EL MUCHACHO ALEGRE
EL MUCHACHO ALEGRE
El arquitecto Armando Galván, sin
duda, el constructor de obras emblemáticas del paisaje mazatleco fue durante
mucho tiempo quien regenteó la concesión federal donde se encuentra ubicado el
exitoso restaurante El Muchacho Alegre.
El arquitecto Galván, cómo le decíamos
sus amigos, hizo varios intentos de montar un buen restaurante y lo logró,
porque siempre se preocupó por conciliar la buena cocina, la atención y los precios,
pero, por alguna razón, el negocio no despuntaba y se volvía sólo un punto de
encuentro de amigos y clientes fieles que, de tarde en tarde, de noche en
noche, se reunían para disfrutar alimentos y tragos desde ese punto inmejorable
del Paseo Claussen.
Varias veces me comentó las
dificultades que había enfrentado para conservar el lugar por estar en zona
federal y, por supuesto, explicaba las limitaciones para ampliarse hacia
cualquier lado del inmueble.
No obstante, quería el lugar y perdía
dinero en él, hasta que un día decidió desprenderse e ir a lo suyo, que era la
construcción y así fueron apareciendo las primeras torres que se levantaron en
el puerto y, lamentablemente, no logró ver realizados tres proyectos mayúsculos
para la zona en cuestión:
La construcción de una pequeña
marina aledaña a la Facultad de Ciencias del Mar de la que me entregó un CD con
un trabajo muy profesional que, sin duda, hubiera mejorado la zona que en ese
entonces se encontraba abandonada; la siguiente era la remodelación del barrio
donde se encuentra la cancha Martiniano Carvajal que ha venido cambiando y,
finalmente, un desarrollo turístico donde están los cañones y la ruina llamada
Casa del Marino que, hasta la fecha, está en abandono y amenazada por el comercio
ambulante -Ya invadió impunemente la playa Los Pinitos.
¿Qué hubiera sucedido de haberse
realizado estos tres proyectos? No lo sé, pero, sin duda, hubiera cambiado la
fisonomía de la zona que ha mejorado, pero, conserva rezagos, que por momentos
resultan insalvables, cómo es el caso de la Casa del Marino, que día a día se
cae a pedazos cuando podría ser un atractivo histórico para el destino
turístico.
Pero, volviendo, al restaurante
El Muchacho Alegre, propiedad de Ricardo “Pity” Velarde, quién además de
empresario se desempeña como titular de la Secretaría de Desarrollo, Turismo y Pesca Municipal y, hasta ahora, los vecinos del puerto poco hemos conocido de
sus proyectos y obras en el tiempo que lleva en el cargo que antes detentaba
Luis Terán, pero, si hemos visto, que su restaurante ha tenido el éxito que no
tuvo el arquitecto Galván, quizá, a nuestro amigo, le faltó marketing y una tambora
sinaloense que alegrara a los presentes, pero, también, padrinos políticos que
le facilitaran las cosas como sucede con el joven Velarde que nos dicen tiene y
gracias a ello está pensándose como candidato a la alcaldía del puerto.
Y es que mire lector: el espacio
de construcción que tuvo el restaurante de Galván nunca creció un centímetro por
ser parte de una zona federal y los permisos federales son muy estrictos cuando
se construye en playas y, entonces, sucede que las restricciones se ablandan
cuando hay hechos consumados de lo que hemos visto mucho en Mazatlán, y vemos las
obras del Muchacho Alegre que está ampliándose hacia la zona de la playa norte
donde reside la histórica flota de pangas que surten de pescado a los
mazatlecos en una clara agresión contra los pescadores, pero, también, de la
playa y las aves más especies que embellecen el paisaje.
Se está levantando una mole de
concreto sobre la playa y eso a todas vistas es ilegal, cómo muchos lo saben y
ahora el diputado federal Juan Torres lo ha tomado como bandera, sin embargo,
lo sorprendente es que el alcalde Benítez, que está interesado en “recuperar”
el estadio de beisbol o autoriza topes altos en la zona dorada, aquí, ni él, ni
las autoridades de la SEMARNAT y el INAH, han detenido la obra que va viento en
popa.
Esto hace suponer que detrás de
está obra hay tráfico de influencias y eso va en perjuicio de un bien público,
como son las playas, y los más grave, es que esta tolerancia anime a otros
hacer lo mismo.
Hay, por ahí, nos dicen, gestores
de testaferros de inversionistas rusos para construir tres restaurantes de dos
niveles en la zona federal de la Avenida del Mar, del Monumento al Pescador, los
Monos Bichis, a la Discoteca Valentino, por cierto ésta obra del talento de
Armando Galván, que de ser cierto le restaría atractivo natural, espacio a los
amantes de la playa y vista a quienes han comprado departamentos de las partes
bajas de las torres, indagaremos de la veracidad de esta información, por lo
pronto, el ciudadano Javier Calderón ya interpuso un recurso jurídico en contra
de la ampliación de El Muchacho Alegre.
Al tiempo.
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