LA REVANCHA INTERMINABLE
LA
REVANCHA INTERMINABLE
Se podrá decir desde el poder que el periodismo busca
confrontar al gobernador Rubén Rocha con el alcalde Luis Guillermo Benítez o viceversa,
pero, a todas luces, la confrontación iniciada en la definición del candidato de
Morena al gobierno del estado de Sinaloa no ha tenido respiro incluso ha sido
motivo de negociación política.
Vea si no: cuando, Mario Delgado, el dirigente nacional de
Morena, salió a declarar que el candidato sería Rubén Rocha, el Químico Benítez,
montó en colera e impugnó el proceso de selección que fue, cómo hoy Susana Harp
lo denuncia para otros estados, un dedazo del presidente López Obrador operado
por Delgado y AMLO dejó correr al hoy alcalde de Mazatlán, como un gesto que oscila,
entre la cortesía, por los viejos tiempos, de picar piedra y una forma de tener
a raya al primer gobernador de Badiraguato.
Incluso, me dice un alto dirigente del PAS, que el apoyo que
le brindaron para que el Químico Benítez fuera nuevamente candidato a la segunda
alcaldía del estado no fue para destrabar el problema que este tenía por la
violencia de género ejercida contra Elsa Bojórquez, la Sindica Procuradora, sino,
para que el polémico alcalde, retirara las denuncias que había presentado ante
los órganos del partido y el propio tribunal electoral para cuestionar el
proceso de selección del candidato.
Finalmente, eso sucedió en una estira y afloja que, según los
cálculos del PAS, le representaría beneficios a la hora del reparto de cargos
en la administración pública estatal y municipal, pues, su intervención, había
destrabado el camino legal y la coalición Morena-PAS transitaba libremente
hacia el triunfo.
En aquel momento el escenario se mostraba favorable para
todos y en perspectiva, hacia una coexistencia pacífica en la diferencia, sin
embargo, la historia reciente, muestra que los favores políticos no siempre
significan beneficios para las partes sino, que es una puerta de entrada, para
lo azaroso de la política donde se imponen los humores reales de los políticos
de carne y hueso.
No sólo el Químico Benítez, no le dio al PAS, espacios en la
administración municipal, sino el mismo Rocha Moya se los regateó y, por lo que
escuchamos, no le da un buen trato al hoy secretario de Salud pues,
constantemente, lo acusa de no haber cerrado las heridas políticas que dejaron
los acontecimientos que durante tres semanas mantuvo sin gobierno al puerto.
El Químico Benítez ya le tomó la medida al gobernador y hace
lo que se le antoja en “su” municipio, especialmente en lo más mediático, que
es el manejo de la pandemia, argumentando un día que en esa materia el gobierno
municipal tiene “autonomía” y otro, que es el Consejo Nacional de Salud, o sea,
no le reconoce al titular del estado, y menos a su secretario, lo que les otorga
la Constitución y la ley reglamentaria, que, quizá, no trascendería sino fuera que
está en juego la salud de los sinaloenses y los turistas que llegan al puerto.
Pero, al alcalde Mazatlán, no le importan estas nimiedades, lo
domina el ánimo de mantener el fuego que inició en la definición del candidato
a gobernador, sigue pensando que se la robaron, y si esta en esa idea, va a ser
la tónica durante los siguientes años, la de una constante en una estrategia de
golpeteo político, porque, simplemente vende la idea de que tiene el apoyo en
Palacio Nacional y lo dejan correr a su antojo.
Los dirigentes morenistas en el estado de Rocha hacia abajo
lo tienen claro, por lo que hacen mutis, cómo sucedió lastimosamente con el líder
del Congreso del Estado que se pronunció “drásticamente” cinco días después de
la megaespectáculo “Bienvenido 2022” en el Paseo de Olas Altas y, seguramente,
le provocó una sonrisa socarrona al primer edil de Mazatlán.
Y, por si no hubiera sido mucho lo ocurrido el 31 de
diciembre y las primeras horas de enero, el gobernador sale a decir que hay un
aumento de contagios pero no hospitalizaciones y muertes, como sucedió en la
primer ola y días después, afirma que la realización del Carnaval se decidirá “en
ocho días” para que el alcalde nuevamente salga a contradecirlo, negándole cualquier
competencia en lo que se refiere a la realización o suspensión de la fiesta de
la carne, y esgrime provocadoramente, que esa decisión es responsabilidad del
Consejo Nacional de Salud.
Ciertamente, hay un aumento de contagios, y la mayoría de los
vacunados que se contagian no llegan al hospital y mucho menos mueren, sin embargo,
en el estado tenemos aproximadamente 900 mil personas que no están vacunadas,
es decir prácticamente, una de tres y a esas, principalmente, hay que
protegerlas, evitando este tipo de concentraciones públicas.
El Químico Benítez, argumenta pueril y falazmente, que la
economía no debe parar, cómo si la del puerto dependiera exclusivamente de los grandes
eventos, lo que lleva a suponer que podría haber otros intereses en estas
celebraciones.
Además, dicho de paso algunos de ellos han sido verdaderos
fracasos financieros para las finanzas municipales -como fue el caso del
cantante Christian Nodal que la asistencia no alcanzó para cubrir los gastos generando
pérdidas millonarias - y, más falsamente, es decir que los asistentes a este
tipo de eventos “están grandecitos” y saben de los riesgos que corren cuando es
claro que los gobiernos no están para agregar incentivos sino para prevenir
contagios.
Entonces, cerrando, estamos ante una confrontación que no se
ve cuando vaya a parar y, peor, Rocha Moya que tanto está dispuesto a seguir
cediendo para llevar la fiesta en paz con el alcalde mazatleco, quién constantemente
lo hace quedar mal ante la opinión pública al presentarlo como débil y no cómo el
gobernador más votado y no hace honor a una encuesta nacional que lo tiene como
el mejor calificado.
Al tiempo.
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