SINALOA BLUES
SINALOA BLUES
¡Qué semana!, la que han vivido las
personas que viven en el norte de Sinaloa. El Sí en la mayoría de las
comunidades indígenas para que se instale la planta tóxica de amoniaco en el
sitio Ramsar de la bahía de Ohuira, la detención del escurridizo Rafael Caro
Quintero en los montes del municipio de Choix y, a las horas, la caída de un
poderoso e imbatible Black Hawk UH 60M sobre los cultivos aledaños al
aeropuerto de Los Mochis donde catorce miembros de las fuerzas especiales de la
Armada de México fallecieron en el siniestro.
Con menos Sinaloa era noticia
mundial y con esta mezcla de ecocidio, colaboración bilateral en materia de
lucha contra narcotráfico o mejor para saldar una vieja deuda que México tenía
con la DEA y un “accidente” de esos raros, rarísimos, cuando se trata de un
helicóptero de guerra con tecnología de última generación construido para
detectar proyectiles a la distancia y una alta resistencia en caso de ataques,
incluso, en el peor de los escenarios, permite que los ocupantes pueden ser
lanzados al exterior de la nave -hoy, nos dicen fuentes interesadas en diseñar su
“verdad histórica”, que el derrumbe pudo ser ocasionado por falta de gasolina
que al encargado de surtirle se le olvido ponerle suficiente. Solo en México
puede darse esa explicación tan inverosímil, como ridícula, para consumo público.
Este triángulo terrible de
eventos inconexos bien podría ser recogido para escribir una novela de ficción pues
se combinan reuniones presidenciales, estrategias de operación internacionales
de seguridad con decisiones políticas ecocidas, organizaciones criminales, comunidades
indígenas devastadas y muerte de marinos al por mayor, con explicaciones
contradictorias y sospechas de que, al menos, la información conocida hasta
ahora conocida no es totalmente veraz y cualquier investigación oficial, no hay
que dudar, será guardando el principio de la razón de Estado. O sea, no hay
mucho que esperar del gobierno local, que solo ha sido testigo, y es y será
decisión del gobierno federal.
Al momento de escribir este texto
todavía no sabemos si vendrá el presidente López Obrador a reunirse con los
miembros del movimiento social ¡Aquí, no! para escuchar de viva voz los daños
que ocasionaría en caso de persistir en la idea de instalar la planta de
amoniaco en la bahía de Ohuira y eso hila, con los sucesos de Choix, sea porque
podría haber la percepción en los servicios de seguridad del Estado de que “no
es conveniente hacerlo” por los potenciales riesgos que implica la “entrega”
del capo más buscado por la DEA y postergar la reunión para cuando se enfrié el
caso Caro Quintero.
Aunque tiene poco sentido cuando
el propio presidente López Obrador ha dicho:” Se terminó
la consulta en Topolobampo, porque (sic) va a instalarse una planta de
fertilizantes, es un acuerdo con la Comisión Federal de Electricidad, es una
inversión alemana se van a producir fertilizantes y la Comisión Federal de
Electricidad va a abastecer de gas a la planta”.
Mejor, el tema que sin duda es
muy importante, dejó de tener la visibilidad mediática hasta antes de los
acontecimientos de la semana y, hoy, el radar está puesto en las demandas que
el gobierno estadounidense y canadiense han enderezado contra el mexicano por
la reforma eléctrica.
Queda atrás la detención de Caro
Quintero y hoy la noticia sorprendente es que un juez ya brindó un amparo para no
extraditarlo inmediato, y eso muestra que este amparo expedito se agrega a una
serie de cosas ilógicas que rodean la detención del capo sinaloense: Que va
desde de la ubicación por una perra en un monte de Choix y más increíble que no
haya tenido un anillo de seguridad y, además, muestra a un Caro desarmado, rasurado
y enchamarrado cuando las temperaturas de esta semana en la región superaba ese
día los 40 grados lo que lleva a suponer que estaba recién llegado de algún
lugar que ameritaba ese tipo de ropa.
El otro tema, es si participó o
no la DEA, en el operativo de detención, hay una corriente de opinión que
señala una participación indirecta suministrando información para su
localización y la otra que miembros de esta agencia norteamericana estuvieron
directamente en la detención -cómo sucedió en el operativo para alcanzar al
Chapo Guzmán en Mazatlán- y, en ese sentido, la información ha sido confusa,
por no decir contradictoria, ya que la propia agencia norteamericana festino reconociendo:
“el increíble equipo de la DEA en México que trabajó en colaboración para
arrestar a Caro Quintero”.
Lo que el presidente atajo
diciendo que esa información no era “veraz” y que había sido gracias al trabajo
de la Fiscalía y la Marina. Sin embargo, en otra intervención, matizaría
diciendo “No tuvieron injerencia directa”, para luego decir, que “no fue
posible que se llevara la investigación que se le estaba pidiendo”. En concreto, en medio de este galimatías
verbal, podemos desprender que si intervino como siempre facilitando
información de inteligencia.
Sin embargo, la parte más
escabrosa de este operativo es si en la nave caída estaban agentes
norteamericanos, y no como oficialmente se ha dicho que eran 14 marinos, llama
la atención de que hasta ahora no se conozcan los nombres de los fallecidos bajo
el argumento de evitar represalias contra sus familias -cómo sucedió en el
operativo que terminó con la muerte de Arturo Beltrán Leyva- como luego sucedió
con el ataque en el velorio a la familia de uno de los deudos.
Al margen, de la verdad, que en
este tipo de asuntos no es muy luminosa llama la atención de dos hechos no
menores:
Una, que en el centro de
operaciones de la DEA en Washington la bandera estaba a media asta en señal de
homenaje de los caídos y la explicación oficial que se dio fue “que es una
manifestación de respeto a los marinos que perdieron la vida”. ¿Será? Sobre esto
hay quienes dicen que es verdaderamente un agradecimiento por haber capturado a
Caro Quintero que, como se sabe, asesinó al agente Enrique “Kiki” Camarena y
eso fue una batalla de la agencia por casi cuarenta años.
La otra explicación es que si
iban agentes de la DEA en el Black Hawk y por razones de Estado de ambos lados de
la frontera no se hizo público.
Lo más sorprendente es la
ausencia del presidente López Obrador en el acto institucional de despedida que
les brindaron las fuerzas armadas de México cuando horas antes se había
mostrado muy dolido por las muertes de los jóvenes marinos.
Al tiempo.
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