LA UAS Y SU PRIMER LUGAR
LA UAS Y SU PRIMER LUGAR
Ernesto Hernández
Norzagaray
La buena nueva para las
autoridades de la UAS llegó está semana desde Inglaterra cuando el Times Higher
Education, una prestigiada revista inglesa dedicada a la evaluación de Universidades
presentó el Ranking Mundial de Universidades 2023 del mundo que revisa el
quehacer de 1, 799 universidades en 104 países y regiones basado en 13
indicadores de calidad que miden el rendimiento en cinco áreas a través de la metodología WUR 3.0: enseñanza (entorno de
aprendizaje), investigación (volumen, ingresos y reputación), citas (influencia
de la investigación), ingresos de la industria (transferencia de conocimiento)
y perspectiva internacional (personal, estudiantes e investigación).
No ha sido una tarea fácil se
calcula que se revisaron 134 millones de citas en 16,5 millones de
investigaciones y, también se tuvo en cuenta las opiniones de 68 mil 402
académicos, que fueron sistematizadas bajo un complejo sistema de respuestas de
manera que no hay forma de alguna trampa o preferencia de quienes hacen la
evaluación. Las universidades mejor evaluadas son la de Oxford seguida por
Stanford, el Instituto de Tecnología de Massachussets y Cambridge -Claro, no
faltará el suspicaz que se preguntara ¿cómo dos de las cuatro universidades más
prestigiadas son inglesas?
Y, bueno, la UAS, felizmente, fue
colocada en el rango general entre 1200 y 1500 posiciones, sin embargo, si bien
se encuentra muy lejos de las cien principales universidades del mundo habrá que
decir que se ubica entre las más destacadas del país sólo por debajo del Tecnológico
de Monterrey y la UNAM, lo que significa mucho, porque está por encima del
resto de instituciones de educación superior mexicanas, entre ellas, la UAM o
la UdeG.
Y mejor aún, ocupa en este
ranking mundial, el primer lugar entre las universidades públicas estatales lo
que indica que algo se está haciendo bien en favor de Sinaloa.
Esta distinción internacional a
la UAS llega en un buen momento para la institución Rosalina y debería ser
primera plana en los principales diarios del estado e insumo de las tertulias
políticas, pero, al parecer no lo es y no lo será, porque gana lamentablemente el
capítulo del día de la telenovela de la sucesión presidencial o la
circunstancia de la violencia local o, peor, la animadversión producto del
relato oficialista que se ha repetido insistentemente en los últimos meses y
que tiene a funcionarios universitarios sentados ante un juez de control
declarando sobre presuntos actos de corrupción.
Sin embargo, el reconocimiento
está ahí, a la vista de todos, y cada uno podrá ver o no verlo, matizar o no
matizarlo, lo cierto es que es un tanque de oxigeno para las autoridades universitarias
que están bajo ataque y, en esas circunstancias adversas, están empeñadas en
demostrar que en la máxima casa de estudios las cosas se han hecho bien y hay buen
manejo de los recursos públicos.
La distinción es y será
seguramente motivo de felicitación de parte las universidades organizadas en la
ANUIES, la subsecretaria de educación superior de la SEP y, si no ocurre otra
cosa, el silencio lamentable de las autoridades del gobierno del estado. Paradoja,
inaceptable, siendo que es un reconocimiento a la máxima casa de estudios de
los sinaloenses.
No hay atisbos de que la
situación vaya a mejorar por el empeño del Gobierno del Estado de someter a la
institución Rosalina e imponer la inconstitucional Ley de Educación Superior del
Estado de Sinaloa más una nueva ley orgánica para la Universidad que lesionar
la autonomía y el relevo de las autoridades universitarias.
Afortunadamente los
universitarios están unidos alrededor del Rector y, cómo hemos sido testigos,
han soportado de todo, las presiones policiales, las inclemencias del clima,
las campañas de desprestigio, las amenazas… que se ha traducido en que asaltar
la UAS tendrá un alto costo político para el gobierno, incluso, si sus
autoridades son destituidas o encarceladas por los delitos de que se le acusan y
que van cayendo uno tras otro.
Que ha sido, sin duda alguna, el
principal freno para no avanzar con la celeridad y el calendario calculado en
el inicio del conflicto.
Ahora, habrá que esperar las
siguientes batallas y ver como se resuelven todos los amparos en el ámbito
federal que en lo que respecta al tema de las auditorias a los recursos propios
y los entregados por la federación.
En tanto eso, sucede, la
Universidad ha seguido su curso poniendo por delante la reforma universitaria
que busca avanzar en los indicadores de calidad y seguir mejorando en los rankings
de desempeño institucional lo que significa trabajar bajo presión y rendir
cuentas a Sinaloa y a la comunidad universitaria.
El reconocimiento de la UAS en
este ranking es inédito en lo que respecta al lugar que ocupa entre las
universidades mexicanas y es insumo de orgullo, materia para seguir avanzando
en el proceso de una mayor institucionalización de sus rutinas.
Los señalamientos que se le hacen
desde el gobierno, por supuesto interesadamente, si son reales o es ficción
política, debe traducirse en transparencia y en todos los procesos de forma tal
que cómo lo recomienda una visión positiva en el manejo de los conflictos
aprovechar la recta y mejorar los servicios que presta nuestra casa de estudios.
El resto, ni duda cabe, es ruido
generado por políticos en el poder incluso por universitarios jubilados que hoy
sirven a otro patrón y no titubean en buscar socavarla para ponerla a
disposición de un proyecto político que busca, cómo sucede con los libros de
texto de educación básica, capturar conciencias e imponer su relato justiciero
lo que significa la pérdida de los principios de libertad que guían la buena
universidad en el mundo.
En definitiva, la distinción que
recibe esta semana la UAS, es a los universitarios que enseñan con nuevos
recursos pedagógicos, hacen investigación frontera, son citados en los nuevos
conocimientos, contribuyen en las actividades productivas del entorno y tienen un
lugar en la globalización de conocimiento esa es la Universidad real, a la que
lamentablemente se le regatea reconocimiento y se le busca debilitarla en favor,
repito, de un proyecto político.
¡Enhorabuena!
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