IMELDA, RÁUL Y EL INAI
IMELDA, RÁUL Y EL INAI
Ernesto Hernández
Norzagaray
¡No sirve para nada!, afirmó categórico
el presidente López Obrador en una conferencia mañanera refiriéndose al
Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI).
Antes de esa declaración terminante
había dado instrucciones a Adán Augusto López Hernández -el secretario de
Gobernación- para que comunicara su postura a los senadores morenistas y la
indicación precisa de que evitaran nombrar a los dos comisionados que hacen
falta para tener completo el pleno del Instituto.
Evidentemente la decisión de
bloquear la integración del INAI se suma a los ataques que desde el pulpito
presidencial se han emitido en contra los organismos autónomos del Estado
mexicano.
Este ataque cobra particular
importancia porque es este instituto el que garantiza la información y la
transparencia en la operación del gobierno.
Es decir, si usted lector o yo
como analista político, necesita información de alguna dependencia de gobierno
para la toma de una decisión de interés público, o privado, podemos por medio
de este instituto solicitarla y en un tiempo perentorio recibirla.
Entonces, resulta pertinente la
pregunta ¿a quién podría afectar que alguien solicite información y se sienta
dañado?: Sencillo, a los que tienen algo que ocultar y buscan evitar que se
haga pública esa información.
No es casual que la postura del
presidente López Obrador se conozca cuando se hace público el fraude de la
empresa estatal de Segalmex por la extraordinaria cantidad de 15 mil millones de
pesos que esta desaparecida y se rumora que podría servir para algunas
construcciones privadas en el sureste mexicano.
Y, todas ellas gracias, a la
investigación hecha realizando solicitudes de información al INAI.
Lo sorprendente es que los
senadores que todos los días se lavan la boca con una buena dosis de democracia
aceptan acríticamente la indicación del presidente que ha estado empeñado en
destruir instituciones públicas.
Y son ellos los que primero
negociaron los nombramientos por la vía de reparto de cuotas y cuando les
tacharon la plana en Palacio Nacional decidieron abstenerse de nombrar a los
dos comisionados.
En esa tesitura bloqueadora están
los senadores sinaloenses: Imelda Castro y Raúl Elenes, al menos que ellos
demuestren lo contrario.
Su estilo de hacer política hasta
ahora ha sido obedecer al presidente por más insensatas que sean sus posturas
en materia de instituciones.
Ahí está, recordemos, su voto a
favor de la militarización del país, la reforma electoral y el llamado Plan B…
que están en franca reversa.
Y es qué dicho de paso, la
Suprema Corte ha venido echándolas atrás por su inconstitucionalidad lo que ya
sabía, pero siguieron de frente para “ganar” tiempo.
Y, aun así, ahí están de nuevo,
dispuestos a obedecer algo que a todas luces es inconstitucional como viene
siendo quitar dos pies a la mesa del INAI.
Claro, escucharemos a Imelda y a
Raúl, con su retórica cuando justifiquen lo injustificable de su jefe político
que repito está empeñado en afectar las funciones de los órganos autónomos.
Ya lo decía en otra colaboración
sobre estos senadores sinaloenses, salvo que demuestren lo contrario, que se
niegan a sí mismos por ese ánimo arribista de permanecer “activos” en la
representación pública.
No hay en ellos un prurito de
vergüenza política que les permita ganarse el respeto de los ciudadanos y sus
representados.
Sacudirse la percepción que son
más de lo mismo, los levanta dedos que siempre han estado en la representación
política como la forma de sobrevivir y estar en el ánimo hoy de López Obrador y
mañana con el que lo releve sea propio o de la oposición.
Ricardo Monreal, por lo pronto,
ya balconeo a todos los senadores morenistas y aceptó que su liderazgo está en
caída y en relación directamente proporcional a la servidumbre que ofrecen
estos representantes populares a las “corcholatas” de su partido.
Así que, no hay futuro con este
tipo de senadores para la salud del INAI y habrá que esperar como resuelve la
Corte la acción de inconstitucionalidad y, eventualmente, si tiene competencias
otra instancia para nombrar a los comisionados faltantes.
Lo que ya quedó claro es que
Imelda y Raúl, no tienen el valor que dicen tener, para decirle al presidente y
a sus compañeros, qué en materia de desmantelamiento de instituciones ¡No
cuenten, conmigo!
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