CESARISMO A LA SINALOENSE
CESARISMO A LA SINALOENSE
Ernesto Hernández
Norzagaray
Rubén Rocha Moya, conforme pasa
el tiempo se muestra como un gobernante que pretende hacer de este ejercicio
público una calca de sí mismo, un patrón para que los otros poderes sean a su
imagen y semejanza, una copia a obedecer por los sectores sociales organizados,
una hoja de ruta para segmentos del llamado cuarto poder, unas órdenes estrictas
para los dirigentes de su partido incluso, para el resto de formaciones
políticas y franjas de la sociedad, pues, en su imaginario es el que da y
reparte.
Esta concepción del poder
cesarista, como “forma de ejercer el poder público que consiste en concentrarlo
en una sola persona” aun, cuando, haya otros poderes a este tipo de visiones absolutistas
y frecuentes en sistemas políticos de corte populista y autoritario.
Y es que este tipo de modelo
político busca absorber todas las energías de la sociedad civil y política para
concentrarlas en el titular del Poder Ejecutivo y, si se le deja, termina por
someter todos los activos de la sociedad.
El gobernador Rocha Moya desde
que empezó su mandato capturó el Poder Judicial y el Poder legislativo, a ambos
los puso al servicio de sus necesidades políticas, y no se quedó ahí, fue por el
sometimiento de toda la administración pública estatal que recordemos estaba
compartida con el PAS, alcanzó, además, gracias a errores y corruptelas de sus
correligionarios las alcaldías de los principales municipios del estado, copto
alcaldes y diputados de la oposición y hoy, busca cumplir su mayor obsesión, capturar
a la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Esto ha significado que poco a
poco se vayan perdiendo los contrapesos necesarios en cualquier sociedad
democrática y, ante el debilitamiento o la ausencia de ellos, se perfila la
figura todo poderosa, cesarista, del gobernador.
La semana pasada dio un paso más
en ese propósito cuando convocó a su gabinete de primer nivel para leerles la
cartilla y anunciarles que será él, y solo él, quien decida cuáles funcionarios
podrán aspirar y competir a un cargo de elección popular federal, es decir, la
fórmula al Senado y las siete diputaciones.
Y no paro ahí, habilitó a Enrique
Inzunza su secretario de gobierno y a su ahijado Juan de Dios Gámez, alcalde de
Culiacán, como posibles candidatos a la fórmula al Senado junto con Imelda
Castro, que, en caso de éxito, repetiría, en el cargo senatorial, luego de
pasar por el sin pena, ni gloria.
Así mismo, designó a Graciela
Domínguez y María Inés Parra como candidatas al quinto y séptimo distrito
electoral, dejando, pasmados a quienes seguramente albergaron la ambición de que
podrían ser tomados en cuenta en una promoción federal.
Es decir, de un plumazo pasó por encima de los
derechos políticos de otros aspirantes y, sobre todo, negó a Morena y sus
aliados que vieron desde la barrera sorprendidos, y en silencio, como el
gobernador decidía lo que les correspondería resolver oportuna e institucionalmente.
Esto significa que si algún
miembro del gabinete decide anotarse para competir por esas nominaciones -más,
otras- quedarían prácticamente fuera del gobierno, serían considerados
contrarios (por no decir traidores) a los designios del gobernador y, por lo
tanto, excluidos de las candidaturas locales.
Es decir, Rocha Moya busca tener todo
el poder y, hasta ahora, no hay asomo de reversa y los aspirantes habrán de
estar a la buena de dios para que toque algo en este reparto autocrático, como
sucedió con Gerardo Vargas, alcalde de Ahome, que tiene sexenios deseado ser
candidato al Senado de la República y hoy tuvo que rendirse, conformarse con
aspirar a reelegirse a la alcaldía de Ahome.
Sólo, faltaría, que Rocha Moya cumpliera
aquello del “maximato millanista” y, fuera capaz, pues ganas no le faltan, ponerle
candidatos a la oposición – que, dicho de paso, en aquellos años había más
oposición incluso en 2004 estuvo a punto de ganar la elección de gobernador y
el PAN, logró alcanzar la bancada más grande de su historia con 13 diputados y
varias alcaldías entre ellas, Culiacán y Mazatlán. Esto de ocurrir, sería una calamidad
democrática, el final del sistema de partidos.
Pero, no adelantemos vísperas,
quedémonos en lo que está a la vista, Enrique Inzunza e Imelda Castro o Juan de
Dios Gámez, si no sucede otra cosa, estarían llamados a ser la fórmula
senatorial de Morena y sus aliados y con ello, han quedado a la zaga además de
Gerardo Vargas, Feliciano Castro, Enrique Díaz, Tere Guerra.
¿Qué papel juega Merary Villegas,
líder formal de Morena, en la construcción de esta autocracia sin que nadie
abiertamente lo cuestione? Nada, ella quiere ser alcaldesa, ¿la primera?, de
Culiacán.
Fue invitada a este cónclave como
testigo de piedra y legitimadora de este ejercicio cesarista del poder en Morena
Sinaloa, y su papel, será de simple resorte institucional al servicio de las
obsesiones y decisiones del gobernador.
Lo sorprendente es que estas
decisiones del gobernador las toma en un mal momento para su imagen nacional
luego de los ataques a periodistas, la defensa de un acosador o la confrontación
con liderazgos agrícolas.
Y promueve como cabeza de lista a
Enrique Inzunza quien está señalado como parte de un grupo de acosadores
sexuales dentro de la administración estatal y esa promoción, si no está
acordado con Claudia Sheinbaum, resulta, inimaginable, ver al hoy secretario de
gobierno como candidato acompañando a una candidata que se reclama feminista.
O sea, la apuesta es mayor, y
quiero pensar, que no todo está decidido porque todavía existen contrapesos que
podrían activarse en la política nacional y neutralizar esta autocratización
del poder en Morena por los riesgos que representa para el centralismo que,
como pocos, presidentes, ha ejercido López Obrador y buscaran conservar si
Morena gana la elección presidencial.
En definitiva, el control expansivo
que ejerce el gobernador Rocha Moya sobre los otros poderes públicos, el
sistema de partidos y en general, las instituciones del Estado, no termina y la
resistencia pronto la veremos y si no será en las urnas en junio de 2024 cuando
lo sinaloenses dirán con su voto si quieren más ese tipo de calca.
Al tiempo.
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