LAS CLASES MEDIAS ROSAS
LAS CLASES MEDIAS ROSAS
Ernesto Hernández
Norzagaray
El valor de la democracia es un
valor vinculado especialmente a la clase media, sea por su nivel educativo,
ingreso y grado de politización.
Y eso se confirma, en esa gran
masa que se manifestó en las más de cien ciudades de México y el extranjero en
defensa del INE, el voto libre y secreto y la Suprema Corte de Justicia de la
Nación.
Basta ver su estética y los
atuendos para darse cuenta de que la mayoría de los movilizados eran miembros
de las clases medias aun cuando podría haber de los arriba y los de debajo de
ese parámetro.
Este es un dato sociológico no
menor porque significa donde está el principal eje del malestar de la sociedad
mexicana.
Las clases medias son las que
están en el sector de los servicios sea en la burocracia pública, en los medios
de comunicación, en las escuelas y universidades, en la iniciativa privada y es
la aspiración de muchos de los que están abajo por subir a través de la
educación, el esfuerzo y hasta a través del crimen.
Es decir, en un sector
estratégico de la vida pública porque desde ahí se irradia potente al conjunto
social y también, es uno de los conjuntos sociales, que por su sensibilidad social
es la que en convocatorias de elecciones son las que más salen a votar sin otro
incentivo que mantener y mejorar el estado de cosas.
Se podrá decir que por eso es
conservadora, pero, hay un equívoco, las clases medias por su nivel de
información también suelen ser las más rebeldes.
Vamos, son las que nutren a los
partidos en el más amplio espectro de la geometría política y hacen ideología y
programas.
Claro, se dirá, hay de clase
media a clase media, y es muy cierto, los hay ideológicamente conservadores
como ideológicamente revolucionarios.
Pero, la media, de esa gran
manifestación ocurrida el pasado domingo me atrevo afirmar que es una clase
media “calmada” a la que no le gusta dar paso sin huarache y le disgustan los
discursos extremistas y polarizantes, menos, todavía, los desplantes
autoritarios, no de gratis la mayoría de ellos, aun cuando hayan votado por
AMLO, ya no lo soportan y quieren que se vaya ya (basta, escuchar el largo y
sonoro, ¡Fuera AMLO¡, que se escuchó en el zócalo de la Ciudad de México).
AMLO, habiendo tenido al sector
de la clase media de izquierda la ha ido perdiendo paulatinamente y no se ve
como podría recuperarla para su movimiento.
Será el desafío de quien sea el
candidato de Morena y en lógica de capitalizarla, el gran desafío de la
oposición.
No veo como lo pueda hacer un
Adán Augusto o una Claudia que se han mimetizado en el discurso del presidente
López Obrador y eso, abona, en favor de Marcelo Ebrard y en algo pero remoto a
Ricardo Monreal.
Pero, igual, el presidente no
sabe de correcciones políticas ni siquiera por razones tácticas y es casi
seguro que mantendrá una suerte de “fuga hacia adelante” combinando discurso,
clientelismo, alianzas y lo que quede del Plan B luego que resuelvan los
ministros de la Corte.
Y eso permite ver en el horizonte
electoral una escena de polarización nunca vista en una elección y eso, no es
una buena noticia, porque el gobierno usara todos los recursos que tiene a su
alcance para conservar el poder.
Y en 2021, en las elecciones
estatales de 2021, eso significó en materia de alianzas para amplias regiones
del país, y muy especialmente la costa del Pacífico, que el crimen organizado
se haya metido de lleno en la definición de candidatos, las campañas y la
jornada electoral.
Lo que ahora, estará en
entredicho, si se aprendió una enseñanza que deja no sólo el juicio de García
Luna sino el gobernador Roberto Sandoval y su procurador Veytia que han perdido
la libertad por esos vínculos mafiosos.
En definitiva, un sector
importante de las clases medias han decidido rechazar lo que representa AMLO y se
han puesto en actividad para dejar de ser observadores y volverse activos de un
movimiento que está en curso de transformarse en un movimiento social que
refrenda su papel transformador que se manifestó en 1988, 2000 y 2018.
Al tiempo.
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