LOS UASEÑOS EN EL GOBIERNO DE LA 4T

 

LOS UASEÑOS EN EL GOBIERNO DE LA 4T

 


 

Héctor Melesio Cuén Ojeda, Graciela Domínguez, María Teresa Guerra, Rodrigo López Zavala, Patricia Figueroa, Carlos Karam, Aaron Quintero, José Isabel Ibarra… son, quizá, los funcionarios del gabinete de primer y segundo nivel del gobierno del estado, más visibles que tienen su origen académico en la UAS y con su historia de luchas y desencuentros.

Y, por si fuera poco, está Feliciano Castro en la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado y a Manuel de Jesús Guerrero como delegado con funciones de presidente de Morena en Sinaloa.

No los define un mismo perfil profesional y tampoco, una misma línea política, incluso, podríamos decir que algunos están en las antípodas como Cuén Ojeda y el resto que no comulga con la política el líder del Partido Sinaloense lo que los sitúa cerca del gobernador por distintas motivaciones.

Más, allá, de la imagen que estos nombres puedan trasmitir, está la que significa existencia de dos bloques de uaseños que grosso modo podríamos dividir entre la que deriva del exrector como proyecto político y el resto, que son más, pero menos orgánicos, más en clave de servicios profesionales, amistad y sueños de último jalón, que como parte del proyecto político del morenismo, incluso, entre ellos y ellas, hay quienes son desde la izquierda muy críticos de López Obrador.

¿Cuál de ellos tendrá mayor injerencia en el futuro político del estado? A primera vista el grupo que se aglutina al proyecto de Rocha Moya, esta acotado por su falta de organicidad y su dependencia a la propia visión en el gobierno o dependencia a lo que pueda hacer o no hacer este gobierno de la 4T.

En cambio, está el proyecto transexenal de Cuén Ojeda, en su última oportunidad de alcanzar una curul en el Senado y de ahí, la candidatura coalicional a gobernador en 2027, al gobierno del Estado, y en eso está, construyendo su segunda estructura electoral, está vez a través de varios de los 18 municipios del estado y disminuyendo el poder de quienes desde Morena aspiran alcanzar la nominación.

Y, el mejor ejemplo, es el caso de Mazatlán, donde luego de una rencilla con el alcalde Luis Guillermo Benítez, quién también aspira aunque lo limita la edad, finalmente en acuerdo con el gobernador se sentó a negociar y luego de una estira y afloja penoso, terminó dicen aceptando, cediendo al PAS, varias posiciones de gobierno entre ellas la secretaria de Gobierno municipal, lo que significa una derrota a las aspiraciones de un alcalde al que le sobra temperamento y le falta inteligencia política.

En este contexto, los universitarios, que hoy acompañan a Rocha Moya verán desde tribuna lo que sucede en la política real y en el mejor de los casos, su trabajo bueno o malo, estará indirectamente al servicio de un proyecto transexenal de los badiraguatenses y eso, no hay que perder de vista, sobre todo aquellos y aquellas, que están ahí, por un proyecto sociopolítico, que está más allá de un escritorio, las luces o el incienso del poder.

Claro, la política nunca va en línea recta, hay barrancos, pendientes, curvas y rectas, es circunstancial, y estas constantemente cambian, cómo también los humores y actores políticos, pero, lo cierto, es que, en política, quién toma ventaja la lleva de ganar mientras no cometa errores costosos.

Y en eso Cuén Ojeda, con todo lo criticable, qué es mucho, muchísimo, se ha caracterizado por una disciplina personal férrea y un control absoluto de la militancia que más que otra cosa ha llegado a la servidumbre, cómo ocurrió con su reciente cumpleaños, más, una ambición de poder sin límite, cómo pocos políticos en Sinaloa y, ahora, podría  ser más eficaz, porque, cómo nunca, tendrá la posibilidad de cambiar el temor por incentivos para repartir u ofrecer sea desde la UAS, como desde la política institucional, en los ayuntamientos y el Congreso del Estado, o el poder de picaporte en el tercer piso del Palacio de Gobierno.

Entonces, la uaszisación del gobierno rochista, tiene sus matices, que no podemos dejar de observar desde el análisis político, y menos, nadie debe llamarse al engaño, que en este proceso está en marcha un proyecto transexenal con todo lo que ello implica, con todos los aliados formales e informales, con mayor o menor poder, que se hicieron visibles en el pasado proceso electoral.

Y todo apunta, a que no tendrá hoy obstáculos, el sistema de partidos está débil por no decir en franca crisis, los empresarios están más dispuestos a colaborar que animar contrapesos, las instituciones sociales viven un reflujo y los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, están y seguirán haciendo lo mismo de siempre.

O sea, tenemos en la uaszisación del gabinete, un buen vestido, una mejor estética política, sobre todo porque muchos de los nombres que mencionamos tienen antecedentes de lucha universitaria y social que se han sumado con la idea de un gobierno progresista, que, sin duda lo será, hasta dónde sea posible, pero, sin que esto signifique, poner en juego el proyecto transexenal rochista-cuenista.

Hay, quienes, desde la izquierda de Morena o la izquierda a secas, alimentan ilusamente la idea de que es cuestión de tiempo para que Rocha empiece a desmantelar lo construido por Cuén Ojeda, hasta llegan a decir eufóricos que el primer paso es que el Congreso del Estado desempolve las iniciativas de reforma electoral, pero, yo preguntó, como puede hacerlo técnicamente, si en el mejor de los escenarios solo tiene 20 diputados morenistas. Acaso, una reforma universitaria, ¿no requiere al menos una mayoría absoluta cuando no una reforma constitucional? o, mejor, ¿para que aliarse para dejar todo a medio camino?

En la izquierda sinaloense, reina hoy una confusión porque oscila entre la ilusión de la 4Ty los cargos públicos, la utopia y la realidad, que está enfrente, entre el deseo y las posibilidades de cumplir viejos anhelos de justicia, y nuestros uaseños, la mayoría de la tercera edad, en el último jalón de sus vidas, buscan como muchos darle un sentido a su jubilación, quizá a la última década útil (Miguel de Unamuno, dixit).

En definitiva, en Sinaloa en junio pasado, se vivió un realineamiento electoral brutal, qué subió al carro del triunfo algo de lo viejo, lo impresentable de nuestra política, y hoy se suman con riguroso traje negro miembros de nuestra última generación rebelde y esa imagen de claros oscuros es la gran interrogante de futuro.

Liberato Terán, si lo viera, seguro, se alegraría ver a muchos uaseños en un gobierno estatal de izquierdas.

Al tiempo.

 

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