RIGOBERTA MENCHÚ
RIGOBERTA MENCHÚ
“Este mundo no va a cambiar a
menos que estemos dispuestos a cambiar nosotros mismos”, reza un epígrafe estimulante
en la presentación que la guatemalteca Rigoberta Menchú hace de sí misma, la
Premio Nobel de la Paz (1992) y, también, Premio Príncipe de Asturias (1998), Embajadora
de Buena Voluntad de la ONU (1993) y a la que se agregan más reconocimientos a un
pasado de lucha social contra el poder autoritario y la violencia en Guatemala
y, todavía, mejor, en cualquier lugar del mundo.
No cabe duda de que con estos
méritos ya es un personaje ilustre de los siglos XX y de este XXI, y eso llevaría
a cuidar su imagen quizá ya no como luchadora, política o figura legendaria del
indigenismo, sino, sobre todo, por las funciones de la fundación que lleva su
nombre y tiene entre sus actividades otorgar distintivos a gobiernos que
salvaguardan y promueven la garantía de la paz y los derechos humanos.
Viene a cuento esto porque esta
semana otorgó al gobierno de Mazatlán el nombramiento de “Destino garante de Paz,
Derechos Humanos y de inclusión”, lo que ha sorprendido a muchos mazatlecos
interesados en lo público, pues, el puerto, vive desde hace un tiempo una
espiral de violencia de género, homicidios dolosos, desapariciones forzadas y existe
una investigación en curso por presunta corrupción del gobierno que recibe el
reconocimiento.
Nadie sabe si esta distinción que
Menchú le da a Mazatlán es un acto de fe o es resultado, de una acuciosa investigación
del estado que guardan los derechos humanos en el municipio sinaloense.
Y si fuera esto último habría que
preocuparse por la metodología y las fuentes consultadas para llegar a la
conclusión de que el puerto es un destino de paz, derechos humanos e inclusión.
Es sabido que existen fundaciones
no gubernamentales que tienen como una forma de financiamiento conferencias y
otorgamiento de este tipo de reconocimientos a cambio de dinero. La agencia
https://www.aurumbureau.com/es/conferencista/rigoberta-menchu-tum/ que promueve
a la Nobel guatemalteca lo demuestra en su portal. Y las conferencias de Menchú
oscilan entre 20 y 50 mil dólares dependiendo de las características de la
participación y, probablemente, del tipo de reconocimiento que entrega al ente
público.
Claro, los tres niveles de
gobierno, en cualquier país, necesitan permanentemente que se evalúe su despeño
y que lo certifiquen instituciones autorizadas pues, eso, vende sobre todo a un
destino turístico en expansión. Mazatlán ha venido perdiendo playas
certificadas pues de seis solo le quedan dos y existe una relación directa con los
frutos para presumir un buen gobierno, pero, cuando no es así o existen dudas
sobre su desempeño el resultado es el contrario por las reacciones adversas que
provoca y más, si existe la sospecha, de que ese reconocimiento ha sido pagado
con los recursos de los contribuyentes.
A Luis Guillermo Benítez Torres
que va en su segundo mandato le costó -al menos eso dijo Mario Delgado- la
postulación como candidato a gobernador por las denuncias de violencia de
género que había interpuesto contra él Elsa Isela Bojórquez Mascareño, la ex
Síndica Procuradora ante las instancias de justicia partidaria.
Luego en un enroque con el
Partido Sinaloense, salvó la postulación y se convirtió en su candidato de
manera que, en fórmula con Morena, ratificó, su permanencia en el cargo de
alcalde de la llamada Perla del Pacífico y gracias al segundo tsunami
obradorista.
Mazatlán, sin duda, está llamado
a permanecer siendo uno de los principales destinos turísticos de playa en el país
y especialmente en la costa del océano Pacífico. El exgobernador Quirino Ordaz
atrajo grandes inversiones públicas y privadas al puerto de tal manera que es
otra la imagen mercadológica que tiene el puerto y al que se le agregan un entorno
de pueblos mágicos y señoriales, sin embargo, pese a ese plus, que tiene la
Perla del Pacífico no está exento de las tragedias que ocurren en otras
regiones del país.
En Mazatlán, hay un problema de
violencia criminal vinculado a las desapariciones forzadas y, particularmente,
durante el gobierno de Benítez Torres que entre diciembre de 2018 y junio de
este año, alcanzó la cifra infame de 547 personas que ya no regresaron a sus
hogares. Así, se convirtió en el destino de playa con más casos en este tipo de
delitos incluso más que Culiacán, que en el mismo periodo acumuló 508 registros.
Quizá están en aquella lógica de que “sin cuerpo no hay delito” y de esa manera,
baja el índice de homicidios dolosos.
El gobernador Rubén Rocha
entonces puede informar a sus gobernados que hay una baja en la batalla diaria
contra el crimen y sí, pero aumentan considerablemente los desaparecidos
forzados. No menos importante, es el caso de los feminicidios que entre
2012-2022, en todo el estado alcanzó el número de 410 mujeres asesinadas y Mazatlán,
ocupa el segundo lugar con 63 casos.
Además, el gobierno de Benítez
Torres, está siendo investigado por la Auditoria Superior del Estado (ASE) a
raíz de una compra directa de 2 mil 139 lámparas a la empresa Azteca Lighting
por 400.8 millones de pesos que son prácticamente el 25 por ciento del total
del presupuesto anual y todos los actores políticos están pendientes del
resultado de la investigación que en estos días realiza la ASE para
eventualmente iniciar un juicio político como ya ocurrió contra el exalcalde
morenista de Culiacán que fue desaforado por presuntos delitos menores.
En rigor habría elementos suficientes
para ser cautelosos tanto de parte del alcalde Benítez Torres, como de la
propia Rigoberta Menchú, que no queda bien parada, dando este tipo de reconocimientos
sin mayor evidencia que lo sustente, y es que demuestra con ello poco
conocimiento de lo que ocurre en el puerto considerándolo de “garante de paz,
derechos humanos e inclusión”, claro, la señora Menchú, vendió su producto ella
y recogió su cheque para luego volver a Guatemala pero su paso por el puerto deja
la sensación de haber realizado un fraude a los mazatlecos porque reconoce algo
que no existe más que en el deseo de que así sea y presumir con sombrero ajeno
cuando la realidad es otra.
En fin, la señora Menchú, tiene
toda la razón, de que el cambio está en cada uno y así, hay que andar por la
vida con la frente en alto.
Al tiempo.
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