EL DILEMA DE QUIRINO

 

EL DILEMA DE QUIRINO

 

No hay sucesión de gobierno, sin escándalo, está en nuestro ADN público.

Esa ha sido nuestra experiencia nacional, estatal y municipal y, seguramente, seguirá sucediendo mientras exista desconfianza y libertades públicas.

La posibilidad de cuestionar a un gobernante me recuerda a un político español que sacudido por la crítica respondía estoico y en su defensa: “Por eso me pagan”.

Y es que si: A los políticos en funciones de gobierno se les paga para que administren el dinero público, resuelvan problemas colectivos, rindan cuentas de sus actos y aguanten las críticas incluso las infundadas.

Lo que significa, en primer término, que su trabajo pase por el tamiz de la crítica en los medios de comunicación que generan la burbuja de la percepción y provocan la conversación pública sobre el desempeño de un gobierno.

O sea, estamos en ese punto, Quirino Ordaz, que próximamente abandonará el cargo que asumió el 1 de enero de 2017, se le cuestiona entre sus correligionarios políticos y los morenistas cuestionan en privado su incorporación al gabinete diplomático del llamado gobierno de la 4T.

“Traición, traición”, es el calificativo que más se escucha en los corrillos políticos.

¿Pero, realmente, traiciona a sus correligionarios?

Eso lo habrá de resolver el Consejo Político del PRI cuando analice y resuelva sobre la solicitud de incorporación del todavía gobernador de Sinaloa al gobierno de la 4T como embajador de México en España.

El resto es ruido.

Y podríamos escuchar que no hay ningún problema, al fin y al cabo, no es un cargo de política interior.

¿Cuántos priistas no estarán activos en la diplomacia mexicana?

Recuérdese que la diplomacia es una carrera en la función pública, incluso, la Secretaría de Relaciones Exteriores tiene en su organigrama al Instituto Matías Romero que cumple la función de formar cuadros diplomáticos y ahí, cómo en cualquier institución académica, no se le pregunta a nadie sobre su militancia política -Sin embargo, sus egresados organizados buscan influir en la decisión, no esté el criterio político, de ahí el rechazo a la designación de Quirino Ordaz.

Claro, se podrá interpelar diciendo que no es el caso, que Quirino Ordaz no es diplomático -yo lo he dicho- y que eso, lo sitúa en otro estatus y otras consideraciones.

Del político que cumple funciones diplomáticas, pero eso, es una constante no sólo en México, sino en muchos gobiernos, para no ir muy lejos ahí tenemos al demócrata Kenneth Lee Salazar, como nuevo embajador de Estados Unidos de Norteamérica en México.

Entonces, lo que resuelva el Consejo Político PRI, será estrictamente político y atenderá a otras valoraciones, la principal, el proceso de cooptación de los todavía gobernadores de los partidos que integran la alianza PRI-PAN-PRD y sus efectos, en el mediano y largo plazo.

Y el cálculo, a bote pronto, es que este tema se ha vuelto crucial para los aliados y deberán resolver en contra de los gobernadores cooptados poniéndolos fuera de sus formaciones políticas para mantener lo que queda de cohesión interna.

Esa es la idea de Alejandro Moreno, el dirigente nacional del PRI, pero está debe pasar por la discusión en el Consejo Político valorando los pros y los contras de poner fuera del partido a Quirino Ordaz, y en el caso del filopanista, al nayarita Antonio Echeverria.

Se podrá decir cualquier cosa sobre el desempeño, capacidades, sinergias y empatías de AMLO con los todavía gobernadores que están en la mira, pero, sin duda, hay un proceso en marcha de cooptación, de trasvase, en todo esto y eso en política, se llama minar, desmantelar, destruir a la oposición, no cómo algunos analistas afirman, que AMLO no está pensando en la sucesión sino en el cumplimiento de su oferta política y que eso nadie se lo puede criticar.

Y los dirigentes de los partidos de la ex coalición “Va por México” en esta coyuntura no podrán verlo de otra manera ya que en eso radica parte de su proyecto futuro: trasmitir la idea de cohesión y cero tolerancias con los tránsfugas.

Aquí, asalta una pregunta, Quirino Ordaz ante la embestida mediática, ha dicho que hará la solicitud al PRI para asumir el cargo de embajador de México en España y la respuesta puede ser sí o no, si es si, se va a España, conservando sus derechos de militancia, pero, si es no, estará en una disyuntiva entre rechazar el cargo y volver a sus negocios, a su vida privada, en tanto, hay una nueva promoción política, o renunciar al PRI, e irse a Madrid sin identidad partidaria lo que lo pondría en la puerta de Morena.

Quirino Ordaz, es un activo importante del PRI, ha sido un buen gobernador, la percepción pública le favorece y hay quienes, quizá con cierta exageración, considerando los tiempos políticos, han visto en él una carta presidenciable que tiene sentido ante el reciclaje obsesivo del PAN por Ricardo Anaya, y la no pinta del PRD, eso es lo que sacrificaría Ordaz Coppel si se decide por la mudanza a un partido donde no pasará de ser un tránsfuga y se perderá en la bruma del paisaje político.

Salvo, que el todavía gobernador, logré la primicia de reestablecer a buen nivel las relaciones deterioradas con el Estado español. Que dicho de paso reclama algo más que buena voluntad el jefe del Estado español Felipe VI no ha respondido al pedido de “perdón”, y el presidente López Obrador, no se ha ahorrado los calificativos de falta de cortesía, de filtrar información y arrogancia. Grilla internacional, pero grilla al fin.

Pedro Sánchez, el presidente del gobierno español, y su aliado Pablo Iglesias del partido Podemos, con los que podríamos pensar que hay sinergia por sus identidades de izquierda, han sido cautelosos y más el PSOE con el tema del “perdón” por la “tragedia” de la conquista y estos, con todo y matices, han guardado silencio lo que significa cohesión alrededor de una postura histórica o, más sencillo, hay temas de más fondo, en la agenda política española.

Y este es un tema que Quirino llevaría como principal encomienda y sabemos de la capacidad de Quirino para empatizar con el otro, sin embargo, no será fácil tejer la filigrana española para un mejoramiento de las relaciones bilaterales sobre todo por la animosidad de nuestro presidente que con un “mañanazo” podría echar abajo cualquier negociación.

Y, con él, se iría Quirino, hay que recordar que salvo excepciones a la regla los embajadores políticos, no duran mucho en el cargo, la existente asumió en 2020.

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