ESTADO DE CRISPACIÓN

 ESTADO DE CRISPACIÓN

 

Ernesto Hernández Norzagaray

 

Las democracias intrínsecamente son conflicto, confrontación de intereses, regulados por la ley y por medios de comunicación relativamente libres, lo que lleva a que constantemente el conflicto tienda a renovarse y depende de la capacidad del sistema para procesar ordenadamente sus contradicciones. Es decir, resolver civilizadamente los problemas por lo que cuando el sistema no es capaz de regular el conflicto lo que tenemos es una sociedad en constante crispación social y política.

Es lo que estamos viviendo hoy en México. El presidente López Obrador ha hecho de la crispación una estrategia de gobierno donde el púlpito mañanero es una suerte de ventilador que todos los días echa a andar para dispersar temas que alimentan la opinión pública al mismo tiempo que polarizan a la sociedad.

 Y lo mismo ocurre en varios estados gobernados por Morena, en todos ellos no se resuelven los problemas crónicos sino se atiende principalmente la agenda mediática provocando un déficit creciente en la atención de los asuntos públicos.

Rocha Moya, para citar un ejemplo, es el gobernante sinaloense que hasta ahora más votos ha obtenido -aunque, en términos relativos, dista mucho de lo que obtenían los gobernadores priistas del periodo de “partido dominante”(Sartori, dixit) que llegaron a alcanzar más del 80 por ciento de la votación emitida- y esa distinción del hoy gobernador podríamos decir es el momento culminante de nuestra democracia electoral de manera que los votos le otorgaron una gran legitimidad política que debería servir para todo, menos para la crispación social.

Estamos en el segundo año de su gobierno y, con cierta desesperanza, los ciudadanos vemos como se dilapida el bono democrático de las urnas. La captura de los poderes públicos resultaba innecesaria porque pudo establecerse en clave democrática un diálogo entre poderes, sin embargo, todas las decisiones importantes se concentraron hoy en el poder del Ejecutivo.

El Poder legislativo se volvió una correa de trasmisión de los intereses coyunturales del Tercer piso y el Poder Judicial no está lejos de ello, sobre todo, en los casos de las alcaldías de Culiacán y Mazatlán, y en perspectiva de la UAS.

Entonces, en una situación política como la que estamos viviendo, sin una verdadera separación de poderes, lo que tenemos es una sociedad permanentemente crispada por la acción de actores gubernamentales y opositores, que al menos, se sienten perseguidos, cuando no están realmente perseguidos sea por la fiscalía o por los jueces de control.  

Y con esto, tenemos esfuerzos institucionales cada más disminuidos para atender los problemas estructurales del estado: lo vemos con los productores agrícolas que todavía tienen en bodega una parte importante de la producción de granos de este año; los desplazados por la violencia que han creado pueblos fantasmas en la serrana y muchos andan como parias en los centros de población urbanos; la violencia criminal es una noticia recurrente en los medios de comunicación; los universitarios resisten aceptar la armonización de la ley de Educación Superior del Estado por considerarla violatoria de la autonomía; las autoridades de las escuelas particulares dicho por el gobernador no quieren utilizar los nuevos libros de texto; las escuelas públicas que se encuentran en mal estado y no se les permiten a las escuelas solicitar cuotas para atender la problemática que afecta a sus hijos incluso, funcionarios estatales que si no obedecen ordenes deben abandonar sus empleos en perjuicio de sus familias. Y que decir, del sistema de salud…

En fin, un racimo de problemas que cientos de miles de sinaloenses sufren y ven pasmados cuando se desaprovechan los recursos escasos en litigios mediáticos, sin saber, cuándo se les va a poner un alto.

Está semana, por ejemplo, los sinaloenses desayunamos, comimos y cenamos noticias del interminable conflicto que sostiene el gobierno del Estado con la UAS, luego de las audiencias, donde se vinculó a proceso al rector Jesús Madueña -a quien no se le inhabilitó, sospecho, para evitar complicar más la situación con grandes movilizaciones- a él y a un exrector y un grupo de funcionarios.

Y, también, se nos recetó la eventual rehabilitación de Jesús Estrada Ferreiro quien fue desaforado como alcalde de Culiacán y que se esperaba el miércoles pasado el TEPJF resolviera a su favor, sin embargo, inexplicablemente, el tema se bajó del orden del día de la sesión de los magistrados y para cerrar estos días crispados la COEPRISS decidió clausurar dos negocios de expedición de alimentos del otrora aliado del gobernador Héctor Melesio Cuén, líder del PAS.

Y ya veremos los temas del fin de semana y de la semana que entra. Entonces, volvemos a lo básico, la política democrática, la que dan los votos debe servir para resolver problemas no para generarlos

En este escenario explosivo llegó está semana al estado Claudia Sheinbaum, la hoy coordinadora nacional para la defensa de la 4T, y, quizá, su presencia pase desapercibida por los temas que hoy dominan el relato de los medios de comunicación.

Que, podría, representar un añadido a que en Sinaloa la encuesta para definir coordinador nacional de Morena arrojó que Marcelo Ebrard salió parejo con Claudia y, eso, se explica por el nivel de tensión y que ha dividido el morenismo entre claudios y marcelos.

Claro, se compensa dirán algunos en los círculos oficialistas, con las nuevas adquisiciones de ex priistas y panistas a los que Sheinbaum vino a tomar protesta como morenistas pintos siendo una mezcla que para muchos morenistas causa malestar porque en el pasado inmediato estos representaron lo que lucharon en contra.

Y esto, podría crecer exponencialmente, cuando se definan las candidaturas para competir en las elecciones concurrentes de 2024 y aparecen como candidatos las nuevas adquisiciones.

En suma, la crispación política, si bien es un residuo natural de las democracias producto del nivel de debate público, cuando eso lleva, a la toma de decisiones, donde se prioriza el conflicto sobre la solución de los problemas estructurales es una deformación que termina afectando al gobierno y la sociedad y, sin duda alguna, a quienes aspiran a continuar el proyecto dominante para seguir tomando las decisiones políticas.

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