AGUINALDO
AGUINALDO
Ernesto Hernández
Norzagaray
A los directivos de
Riodoce y a sus lectores
los mejores deseos para
el nuevo año
que está a la vuelta
de la esquina.
No debió ser materia de disputa,
menos de confrontación entre el gobierno y las autoridades de la UAS.
Es el cumplimiento de un derecho
anual con los académicos, administrativos y personal de intendencia de la
Universidad Autónoma de Sinaloa.
Pero lo es, el gobernador dice
que gracias a él y sólo a él, la Universidad tuvo los recursos para pagar a sus
trabajadores.
No le concede nada a los
funcionarios universitarios que han ido junto con un funcionario de su gabinete
ante las autoridades de la SEP para tramitar el recurso faltante y subsanar el
escollo financiero que tiene la institución rosalina año con año.
El gobernador se ve poco
institucional, chiquito, disputando el trámite que también otras universidades
están haciendo para cumplir con sus compromisos.
Cuando es evidente que el
gobierno no puede hacerlo sólo sino, necesita, de la parte más importante que
finalmente entregara (entregó) el dinero por sus canales administrativos.
Pero, esta disputa no es
inocente, se suma a la narrativa de que él quiere “ayudar” a la Universidad aun
cuando este capturada por “delincuentes”.
Y la UAS, aguanta estoicamente, y
que bien, no tiene caso entrar en esa disputa que no lleva a ningún lado cuando
de lo que se trata es de resolver un problema que de haber pagado no sería solo
para las autoridades universitarias sino, también, para las federales y
estatales, cuando se habla de un compromiso con más de diecisiete mil empleados
universitarios.
Bien lo describe el universitario
y abogado Alfonso Carlos Ontiveros cuando en un texto informado y publicado en
su muro de Facebook sale al paso de la mentira de que no se paga por el mal uso
que han hecho del presupuesto a lo largo del año. Dice: No se paga “…por
diversos motivos, como el pago muy por debajo de la media nacional del costo
por alumno, la matricula universal, el déficit de profesores de tiempo completo
y un número considerable de horas asignatura no reconocidas por la SEP, el pago
de cuarenta días por concepto de aguinaldo que reconoce la SEP y no los 56 y 70
para trabajadores académicos y administrativos respectivamente, que contempla
el Contrato Colectivo de Trabajo...”
O sea, es un problema estructural,
complejo, que viene de lejos y que conoce muy bien el gobernador porque
recordemos él fue dirigente sindical, secretario general y rector de la UAS en
los años en que se lograron esas conquistas laborales y por lo demás disfrutara
junto con miembros de su familia cuando se pague el aguinaldo.
Así que debería haber contención
verbal y, realmente, trasmitir un mensaje de tregua en estos días de encuentro
con el otro, de conciliación y amor, seguro, que se lo apreciarían los
universitarios que están hartos de la confrontación y quieren que su
institución se dedique a lo que por ley le compete: docencia, investigación y extensión de la
cultura.
Son muchos los retos que tiene la
UAS en tiempos de cambio vertiginosos en lo social, lo político, las
tecnologías, los paradigmas científicos, para estar perdiendo tiempo metidos en
una confrontación estéril que con el paso del tiempo será una mala anécdota y,
no como lo señalan los más radicales, una jornada de lucha.
Ojalá, en estos días navideños,
las partes en conflicto hagan su reflexión sobre el estado de cosas y actúen en
consecuencia se que es mucho pedir en una atmosfera de crispación y violencia
verbal pero bien vale decirlo y desear que, en 2024, no sea, como este año que
expira en medio de la batalla del gobernador por la narrativa que rodea un
conflicto que en febrero próximo estará cumpliendo lamentablemente un año.
Y el pago del aguinaldo, luego de
los tropiezos políticos y burocráticos, demuestra que en medio del ruido
mediático termina por imponerse la cordura y los derechos.
¡Enhorabuena!
¡Felices fiestas!
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