¡VAMOS TODOS A LA REPÚBLICA!
¡VAMOS TODOS A LA REPÚBLICA!
Ernesto Hernández
Norzagaray
El título de este artículo no es
un artilugio verbal, ni tampoco un juego de palabras, es un llamado a la
ciudadanía a participar este domingo en una de las concentraciones que se
celebraran en las plazas del estado de Sinaloa (Ahome, Culiacán y Mazatlán) en
defensa no sólo del INE, sino de todas las instituciones autónomas que son el
pilar de nuestra democracia.
Y para celebrarla que mejor lugar
en Mazatlán, que la emblemática Plazuela de la República, la plaza pública por
excelencia del puerto, escenario privilegiado de las mejores manifestaciones del
largo proceso de cambio democrático.
En esa explanada y su bello quiosco
alemán que data de 1909 -donado a la ciudad por la familia Melchers-, José
Ferrel, el periodista sonorense, que colaboraba con el diario liberal El Correo
de la Tarde, inicio ahí su cruzada como candidato de la oposición contra el gobernador
Francisco Cañedo y su candidato Diego Redo, epígonos locales de la dictadura porfirista
en el estado.
Y fue necesario, un fraude
electoral, el primer gran fraude, para derrotarlo y de esa manera buscar eternizar
en el poder a Redo y su séquito de poderosos.
Francisco I. Madero, que en ese
entonces recorría el país con la máxima de “Sufragio Efectivo, no Reelección” mientras
en Mazatlán se organizaban los clubes maderistas que buscaban dotar al estado
de un sistema democrático que no logró cristalizar cuando asume la presidencia
de la República por el breve tiempo que le toca dirigir un país en llamas.
Estalla la revolución y viene la
traición de Victoriano Huerta, lo que provoca que Mazatlán entre finales de
1913 y agosto de 1914, viva un cerco militar y provoque una hambruna y la
constante zozobra por el pertrecho delahuertista y el acecho de las fuerzas constitucionalistas
más, la de los militares estadounidenses y japoneses, que desde sus
embarcaciones artilladas y ubicadas frente a Olas Altas seguían el curso de los
acontecimientos para proteger los intereses de sus países y connacionales.
Afortunadamente, está presencia
no llegó a mayores, y los constitucionalistas encabezados por Álvaro Obregón,
Rafael Buelna, Juan Bonilla y Juan Carrasco, entre otros, terminaron echando a
los delahuertistas y muchos de ellos, quedaron sin vida, en el patio de la
antigua Aduana, hoy oficinas del SAT, y sobre la playa de Olas Altas.
Con ello, terminaba en Sinaloa la
dictadura de Porfirio Díaz y Francisco Cañedo, iniciaba así la etapa
constitucionalista y se construyeron las primeras instituciones entre ellas las
que, con todas las reservas que se le quieran poner, permitirían la libertad
para elegir a sus gobernantes a través del voto.
José Vasconcelos estuvo en la
plaza de La República, lo narra en su obra autobiográfica, cuando en 1929
realiza su campaña por la Presidencia que buscaba terminar con la época de los
caudillos revolucionarios y llevara al país a un destino democrático al
fracasar, deja su impronta democrática a las generaciones futuras.
Y de esa manera, México, inicia
la larga andadura democrática, en medio del autoritarismo que a finales de los
años setenta daría pie a la primera reforma de gran calado y a la constitución
de un nuevo sistema de partidos políticos que habría de traer la paulatina
desaparición del partido de Estado y con ello, los procesos de alternancia
política.
Sinaloa, vive un singular proceso
de cambio con las movilizaciones de los años ochenta por la defensa del voto, muchas
de ellas se escenificaron en la Plazuela República, teniendo como protagonistas
a personajes del calibre de Manuel Clouthier y Cuauhtémoc Cárdenas.
Y en 1989, Mazatlán tiene la primera
alternancia en el estado y una de las primeras del país. De esa manera se fue
desdibujando el otrora poderosísimo PRI y, en el 2000, el país vivió la primera
alternancia en el cargo de presidente con el panista Vicente Fox.
La Plazuela de la República
sería, en aquel momento festivo, escenario de concentraciones de militantes
políticos y el pueblo en general, que veía con alegría la derrota del PRI y la
esperanza de que el PAN hiciera un buen gobierno.
Imposible, además, no recordar el
lugar que ocupa la Plazuela La República en las luchas universitarias contra la
Junta de Gobierno, el rector Gonzalo Armienta Calderón y el gobernador Antonio
Toledo Corro, cómo escenario de mítines ardientes y huelgas de hambre, cuando en
1982 intentó fallidamente quitar las escuelas preparatoria de la UAS y
entregarlas al naciente sistema Cobaes.
No menos, sonoro, fue el acto de festejo
en ese lugar del triunfo de la coalición de izquierda “Juntos haremos historia”
que llevó a Andrés Manuel López Obrador y más tarde, a la gubernatura del hoy
gobernador Rubén Rocha Moya, de quienes muchos sinaloenses esperamos la
profundización democrática a través del fortalecimiento de las instituciones.
Nunca a través de su negación que
tienen movilizados a millones de mexicanos para evitar que se desmantelen las
instituciones de la democracia y menos volver a instalar en el país un nuevo
partido de Estado.
Por eso, la importancia de que
todos los ciudadanos nos concentremos en las plazas -como habrá de suceder en más de cien ciudades
de dentro y fuera del país- y donde a una sola voz se exigirá: “el INE no se
toca, mi voto no se toca, la Corte decide” y en ese tenor, que el gobierno
obradorista, detenga su cruzada contra las instituciones de la democracia
mexicana.
Así, la Plazuela de la República,
volverá a ser escenario de la lucha ciudadana y democrática por encima de
colores partidistas y, con un solo objetivo, conservar lo avanzado
democráticamente e impedir que se aplique el anticonstitucional Plan B en las
próximas elecciones por lo pronto, felizmente, la esencia de este plan anticonstitucional
queda suspendido en las elecciones estatales del Estado de México y Coahuila.
Y lo que se exige, es que tampoco,
se utilice en los comicios de 2024, donde se elegirá nuevo presidente para de
esa forma garantizar que los votos se cuenten y cuenten bien, y de esa forma, seguir
contando con gobernantes legítimos productos del ejercicio de votar y ser
votado.
¡Vamos, La República nos espera!
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