VACUNAS VERSUS VACUNAS
VACUNAS VERSUS VACUNAS
Ernesto Hernández
Norzagaray
Para Pascal y Edith
que están sufriendo los
estragos del Covid-19
Está visto que la ausencia de
certificación oficial de la vacuna cubana y rusa contra el virus Covid-19 que
el gobierno ha comprado, distribuido y aplicado a millones de mexicanos ha
estado en medio de una atmosfera de desaprobación y desconfianza pública.
La falta de certificación de la Organización
Mundial de Salud (OMS) y la Administración
de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en
inglés) que aprobó recientemente las vacunas actualizadas de Moderna y Pfizer/BioNTech
contra el Covid-19 coincide con un aumento de casos y hospitalizaciones por las
nuevas variantes del virus.
Así, igual, millones de mexicanos
han decidido viajar a Estados Unidos para aplicársela la dosis de estas vacunas
o esperar a que las grandes farmacias mexicanas las tengan en venta.
Afortunadamente, esta semana el
presidente López Obrador ha informado en su conferencia mañanera que su
gobierno seguirá aplicando las vacunas Abdala de Cuba y Sputnik de Rusia, pero,
también, tratándose de vacunas, no se opone a que se comercialice como
cualquier otro medicamento y sin ningún tipo de regulación de precios que
oscila entre los 800 y 900 pesos por unidad dependiendo de la farmacia,
incluso, la Cruz Roja, ha entrado al quite y sus directivos han dicho que van a
ofrecer la vacuna estadounidense a un precio más bajo inicialmente en la Ciudad
y el Estado de México.
Se impone la lógica neoliberal del
libre juego de la oferta y la demanda, claro, con el sesgo, dirán en el
gobierno, de que también hay vacunas gratis solo que no están certificadas por
los organismos pertinentes a nivel internacional.
¿Por qué el gobierno mexicano
optó por las vacunas cubanas y rusas sin que estas estén debidamente
acreditadas para ser suministradas a la población cuando no había una situación
de emergencia?
Jorge Alcocer, el secretario de
Salud del gobierno federal, fue interrogado al respecto y su respuesta ambigua fue
que efectivamente habían adquirido nueve millones de vacunas Abdala y Sputnik,
pero, que, aún falta por adquirir 10.2 millones de dosis, que podrían ser de
otras farmacéuticas. ¿Pfizer o Moderna? Ya lo sabremos y sus consecuencias en
el mercado.
Más aun, agregó, “varias
de estas vacunas y las ya señaladas, cubren las variantes últimas, que
identifican cambios mínimos en lo que es este virus”.
Cualquiera, esperaría,
que con la experiencia que tuvimos en el momento más álgido de la pandemia -oficialmente
el virus mató más de 800 mil mexicanos y hay una cifra incuantificable de
personas que sufren las secuelas del virus y seguramente optaran por vacunas
certificadas para evitar un nuevo contagio.
Más, todavía, cuando la fallida
estrategia de salud sigue provocando críticas fundadas al grado que al doctor
López Gatell, subsecretario de salud, se le identifica peyorativamente como el
“doctor muerte”, por sus excesos y yerros cometidos durante su desempeño como
responsable y vocero de la política pública en materia de pandemia.
Hay quienes afirman que
detrás de la decisión existen razones políticas y no habría que descártalas,
especialmente, en el caso cubano, con quien el gobierno tiene una “excelente”
relación por razones de identidad ideológica aderezado de una dosis de
solidaridad latinoamericana.
El principal argumento que
esgrimen los consumidores que han hecho largas colas para adquirir la vacuna
Pfizer está asociada a la desconfianza por no tener certificación de la OMS y
la FDA, pero, hay algo más, tiene que ver, con las características clínicas, de
unas y otras vacunas, según la opinión de especialistas internacionales.
Y es que, todo indica, que esta
preferencia, tiene que ver con algo que el propio Jorge Alarcón destacó cuando
se refirió a su alcance considerando que el virus SAR-COV-2 muta con
extraordinaria rapidez lo que exige una constante observación-actualización de
la vacuna y al parecer no están haciéndolo con celeridad los científicos cubanos
y rusos.
La propia Pfizer México en un
comunicado lo deja entrever recientemente cuando señala: “La vacuna contiene ácido ribonucleico mensajero (ARNm), que
modificado con nucleósidos codifica la glicoproteína viral Spike (S) del
SARS-CoV-2. Su función es brindar instrucciones que el organismo utiliza para
generar un fragmento inofensivo de una proteína del virus que causa el
covid-19.
“Esta
proteína provoca una respuesta inmunitaria que ayuda a proteger al organismo y
evitar una infección por covid-19 en el futuro, detallan los CDC. La vacuna
tiene una efectividad del 91.3% contra la enfermedad de cualquier síntoma hasta
seis meses después de administrarse la segunda dosis. Además, registró una
efectividad del 100% para prevenir casos graves, de acuerdo con los Centros de
Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). El producto de
Pfizer mostró 100% de eficacia y respuesta de anticuerpos robustas en
adolescentes de entre 12 a 15 años con o sin evidencia previa de infección por
la enfermedad”.
Para
tener una visión más de conjunto y ver sus límites basta escuchar la opinión de
la doctora en Ciencias Técnicas
Miladys Limonta Fernández, coordinadora de proyectos de desarrollo de
candidatos vacunales anti-covid-19 del Centro
de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba quien explicó: “la
eficacia alcanzada por Abdala en su fase III es para evitar la gravedad, o la
muerte, pero no está demostrado que impida la infección. 'Con una sola dosis no
se está protegido, pues esto solo se logrará cuando transcurran entre 15 y 28
días después de completar el esquema de vacunación de tres dosis, ya que el
organismo necesita tiempo para alcanzar los máximos valores de inmunidad y
elevar los títulos de anticuerpos”.
La vacuna Abdala fue autorizada por el gobierno de México, sin embargo, no
fue un simple trámite burocrático de compraventa sino el gobierno utiliza los
resultados de un estudio que realizó el laboratorio Spallanzani de Italia que habría
demostrado su efectividad contra la variante Ómicron y sus derivados que están
presentes en el país. “Estudios anteriores, nos dice una fuente del gobierno,
también demostraron un fortalecimiento adicional significativo de la protección
contra Ómicron con el refuerzo Sputnik Light que, también, puede ser un
refuerzo universal para otras vacunas… y prolongar su protección contra Ómicron”.
En definitiva, con este recuento rápido, podemos colegir que todas las
vacunas tienen un nivel de eficacia, sin embargo, hay de vacunas a vacunas por
el desafío que representa la vacuna lo más actualizada posible para evitar de
esa manera que los casos detectados no escalen en sentido exponencial.
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