LA PALABRA MUERTE EN POLÍTICA
LA PALABRA MUERTE EN POLÍTICA
Ernesto Hernández
Norzagaray
Muerte es una palabra maldita en
política democrática. Es la negación de la política, sin embargo, esta en la
esencia de la política no democrática. Recordemos a Maquiavelo cuando afirma
que “el fin justifica los medios”. Y este postulado en manos de los
intolerantes ha significado exterminio en distintos momentos de la humanidad.
Todo por una idea de la política con pretensiones absolutistas.
Ahí está, como ejemplo, Adolfo
Hitler que con su ideario de muerte eliminó a 50 millones de seres humanos por
razones de política, raza, credo, sexo. Y lo mismo hizo José Stalin que fue
contra todos aquellos que no compartían su visión totalitaria incluidos sus propios
correligionarios. ¿Qué decir de Mao Tse Tung o Pol Poot? Su paso por el poder
dejó cementerios completos.
No menos criticables los excesos
de los gobiernos imperiales que exterminaron -y exterminan- a quienes piensan
diferente. Nuestro país incluso tiene en la materia una historia terrible. La
revolución de 1910-1917 significó la muerte de cientos de miles de mexicanos. La
época del caudillismo también lo fue como una suerte de depuración política de
los contrarios. Y el lopezmateismo no estuvo exento de muertes políticas. Vamos
cada presidente y gobernador tiene su cuota de muerte.
También está el crimen de Estado
del movimiento estudiantil de 1968 o el 10 de junio de 1971. Y Sinaloa no ha
estado fuera de esta lógica desde 1943 con el asesinato del Gral. Rodolfo T. Loaiza
en Mazatlán hasta cuando a finales de 2021 asesinan a José Román Rubio López y a Esteban
López Beltrán en el municipio de Sinaloa.
Por eso, cuando escuchamos que, en la
máxima tribuna del estado de Sinaloa, el diputado José Manuel Luque Rojas desea
la muerte de Héctor Melesio Cuén es como se le vea un soberano despropósito
aunque luego aclaro que la muerte que desea es la del Partido Sinaloense mejor
se hubiera quedado callado. Resultado esto, quizá, de una mala entraña por más
que se quiera hacer una garigola de palabras. Y es que, no hay justificación alguna,
para haberlo dicho ante el asombro de propios y extraños.
Esa expresión quedará para los anales
de la historia del parlamento sinaloense. Será en lo sucesivo una referencia de
lo que se puede decir y lo que no se puede decir en el espacio natural de la
palabra y el bien común. Luque Rojas, cargara por siempre, ese estigma. Que en
lugar de debatir ideas sigue la ruta más fácil que es desear que su adversario
este muerto. Tres metros bajo tierra. Y con fecha de caducidad antes del
próximo 2 de junio.
Obviamente el sujeto de deseo
reacciona políticamente de inmediato. Acusando de recibido el mensaje y haciendo
responsable al diputado de marras y al gobernador a quien lo señala de estar
detrás de la infamia cometida en tribuna parlamentaria.
No cabe duda de que esa afirmación ya
es parte de la historia de este proceso electoral. Y es que el diputado Luque
Rojas, quien aspira ahora ser candidato a diputado federal, si es que por el
despropósito no lo bajan de la “lista” del gobernador estará persiguiéndolo en
su exposición pública. Será señalado por sus adversarios como un político que en
lugar de convencer desea insólitamente muertes. Y es que es un estigma, además,
en política los errores se pagan. Y no solo él, sino también su karma podría
alcanzar el grupo político al que pertenece que es el de la senadora Imelda
Castro y René Bejarano, si el “señor de las ligas”, de triste memoria.
Lo razonable sería renunciar a su
aspiración y buscar atenderse para evitar volver a cometer estos excesos verbales.
Pero, por supuesto, no lo va a hacer, porque ha de pensar, que con la
aclaración que resultó cantinflesca bastará para continuar con su aspiración como
si nada hubiera pasado.
Volvemos al inicio, el deseo de la
muerte en política, remite inevitablemente a lo peor de la política y adquiere
otra dimensión en un país donde se asesinan a los políticos. El fin de semana
pasado para no ir muy lejos fueron asesinados tres precandidatos de la
oposición en los estados de Colima, Morelos y Veracruz más, los que pudieran
acumularse, en los meses más álgidos de las campañas electorales y donde el
crimen organizado ya levantó la mano para decir que tiene interés en las “elecciones
más grandes” de la historia política del país.
Conozco a Luque Rojas, es mi paisano, le
dirigí su tesis doctoral para que se titulara en la UAM- Iztapalapa, me
sorprende y preocupa desde hace un tiempo, la manera como se viene manejando en
la política con el propósito de alcanzar unos objetivos que solo él sabe cuáles
son. Y es que, en política, no todo se vale. Al tiempo.
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