LA OBSESIÓN
LA OBSESIÓN
Ernesto Hernández
Norzagaray
Jesús Madueña Molina, Rector de
la Universidad Autónoma de Sinaloa, llegó en compañía de sus abogados y cientos
de universitarios puntualmente el pasado lunes a la sede Regional de Justicia
Penal Acusatoria y Oral donde lo esperaba, para una audiencia, el juez de
control Adán Alberto Salazar Gastélum.
La acusación que pesa sobre el
rector Madueña Molina y Robespierre Lizárraga, abogado general de la UAS, es
por el presunto delito de abuso de autoridad por haber impedido que miembros de
la Auditoria Superior del Estado realizará una investigación de los recursos
que el gobierno del Estado entrega a la institución universitaria.
Hay que establecer que la UAS
recibe regularmente aportaciones de la Federación, del gobierno del estado y
los recursos que genera la propia institución en el marco de su autonomía.
La UAS, ha dicho que el gobierno
del Estado no tiene competencias legales para auditar el recurso federal ya que
es la Auditoria Superior de la Federación a la que le compete revisar el uso
del financiamiento que le otorga, además, la Auditoria Superior del Estado no
puede auditarla porque en 2022 no recibió aportaciones del gobierno estatal y,
en cuanto a los recursos propios, estos son auditados por el Rectoría y la
Contraloría interna en el marco de su autonomía.
Los fiscales del gobierno del
Estado por su parte argumentan “que cuando los recursos no están etiquetados, y
aunque provengan de la Federación, el gobierno estatal tiene la facultad de
utilizar esos recursos a discreción (sic) y por ello, es que la ASE
tiene la facultad de auditarlos” sin soportar jurídicamente esta afirmación,
además, agregan, que la UAS si ha recibido dinero del gobierno del Estado y
prueba de ello, son los 2 mil 500 millones de pesos de la federación y,
también, estaría “la solicitud y evidencia del pago de un préstamo que
firmó el propio Rector Madueña Molina” que está claro es un préstamo pagado.
Ante esta acometida de la
Fiscalía del Gobierno del Estado procesada por el juez de control, los abogados
de la UAS presentaron dos amparos que impiden realizar esa auditoria a la UAS,
los mismos que fueron desechados y, Salazar Gastélum, vinculó a proceso a
Madueña Molina estableciéndole medidas cautelares lo que abre un espacio para abundar
la investigación de la Fiscalía.
Así mismo, el juez concedió a esta
un periodo de tres meses y regresar a la audiencia intermedia el 21 de
noviembre.
En resumen, esto es lo que
aconteció en la maratónica sesión del lunes pasado que se celebró en la sede Regional
de Justicia Penal Acusatoria y Oral Centro.
La defensa de la UAS a primera
vista ha sido más consistente que la Fiscalía siguiendo a pie juntillas lo que la
ley otorga a las universidades públicas en el marco de su autonomía y, prueba
de ello, son los innumerables amparos que se le han otorgado a los
universitarios y los dos que mencionó la defensa y que mantienen en suspenso la
legalidad de la auditoria que pretende hacer la ASE a la máxima casa de estudios
de los sinaloenses.
Si no fuera así, los triunfos
legales, estarían del otro lado, lo cual no está en esa dirección y es por eso por
lo que los fiscales se saltan el suspenso en que están las decisiones de los
jueces federales en materia de competencias y autonomía.
No hay que olvidar que este
problema se originó cuando el Congreso del Estado votó mayoritariamente la versión
local de la Ley General de Educación Superior y en esa “armonización” constitucional
lesionaba la autonomía de las tres universidades públicas del Estado, aunque,
con una clara dedicatoria para la UAS, la que inmediatamente acusó de recibido e
inició la defensa legal de la institución.
Ante las derrotas legales del
Congreso del Estado llevaron a tener en suspenso la reforma a la ley orgánica de
la UAS y la estrategia gubernamental dio un giro mediático, poniendo el énfasis
en presuntos actos corruptos de funcionarios universitarios buscando ablandar al
grupo dirigente universitario, sin embargo, la Universidad siguió en la
estrategia de defensa jurídica, sin entrar todavía a los señalamientos de
corrupción que es materia de otra audiencia y donde se deberán deslindar responsabilidades.
Y eso ha llevado a que la
Fiscalía busque acelerar el proceso a través del juez Salazar Gastélum y acorde
a las necesidades de un calendario antes que jurídico, político, ya que si
fuera estrictamente jurídico estaría a la espera de lo que resolviera el juez
federal en materia de competencias y autonomía universitaria.
Las muestras de apoyo al Rector Madueña
Molina y, al abogado general de la UAS, Robespierre Lizárraga han sido masivas,
espectaculares y emotivas, tanto en la calle como sucedió el pasado 1 de mayo,
como en los plantones sostenidos los días de audiencia en los accesos a la sede
judicial.
Ambos son una buena muestra de la
capacidad de movilización de los universitarios y, si lo vinculamos a las
palabras del Rector Madueña que convoca a la comunidad universitaria para “tomar
las armas” y salir defender la autonomía está optando por combinar la vía jurídica
con la política y es de esperar que en las próximas días, semanas y meses la movilización
serán la constante como sucedió durante aquellos seis meses de lucha contra el gobierno
de Toledo Corro que buscaba lesionar la integridad universitaria.
Y eso podría significar empatar
con otros sectores agraviados y, sobre todo, con el proceso electoral concurrente
que en mes y medio estará en marcha, y llama ya a alianzas con actores sociales
y políticos, y una de ellas es con el PAS que ha roto la relación con Morena, o
viceversa Morena con el PAS, y ahora está la cercanía de Héctor Melesio con liderazgos
nacionales del Frente Amplio por México en clave de la regla virtuosa de que política
es suma.
En definitiva, los acontecimientos
de esta semana demuestran que la obsesión autocrática que domina el tercer piso
de gobierno ha llegado al punto más alto desdeñando la fase procesal federal y,
sobre todo, la política para conciliar y animar una transición tersa en la
máxima casa de estudios y esa ausencia democrática prepara la hoguera para encender
más la llama de la discordia, el encono, la confrontación y el desaliento
dentro y fuera de la Universidad.
Por eso, y más, la prudencia
llama a parar la embestida y sentarse a dialogar las partes y evitar desbordar esta
disputa por el control de la UAS.
Al tiempo.
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