un testamento político que en caso de que
Claudia obtenga el triunfo deberá continuar la obra con un segundo piso de la
llamada cuarta transformación.
Seguramente, ya produjo un efecto en la franja de los
indecisos y lo estamos viendo en los resultados de las encuestas de esta semana.
Las empresas demoscópicas de Massive Caller y El Financiero, cierran la
diferencia entre Xóchilt Gálvez y Claudia Sheinbaum entre un 8 y 9 por ciento.
Nada que ver con otras empresas que ofrecen diferencias mucho mayores dejando
perplejos a los lectores de encuestas que podrían estar dudando de la ventaja
holgada de la candidata oficialista.
Pero volviendo al punto. El presidente López Obrador en una
siguiente destacó que la llamada inteligencia artificial estará presente en las
elecciones no solo de México sino donde haya elecciones en este año que se
calcula ocurrirán en 70 países y están llamadas a votar 4 mil millones de
personas -incluido, por supuesto, Estados Unidos- convirtiéndose en una amenaza
para las democracias contemporáneas. Lo que es, mucho decir, cuando lo dice,
quien busca socavar las instituciones de nuestra democracia e instalar una
suerte de neo Maximato rompiendo así el pacto político de la transición.
O sea, en este caso, el presidente, al acusar a los
promotores de la estrategia de bots no trata de defender nuestro modelo de
democracia sino blindar al proyecto de la 4T de manera que no le pegue en este
proceso electoral a la candidata oficialista y a su proyecto político.
Sin embargo, nadie puede evitar que los mexicanos que tienen
acceso a un dispositivo electrónico puedan ser persuadidos por los hashtags que
se han multiplicado alcanzando a la candidata y a su coalición.
Y es que, a muchos mexicanos y extranjeros, hace sentido el
hashtag #NarcoPresidenteAMLO,
cuando ven como se mueven libremente los grupos del crimen organizado y
asesinan a diestra y siniestra; cuando el presidente visita frecuentemente Badiraguato
y han visto liberar a Ovidio Guzmán y saludar a la madre de Joaquín El Chapo
Guzmán; cuando observan que la estrategia de seguridad de “abrazos no balazos” estuvo
siempre destinada a ser un rotundo fracaso y no la ha cambiado pese a que ya se
acumularon más de 177 mil homicidios dolosos, miles de desaparecidos y
feminicidios, además, decenas de periodistas asesinados.
Entonces, no es, como piensa el presidente, que
alertando sobre el peligro que subyace a la inteligencia artificial es
suficiente para contrarrestar las llamadas campañas de desinformación cuando es
sabido que las tecnologías no hacen magia sino se construyen sobre los
cimientos de la realidad.
O, acaso, ¿alguien podría decir con certeza que
el crimen organizado no es una realidad cotidiana que enfrentan diariamente y
con incertidumbre millones de mexicanos y que el gobierno pese a tener todos
los recursos materiales para combatirlos no ha logrado desaparecer ni siquiera
a uno de los cárteles domésticos que operan en el Estado de México, Guerrero,
Michoacán o Guanajuato?
El presidente necesita convencer -y, lamentablemente, ya no tiene
tiempo para hacerlo- que el cierre de la investigación de la DEA no fue por
razones políticas sino porque simplemente no encontraron nada que validara lo
que decían los cinco testigos protegidos de la entrega de los dos, o más,
millones de dólares durante la campaña presidencial de 2006, incluso, demostrar
que ese dinero nunca llegó a los organizadores de la toma de avenida Reforma de
la Ciudad de México para protestar por el “fraude electoral”.
En definitiva, al presidente López Obrador le están llegando
misiles cada día más poderosos y destructivos de la imagen que él se ha creado y
para los que no parece estar del todo preparado como, lo demuestra, el uso de la
misma retórica de siempre con sus llamados al pueblo a defenderlo cuando el
mundo ya cambio.
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