EL HEREDERO
EL HEREDERO
Ernesto Hernández
Norzagaray
“No
estamos jugando a reformar el capitalismo,
estamos
haciendo la revolución socialista.”
Froilán
Rendón, guerrillero sinaloense caído a los 20 años.
Aquella mañana fría del 16 de
enero de 1974 el común de Los “culichis” hacia su rutina diaria y no imaginaba
lo que momentos después vendría y alteraría la vida en las calles de Culiacán con
la Jornada Nacional de Agitación y Organización de masas a la que había llamado
la dirección de la Liga Comunista 23 de septiembre (LC23S).
A este ejercicio insurreccional se
le llamó Asalto al Cielo como un homenaje vivo a la Comuna de Paris de 1871
cuando obreros socialistas y anarquistas, gobernaron lo que posteriormente se
llamó Ciudad luz. Aquel gobierno
libertario fue por un periodo de 60 días constituyendo el primero de este tipo en
la historia de la humanidad.
Los dirigentes de la LC23 de septiembre
haciéndole honor habían decidido hacer un ejercicio insurreccional en la
capital sinaloense con su expresión local el llamado grupo de los “enfermos”,
esto es, jóvenes ultraizquierdistas que respondían a sus detractores con un:
¡Sí, estamos enfermos del virus rojo del comunismo, y no hay medicina que nos
cure!
Acción que tuvo una épica y provocó
la reacción violenta de las fuerzas de seguridad del Estado con las
consiguientes detenciones, tortura, muerte y clandestinidad entre estos jóvenes
que participaron y pertenecían principalmente al Tecnológico de Sinaloa, la Normal
y las Casas de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa que tenía por
nombre el de un joven revolucionario que participó en la gesta de 1910: Rafael
Buelna Tenorio y la otra la del guerrillero guerrerense: Genaro Vázquez.
En aquellas jornadas donde se
movilizó a campesinos, jornaleros, trabajadores urbanos, profesores y
estudiantes, hombres y mujeres, han transcurrido 48 años y ocho meses y hasta
ahora ha sido materia de historiadores que han documentado los hechos de aquel
día tan significativo para la historia política de Sinaloa y la izquierda
radical -Así lo registra el historiador sinaloense Sergio Arturo Sánchez Parra
en el libro Estudiantes en Armas (2012), y más recientemente, 'El 68 en Sinaloa. Una juventud en
lucha por la democracia' (2018).
La Quincena y el diario digital 15Diario,
medios de comunicación regiomontanos han hecho un esfuerzo para animar una
reflexión a los 50 años de la muerte de Raúl Ramos Zavala, ideólogo y fundador de
la Liga, pero también recuperación de aquellas acciones, movimientos, teorías, lugares
y personajes que son indispensables para comprender lo ocurrido en los años de
lucha armada.
La jornada del Asalto al Cielo hay
que inscribirlo en un proceso internacional marcado por la crisis del modelo
democrático en los países desarrollados que desembocó en los movimientos
estudiantiles de Paris, Berlín, Berkeley, Kent y, con otra dinámica en México
en 1968, producto de un régimen político autoritario que llevó a una
radicalización de sectores sociales que llegaron a la conclusión política de
que en México “estaban cerradas las puertas a la vía democrática” y, por lo
tanto, las fuerzas progresistas y revolucionarias estarían llamadas a tomar las
armas para lograr la democracia incluso el socialismo.
Evidentemente después de la
masacre del movimiento estudiantil de 1968 y la represión en contra de los
estudiantes en junio de 1971, además, de otras expresiones de lucha social en
distintas regiones del país, el sistema político era incapaz de procesar ordenadamente
las demandas que tenía el llamado “orgullo de la revolución mexicana” que eran
las clases medias y opta por la represión como mecanismo para conservar el
control político.
En Sinaloa, estaba fresco el movimiento
de apoyo al movimiento estudiantil de 1968 y el repudio a los actos represivos
de la primavera de 1971, incluso, de manera particular, la lucha en 1972 contra
la imposición del rector Gonzalo Armienta Calderón.
Solo que el movimiento estudiantil
estaba dividido entre los “reformistas” del PCM y el grupo José María Morelos, mejor
conocido como los “Chemones” y un sector “revolucionario" de estudiantes
conocidos como los “enfermos” que proclamaban “no queremos reforma, queremos
revolución”, lo que llevó al enlace con la LC23deS y aquella radicalización convirtió
a la Universidad en un campo de batalla donde algunos de estos estudiantes
perdieron la vida.
El Asalto al Cielo se convirtió
entonces en una suerte de catalizador de las posturas políticas que existían en
la UAS y la deriva represiva que terminó por eliminar al sector más
radicalizado abriendo espacios para que la Universidad retomara paulatinamente sus
funciones sustantivas aun cuando duraría al menos una década para estabilizarse
reduciendo la fuerte dosis de radicalización política e ideologización.
Y, además, luego de la reforma
electoral de 1978, muchos activos de aquel movimiento radical encauzaron sus
energías hacia el lucha democrática como fueron los miembros del PCM que en 1979
lograron el registro electoral y los “Chemones” se habían integrado al PMT para
desde ahí hacer política nacional, incluso, el ala radical, los llamados “enfermos”,
entró a un proceso de “rectificación” formando la Corriente Socialista y, más
tarde, el Partido Patriótico Revolucionario, que terminarían convergiendo con
sus antiguos adversarios ideológicos en el Partido Socialista Unificado de
México.
Este proceso que va del
radicalismo ultraizquierdista hacia la democratización del sistema político
mexicano es el gran tránsito que se vivió en el último cuarto del siglo pasado
y en especial, el proceso de agregación política que va dando forma a la metamorfosis
del cuádruple PCM-PSUM-PMS-PRD que haría una gran contribución a la dinámica de
cambio en el país.
Entonces ¿Cómo entender la
transición y la alternancia democrática sin considerar la contribución de la
izquierda desde varios frentes a las instituciones que hoy tenemos? ¿Cómo no
apreciar su contribución al pluralismo político? ¿Cómo desdeñar su papel en los
procesos de alternancia que se vivieron en los estados hasta llegar a la presidencia
de la República? Incluso, ¿la dinámica agitada que terminó favoreciendo la
llegada a la presidencia de AMLO?
Hablar del Asalto al Cielo, significa
comprender que el proceso de cambio político no sólo es producto de las grandes
movilizaciones de los años sesenta sino también de las rupturas que dieron
forma a organizaciones antisistema y terminarían haciendo su singular contribución
a la vida democrática, incluso, en perspectiva, el proceso de desmantelamiento de
instituciones democráticas y la militarización que hoy estamos viviendo, significa,
traición de un gobierno que se jacta de ser heredero de aquellas causas que
desde la política y las armas pugnaron con su vida por un mejor país, un país
más democrático.
En definitiva ¿qué pensaría el joven
Froilán Rendón si viviera y supiera que un gobierno que se asume de izquierda hoy
lucha con todo por militarizar el país?
Al tiempo.
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