LA PAUSA Y EL LIMBO DE QUIRINO
LA PAUSA Y EL LIMBO DE QUIRINO
“Pausa en las relaciones diplomáticas
de México con España” -dijo el presidente en la conferencia mañanera.
En buen español hablar de pausa
significa detener por un tiempo indeterminado las relaciones diplomáticas entre
ambos países.
Y a efectos prácticos, detener el
proceso de habilitación de Quirino Ordaz Coppel como futuro embajador de
nuestro país con España que está inextricablemente unido por lazos históricos,
económicos, culturales.
Aunque el presidente a pregunta
expresa de si eso significaba que ya no habría embajador buscó enmendar la
plana diciendo que solo “era un comentario”, que no es definitivo.
¿A qué juega el presidente?
Un presidente responsable no hace
ese tipo de afirmaciones para de inmediato autocorregirse el mismo la plana.
Exhibe a un mandatario poco
serio.
Emocional, sin agenda, que
confirma, lo que ha dicho en otro momento, que el no prepara la conferencia “mañanera”
y va a la buena de dios.
Pues, habiendo, tantos temas en
un país convulsionado es fácil escoger uno de ellos y quizá el menos espinoso
para distraer o marcar la agenda mediática.
Y en esa lógica, ese día, cuando
hablo de pausa, le vino a la cabeza que podría ser el de las relaciones de
México con España con sus reflexiones sobre la época colonial.
La de la colonización, el despojo,
la violencia y la disminución trágica de la población indígena en la región de Mesoamérica
-cómo, bien, lo documentaron Fray Bartolomé de las Casas y el primer obispo de
la diócesis de México, Juan de Zumárraga.
Este tipo de declaraciones poco
frecuentes en el mundo diplomático que, como se sabe, se caracteriza per se por
el cuidado de las formas para fortalecer el contenido de las relaciones entre
países.
No es casual que esa misma noche
en la Radio y Televisión Española (RTVE) el presidente López Obrador quedó
exhibido impúdicamente ante la audiencia cuando se reprodujo su intervención en
la Mañanera.
Un amigo académico español y
latinoamericanista, me escribió entre sorprendido y preocupado: “hoy las noticias de la noche han abierto
con la mañanera de AMLO y su idea de "suspender" las relaciones entre
ambos países habida cuenta del robo constante de españoles a mexicanos. Así
están las cosas”.
Mi respuesta fue la siguiente: “He leído la nota de RTVE y las palabras sin sentido de nuestro
presidente/Está demasiado emocional y ya no controla lo que dice en ese espacio/Peor,
todavía, es el tema de la prensa a la que todos los días ataca y en lo que va
del año han asesinado a cinco periodistas/Uno por semana”.
¿Qué le pasa al presidente y por extensión al aprontado Ignacio Mier, el
coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, quién de inmediato lo secundó,
avalando la pausa que había salido de la boca del presidente?
Hay quienes dicen que es un distractor más para tratar de nublar el
escándalo que está en la atmosfera por la investigación periodística que
realizó el equipo de Latinus y la respuesta durísima que el payaso Brozo ha
subido a la red donde no deja nada a la imaginación porque es directa y a la
cabeza.
Sin embargo, me parece que hay algo más en estos dislates que empiezan a
parecerse a los de Vicente Fox, sólo que AMLO, no tiene un Rubén Aguilar que
salga a decir a los medios a “lo que quiso decir Fox es…bla, bla, bla”.
La joven que sale “desmentir las mentiras” de la prensa crítica con sus
errores garrafales hizo que ese esfuerzo y sus dichos rápidamente perdieran
valor. Que quedará desnudo el presidente con su palabra y que vaya por ahí diciendo
ocurrencias.
Y, que él, al momento, busca corregir.
Preocupa la salud del presidente pues si bien es comprensible que
combata a sus adversarios internos, en el ámbito diplomático, es otra cosa, los
enemigos no son tan visibles, y menos si su existencia, tiene que ver con los
tres siglos del colonialismo español.
No se cual, sería la reacción de Quirino Ordaz sobre el despropósito
diplomático, alguna vez le comenté dos cosas sobre su encomienda presidencial:
Una, que llevaría a España el difícil encargo de lograr el “perdón” de la
Corona española en manos hoy de Felipe VI y, dos, que su misión en el caso que
caminara bien corría el riego que en un mañanazo le tumbara lo logrado.
Quirino, guardo silencio un momento y me respondió entre convencido y
retórico: “Eso no va a ocurrir porque todo está y estará acordado”.
Al parecer, no todo.
Al tiempo
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