¿QUIEN VA GANANDO EL DIFERENDO?
¿QUIEN VA GANANDO EL DIFERENDO?
Ernesto Hernández
Norzagaray
El 11 de mayo de 2022 se hace
pública la salida de Héctor Melesio Cuén Ojeda de la secretaria de Salud bajo
el argumento de que ningún funcionario del nuevo gobierno del Estado debía
tener demandando a ningún periodista y eso aplicaba a favor de Teresa Guerra,
la hoy flamante secretaría de la Mujer.
Y el 15 de febrero de este año se
aprueba por amplia mayoría en el Congreso del Estado la nueva ley de Educación Superior
del Estado que en el proceso de armonización tuvo añadidos que, según las
autoridades universitarias, violentan principios constitucionales.
Dos eventos aparentemente
diferentes: uno, del ámbito de la administración pública y el otro, del
legislativo estatal. Sin embargo, ambos tienen la misma matriz que es el
propósito del nuevo grupo de poder estatal, el morenismo-rochista, alcanzar el
control absoluto de las instituciones del estado y eso pasa por desplazar al
PAS, su aliado preferente en las elecciones de 2021 e ir por la UAS.
O sea, no se trata de un simple
desplazamiento de un funcionario público o el decreto de una nueva ley
universitaria sino la configuración del nuevo grupo gobernante.
En estos dos temas hay que
decirlo existe una concepción del poder. Una interpretación basada en el
principio maquiavélico de que “el poder no se comparte, se ejerce” contraviniendo
los discursos de campaña de que habría cogobierno en esta administración.
Y eso, en el sentido más puro, significa
hacer a un lado a aliados electorales, compañeros de viaje, amistades, familias
para configurar un nuevo sistema de relaciones y lealtades acorde con los fines
de este poder con pretensiones autocráticas.
Eso explicaría muchas de las
decisiones que se han tomado en el tercer piso del Palacio de Gobierno. Lo
hicieron al tener la mayoría absoluta del Congreso del Estado y el Poder Judicial,
al capturar las dos principales alcaldías del estado para que el gobernador pusiera
ahijados políticos y cuando cooptaron alcaldesas de municipios rurales y
promovieron el transfuguismo político y parlamentario, además, de tener control
sobre varios medios de comunicación bajo la máxima de quien no esté de acuerdo “pase
a revisar su convenio” en la secretaria de Gobierno.
Y solo faltaría para satisfacer
está ambición de poder autocrático el control absoluto del espacio electoral y
la Universidad Autónoma de Sinaloa. Y eso pasa por neutralizar a Héctor Melesio
Cuén y su partido que ha ido de reducir su representación política producto de
la alianza electoral entre Morena y el PAS, hasta iniciar desde las
instituciones una persecución judicial contra él y su familia, pasando por destruir
la alianza política que Cuén sostenía con la “corcholata” Adán Augusto López
Hernández, el secretario de Gobernación, quien ya cayó en las encuestas de
intención de voto.
A Héctor Melesio, es imposible no
vincularlo a la UAS, parte de su poder está en el tejido de relaciones que ha
articulado en la institución rosalina de manera que ha construido un grupo universitario
poderoso solo comparable con el que creo el recién fallecido Raúl Padilla en la
UdeG.
O sea, estamos ante una confrontación
de grupos de poder que podríamos definir en la ecuación autoritarismo versus
cacicazgo. Al gobernador y a los legisladores morenistas nunca les preocupó la
Universidad y la mejor prueba de ello es la alianza electoral con el PAS en
2021. Aprovecharon la estructura político-universitaria para obtener el triunfo
electoral. Y ya en el poder, actúan de acuerdo con el sello de la marca de
Morena. O mejor, la de López Obrador.
La confrontación como mecanismo de
sometimiento. Sin embargo, a un poco más de un año de la salida de Cuén Ojeda
de la secretaria de Salud y los sucesivos golpes mediáticos y jurídicos que ha
venido recibiendo el exrector sigue haciendo trabajo político con las bases del
PAS preparándose para las definiciones políticas que habrán de aparecer en los
próximos meses en Morena, pero también en la oposición.
Sólo en caso de prosperar las demandas
judiciales y que estas culminen con su detención podría poner un freno al activismo
de Cuén Ojeda. Pero, igual, podría convertirlo en la primera víctima de este
gobierno con pretensiones autocráticas. Bastaría ver cómo avanzan los juicios
de los alcaldes morenistas defenestrados para darse cuenta de que se impone más
la búsqueda de la intimidación que la aplicación de la ley. Hay cálculo político
en estas decisiones que se retrasan hasta porque se le sube la presión arterial
a un abogado del acusado.
Y lo mismo sucede con la UAS,
donde desde febrero -hace tres meses y medio- los ataques han sido rutinarios, sistemáticos
de mayor o menor calibre, el caso es no soltar el tema. Uno tras otro. Y la
respuesta de las autoridades universitarias es que están siguiendo la vía legal
como defensa lo que significa ganar tiempo tanto en la legalidad de la reforma
como en las denuncias contra directivos.
Incluso, la UAS, para aprovechar
el tiempo ha puesto en marcha su propio proceso de reforma institucional que a
decir por el rector Madueña Molina de ahí y en el marco de la autonomía, habrá de
salir una batería de reformas institucionales que se presentaran ante el Poder
legislativo para que resuelva sobre su legalidad.
Entonces, intentando dar
respuesta a la pregunta que nos formulamos a manera de título, habría que decir
que a pesar de tener el gobierno una ventaja mediática hay titubeos en las
decisiones político administrativas seguramente por razones políticas y lo que existe
en el ambiente, son las amenazas recurrentes de detención del rector Jesús
Madueña y Robespierre Lizárraga, el director jurídico de la Universidad, sin
embargo, la postura del rector ha sido clara de que prefiere ir a la cárcel que pasar a la historia como el
rector de cedió la autonomía universitaria.
En definitiva, a más de un año, no
hay ganador, ni perdedor, están en el limbo de lo jurídico y todo permite
sospechar que el diferendo terminará en un empate técnico de manera que probablemente
pasadas las elecciones de 2024 podría reeditarse lo que estamos viendo y
viviendo desde hace un año por aquello de los distractores mediáticos, aunque,
para algunos observadores, la salida negociada está abierta para transitar a la
Universidad que está en la nueva ley inconstitucional. Al tiempo.
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