LA FOTO DE LA VENGANZA
LA FOTO DE LA VENGANZA
Ahí, está, la imagen omnipotente de
los dirigentes del PAS, encabezando en plan de guerra la reunión con diez de
los doce regidores del próximo cabildo de Mazatlán.
Está también la foto de los diez regidores,
aceptando el tutelaje de Héctor Melesio Cuén y transformados ya en instrumento de
presión contra el alcalde Luis Guillermo Benítez Torres y en beneficio del
omnipresente exrector.
Hay, en ella, de todo,
morenistas, pasistas, priistas y panistas, solo dos regidores morenistas, no
están en esa imagen y son, hasta ahora, los únicos fieles al edil mazatleco.
No hay precedente de un alcalde sinaloense
que, habiendo obtenido la más alta votación en su historia, no tenga la mayoría
del Cabildo y, menos, que un dirigente de un partido distinto al suyo convoque
y todos los regidores electos asistan dócilmente el conclave putchista.
Algo grave debió pasar para que Benítez
Torres no tenga de su lado ni siquiera a los regidores de su partido menos de la
coalición “Junto haremos historia”.
No me satisface completamente la
idea de que ese vacío sea producto del mal gobierno o del mal temperamento y
soberbia que caracteriza al alcalde y, menos, que sea el toque autoritario, con
que ha gobernado en su primer periodo.
Hay experiencias de gobierno, con
esos y más negativos, que inician y se sostienen por disciplina de partido, por
indicación de un patronazgo político o por el impúdico “maiceo” de prebendas.
Veo, más indicios, de un acto de
traición del alcalde y de operación política donde se deja hacer a Héctor Melesio
Cuén, sin considerar los riesgos de esta presión que hoy se ejerce para tener el
control del gobierno municipal.
Traición, porque Benítez Torres,
no hubiera sido candidato sino lo era, como lo fue, por el Partido Sinaloense
ya que estaba impedido serlo por su partido porque en aquel momento de
definiciones estaba sujeto a un procedimiento jurídico por violencia de género
en contra de la Sindica Procuradora.
Sin embargo, no coincido, con
quienes dicen que el Químico Benítez “se lo merece” porque no ha sido un buen
gobernante, y menos con quienes dicen, que es demasiado tenerlo otro trienio a
cargo de la administración municipal, pero, aun, cuando, sea un despropósito su
reelección pues está visto que en junio hubo quizá las elecciones más desaseadas
de la historia del puerto. Aun así, el resultado lo favorece y fue calificada
por unas instituciones electorales, qué dicho de paso, fueron incapaces de contener
la atmosfera de violencia que hubo en los pasados comicios.
Ahora bien, no hay que olvidar que
Benítez Torres, fue el único candidato visible de la coalición “Juntos hacemos
historia” porque los regidores, recordemos, van en lista por partido o
coalición.
O sea, como van los diputados de
representación proporcional, los regidores no necesitan hacer campaña y pueden
estar cómodamente esperando el desenlace de la competencia para saber si
resultaron electos.
Es una anomalía de nuestra
legislación electoral que en otros países lo resuelven con listas abiertas donde
este tipo de diputados y regidores son votados, no en bloque, sino en lo individual
y eso sería lo correcto democráticamente, no cómo sucede en nuestro sistema
electoral, que los eligen previamente los poderes fácticos asociados a partidos
o coaliciones.
Entonces, la pregunta obligada, ¿un
poder electo indirecto, de listas cerradas, que se deben a una oferta política
de campaña pueden neutralizar a un gobernante electo que si hizo campaña y fue
el que obtuvo los votos? o mejor ¿no debe interpretarse como desleales a los
aliados que mediante un putch buscan tener el control municipal?
Técnicamente si, son regidores electos
por lista de partido o coalición, pero, desde la perspectiva política prefigura
un golpe al poder establecido y eso, significa, un autogolpe en beneficio de
Cuén Ojeda.
Lo grave de esta tensión, es que
sucede en la antesala del cambio de gobierno, bajo el argumento pueril de que
no se les hace participe del proceso de entrega-recepción de una administración
a otra.
Este se ha vuelto la semilla del
escándalo mediático y desde el punto de vista, de la gobernabilidad no debería
serlo, el alcalde está obligado a hacer lo que indica la ley y si esta señala
que los nuevos regidores deben ser participantes del proceso de entrega
recepción debe actuarse en consecuencia y abrir las puertas a los futuros regidores,
pero, igual, sino no lo contempla, los regidores deben mantenerse al margen.
El problema es que el alcalde,
suspicaz al fin, seguramente visualiza hilos que estarían moviendo la dupla
Rocha-Cuén y, razona, fácil, ¿qué tiene que hacer Cuén como eje articulador de
los regidores en protesta cuando no detenta cargo alguno de representación
política? ¿Acaso ninguno de los regidores electos es capaz de coordinar el
reclamo si es legal? ¿Por qué esa prepotencia de Cuén y esa sevicia de los regidores
que con esa foto mostraron su falta de leal y autonomía?
Es ahí, donde se ve, que existe
un interés político, y es muy probable que rebase los límites del municipio y
que podría ser otra más de las decisiones anticipadas que está tomando la nueva
élite gobernante y representa un atropello interpósito a la autonomía municipal,
cuando busca imponer para impedir que el alcalde arme su equipo de trabajo.
Felipe Guerrero, subió la foto a
su portal de noticias y la circuló con un texto donde sugiere quien o quienes verdaderamente
tendrán control del gobierno municipal, creo que es una interpretación equivoca,
más bien, lo que se percibe en esa imagen, es un adelanto de la tensión que
escalará a partir del 1 de noviembre.
El alcalde Benítez, ha demostrado
que le gusta el pleito callejero, y basta recordar su comportamiento durante el
proceso de selección del candidato a gobernador por Morena. En aquel momento tenso
se fue con todo contra Mario Delgado, su dirigente nacional y finalmente, aunque
no logró su cometido, logró ser postulado para la reelección. En ese interín,
también criticó severamente a Rubén Rocha y al mismo Cuén Ojeda, a quiénes calificó,
por un lado, de ser uno de los “perredistas” que venían a apropiarse de Morena y
al otro, lo acusó en un acto público de ser el “cacique” de la UAS.
O sea, con estás credenciales de
cartelera boxística, se prefigura un mal inició de esta reelección y hay que
decirlo, dejar que escale el pleito político es una infamia para Mazatlán,
porque quizá como ningún otro municipio, está llamado a cumplir una tarea de
primer orden en la recuperación económica del estado, lo que implica la suma de
todos los factores de gobierno y eso, está lejos de ocurrir, aunque a muchos
les agrade que haya un buen pleito, antes que un mal arreglo entre los químicos
y en última instancia con el gobierno estatal.
La interferencia de Cuén en los
asuntos públicos del puerto y el servilismo vergonzante de los futuros
regidores, como también la proclividad del alcalde por el conflicto, pronostica
un escenario de confrontación sin precedente que terminara mal y afectando a
los mazatlecos.
Rocha Moya, debe evitar actos de
autoritarismo que solo favorece la discordia entre poderes y parar a Cuén de
inmediato pues luego podría ser demasiado tarde.
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