CIENTÍFICOS EN LA MIRA
CIENTÍFICOS EN LA MIRA
“Quien nada debe, nada teme”, pontificó
el presidente López Obrador en una conferencia mañanera de esta semana, cuando
se refirió a la solicitud que hizo Alejandro Gertz, titular de la Fiscalía General
de la República (FGR), a un juez de distrito para que le obsequiara 31 órdenes
de aprehensión contra exfuncionarios e investigadores que tuvieron
responsabilidades técnico-administrativas en el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (Conacyt) y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (Foro).
A saber, para la fiscalía, estos
exfuncionarios del mundo académico habrían incurrido en varios delitos: “presunto peculado, uso ilícito de
atribuciones y facultades y operaciones con recursos de
procedencia ilícita y delincuencia organizada”.
Una
solicitud que a la vista de todos no tiene precedente. Y menos contra quienes
se desempeñaron como funcionarios en las dos principales instituciones del
Estado mexicano en materia de ciencia y tecnología durante el gobierno de Peña
Nieto -Aclaro, no descarto, que pudo haber corrupción en ellas, cuando se financiaron
proyectos de empresas privadas o el dinero haya servido para gozar de
privilegios personales, que recuerdo ventilaron los nuevos funcionarios, pero, lo
demás, estaría por demostrarse.
Y es que el
juez fue el primer sorprendido con la denuncia contra los académicos, quien
revisó la petición y la rechazó, por no tener suficiente fundamento y le dio a
la FGR, 15 días para subsanar las inconsistencias de la petición.
La primera
pregunta es porque siendo la fiscalía un órgano autónomo del Poder Ejecutivo no
entregó debidamente sustentada su petición y de esa forma, procurar evitarse
esta exhibida pública como acusador de un sector social muy sensible y más, cuando,
se podría estar manchando trayectorias y honras públicas.
Se podrá
decir que es lo normal en los juicios y que no se presentan todas las pruebas
de una sola vez, y que el querellante, puede ir entregándola conforme a su
estrategia en la etapa procesal pero aquí se pretende ipso facto meter a la
cárcel a funcionarios y científicos.
Más aun,
sorprende a más de alguno, que de buenas a primeras se les quiere encerrar en
el penal de alta seguridad del Altiplano y eso, los pone, a la altura de la
peligrosidad de Miguel Treviño Morales, 'El Z-40', Servando Gómez
Martínez, 'La Tuta' o en otro momento, Joaquín El Chapo Guzmán.
Pero, ese
exceso en que podría incurrir un litigante primerizo no vale cuando hablamos
del equipo jurídico del fiscal general, que siempre debe demostrar que es
profesional y esta despojado de prejuicios y animosidades para evitarse ser
señalado que lo hace por razones emocionales, como lo describe el periodista Raymundo
Rivapalacio, en el artículo que dio a conocer el caso que llevaba más de un año
en la sombra judicial.
O mejor,
como la querella vino de la oficina de María Álvarez-Buylla, la titular
de Conacy y, quien, desde que fue nombrada, ¿cómo no?, abrazó el discurso anticorrupción
y enderezó la crítica contra los funcionarios de la pasada administración y
ofreció hacer una limpia, cuando el cargo obliga a ser prudente, discreta y escrupulosa
antes de solicitar a la fiscalía que inicie el proceso penal contra los
funcionarios e investigadores que están en la mira y bajo la atención de los
medios de comunicación.
El eje de
la denuncia contra los funcionarios y científicos, recordemos, tiene que ver
con las transferencias de recursos públicos desde Conacyt hacia el Foro. Que no
sería ilegal porque el artículo 38 de la Ley de Ciencia y Tecnología dice a la
letra “El CONACyT otorgará, por conducto del secretario técnico de la
mesa directiva, los apoyos necesarios para garantizar el adecuado
funcionamiento del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, lo que incluirá
los apoyos logísticos y los recursos para la operación permanente, así como los
gastos de traslado y estancia necesarias para la celebración de sus reuniones
de trabajo”. Y en un comunicado reciente la FGR lo acepta, pero arremete, diciendo
que los acusados crearon una empresa privada que no identifica a la que se le
drenó dinero público.
Más aun, el Consejo de Ciencia y
Tecnología de la actual administración, a finales de 2019, modificó el estatuto
y suspendió la entrega del financiamiento al Foro, y el problema es que se busca
sustentar las órdenes de aprehensión en clave retroactiva por existir esa “empresa
privada” no identificada y que sería el pilar de la acusación.
En, tanto, se esclarece esta
acusación que se perfila como cacería de brujas en el terreno científico, hay
quienes sudan humores propios y ajenos, entre los primeros, están los de Gertz
Manero, quien hace unos meses fue habilitado saltándose las comisiones de pares,
como miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III.
Que dicho de paso corresponde a
los investigadores que tienen una larga trayectoria y una producción académica de
gran reconocimiento entre la comunidad científica internacional, y Gertz
Manero, no ha podido demostrarlo, incluso, su libro sobre la vida y obra de
Guillermo Prieto fue cuestionado por Guillermo Sheridan por incluir párrafos
plagiados, y en el caso de María
Álvarez-Buylla, menos emocional, pero igualmente dura, lleva a pensar que
lo ha hecho para justificar el cargo burocrático.
La más compleja explicación es la
que está en marcha y que se escucha a políticos y miembros del SNI, polémica y me
parece excesiva, es que detrás del proceso de descalificación, deslegitimación,
esta la intención de que cualquier día se diga que el Conacyt, y particular el SNI,
no le sirven al país y, cómo sucedió, con los fideicomisos vinculados a los 26
centros públicos de investigación, haya que desmantelarlos o reducirlos a su
mínima expresión para que su dinero sea utilizado para financiar programas sociales.
Si, es así, está batalla, entre
la ciencia y el gobierno, no terminará en el primer asalto, está de por medio la
viabilidad de una política pública en ciencia y tecnología, que hay que matizar
con un dato, el presupuesto de Conacyt para 2022 probablemente tendrá
incremento y se podría ir a más 29.5 mil millones de pesos, mientras el del SNI
de 7 mil 277 millones de pesos. Un gobierno que busca desaparecer instituciones
no le otorgaría un incremento de financiamiento público.
Sólo, esperemos, que ese juez federal
que hoy pide sustanciar la solicitud de las ordenes de aprehensión no vaya a
ser una pieza del engranaje para cumplir la tarea de detener ipso facto a los funcionarios
y científicos y resuelva en función de la ley y la evidencia presentada.
Y, vaya, no vale la expresión del
presidente López Obrador, cuando señala, que no deberían preocuparse los
acusados porque “el que nada debe, nada teme”.
Con la filtración del expediente ya
se le hizo un daño público al mencionarlos, cuando la directora de Conacyt y el
fiscal general, no han acreditado los presuntos delitos, pero, aun así, está en
marcha un juicio sumario devastador en las redes sociales y eso, no es bueno,
para nadie por la percepción que se genera sobre la comunidad científica
nacional.
Gertz Manero, si no prueba lo
dicho, debería pedir una disculpa y renunciar a la titularidad de la fiscalía,
antes de que se lo pida el presidente o mejor el Senado de la República.
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