¿VAMOS BIEN?, CAMILO
¿VAMOS BIEN?, CAMILO
Ernesto Hernández
Norzagaray
Camilo Valenzuela, vuelve al
terruño buscando una nominación política, busca alcanzar un lugar en la fórmula
de Morena al Senado de la República, no la tiene fácil, por no decir que no tiene
ninguna posibilidad, el de la decisión es y será el gobernador y no veo, por
donde, pueda meterse a disputarla y, menos, cuando de entrada afirma con
sinceridad que quiere ser la voz del pueblo, la de los pescadores, indígenas, agricultores
y parias del estado o sea, critica sutilmente las ausencias de este gobierno.
Camilo es un todoterreno, viaja
constantemente por el país, reuniéndose con grupos de la izquierda no
reformista, se le ve agitando a grupos que se arremolina para escuchar sus
discursos de rompe y rasga y a la gente, le gusta su nula solemnidad, su ir al
grano, en los asuntos cotidianos con su muy singular perspectiva socialista.
Al escucharlo nos remite al
Sinaloa de los pasados años setenta cuando en la Universidad se hablaba de la lucha
de clases y la revolución, que nunca llegó y sus pregoneros, fueron muriéndose,
unos tras otros o bien, renunciaron, a la utopía para entregarse al café, el
trago o la televisión.
Y, otros, claro, están en el
obradorismo victorioso, con una chamba y los menos, sembrando nuevamente la
utopía en un terreno que es distópico porque tiene nombre y apellido.
Nunca una utopía estuvo personificada,
aunque, nunca han faltado en América latina, quienes quieren ser su encarnación
y es que ahí tenemos a: Fidel Castro, Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales o
Néstor y Cristina de Kirchner y, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador, todos
ellos están esperando que la historia los absuelva como anheló Fidel.
Pero, esos perfiles, son
referencia no realidad, lo de hoy, en Sinaloa, es un intento sobrado de
clonación de lo que sucede en Palacio Nacional o, sea, no hay autenticidad,
hasta los pleitos son de machote.
Vamos, es una versión tropical de
una sui generis autocracia y ya sabemos, como termina la política, en los trópicos,
nunca bien, los hombres y mujeres del trópico, son profundamente emocionales
-Basta, para ponerse al día, ver el pleito mediático que el gobernador Rubén
Rocha trae contra Héctor Melesio Cuén, su antiguo aliado, con el que compartió plaza,
durante toda la campaña de 2021 y, ahora, un día sí y otro, también, se dan con
todo.
Y la característica del aprendiz
de autócrata, es que es el quien siempre da y reparte, para quedarse con la
mejor parte -Si, aunque suene a cosas de niños.
Entonces, al ver reaparecer en
Sinaloa a Valenzuela, el caballero errante, cualquier observador político no
puede dejar de preguntarse ¿a qué le tira Camilo al manifestar su ambición por
llegar al Senado? Rocha nunca lo va a dejar transitar incluso, apuesto, ni a
otro cargo de representación, tendría que traer el aval de Palacio Nacional
para que le abran la puerta y lo dejen jugar a las vencidas.
Pero, si depende sólo de Rocha
Moya, no se ve, por donde, pueda hacer realidad su ambición, incluso, si
tuviera el apoyo de ese pueblo que puso por delante en su acto de presentación.
Pero, no se trata de desanimar a
Camilo a quien se le reconoce su tesón político, a Sinaloa le urgen voces discordantes
para salir de las coordenadas de la polarización y crispación que no cesa y no
cesa, quizá, porque es una estrategia, para tener control sobre la agenda mediática,
pero, ya no da para más, son los mismos temas y hasta los mismos pleitos y
personajes.
Así, que, si Camilo viene a
jugarla en serio tiene por delante una barrera que superar para cambiar el
relato, la narrativa, que domina en los medios de comunicación y eso implica
que su “pueblo” lo vea como un intermediario legítimo y levante alto sus
banderas de lucha.
Porque se agrede y humilla a los periodistas
mientras a los pescadores de la bahía de Topolobampo ya salieron del radar
informativo y nadie los pela en los tres niveles de gobiernos, a los
productores agrícolas que le prometieron comprar su producción se les regaña
por exigir que se les pague el maíz y el trigo entregado y, a los desplazados,
por la violencia, los traen a vuelta y vuelta sin resolver sus demandas. Y que
decir, de las autoridades universitarias, quiere meterlas al tambo.
O sea, insisto, faltan voces que
reivindiquen la deuda con los jodidos, con los pobres del estado, los que no
tienen voz, los humillados y esa, es la tarea de Camilo, si es que no desilusiona,
si viene por un premio de consolación para llevar al final una mejor vida. Qué
es válido, muchos con menos méritos, está en jauja y hasta buscan la reelección,
sin nada, que presumir como para seguir haciendo lo mismo.
Al tiempo.
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