LA DIALÉCTICA DE UN TRIUNFO ABSOLUTO
LA DIALÉCTICA DE UN TRIUNFO
ABSOLUTO
A Ana Luz, Tere, Arturo,
Carlos y Polo
Había entusiasmo en las calles,
la gente quería participar y se pronosticaba una buena jornada electoral, los
candidatos a gobernador se habían esmerado por aparecer en los medios. Llegó el
día y la gente salió a votar. Con los datos del PREP se dice que votó el 49% de
la lista nominal. No es el mejor porcentaje de participación ciudadana, pero es
bueno. Ligeramente mejor que el obtenido en 2016. Mejor todavía, técnicamente, los
triunfos de la fórmula de “Juntos hacemos historia” son absolutos e
inobjetables. Evitando así la judicialización electoral. El IEES hizo su
trabajo correctamente y los ciudadanos cumplieron con su parte al emitir su
voto. La oposición actuó responsablemente y asumió el resultado adverso muy a
pesar de que muchos candidatos y operadores fueron hostigados, amenazados,
golpeados y secuestrados por grupos criminales que recorrieron impunemente todo
el territorio estatal.
Nunca sabremos cuál porcentaje de
la población movilizaron estos grupos, ni cuantos ciudadanos reaccionaron alejándose
de las urnas por temor a ser atacado en sus bienes y familias o simplemente cuantos
por estos hechos refrendaron su abstencionismo y su inconformidad democrática. Lo
evidente es que los líderes de estos grupos operaron neutralizando a quienes
consideraron adversarios y apoyando a sus presuntos aliados en esta contienda
electoral. Y el resultado está a la vista Morena y su aliado el Partido
Sinaloense, ganaron la gubernatura y la gran mayoría de los municipios y
distritos, donde fueron en candidaturas comunes o solos. Se configura así una
nueva mayoría que habrá de gobernar Sinaloa en los siguientes años y que buscará,
nos dice el futuro gobernador, armonizar la llamada 4T en tierras sinaloenses.
Esto sucede simultáneamente en un
contexto nacional donde el electorado nacional mandó señales contradictorias
que se están descifrando y habla del valor de nuestra democracia. Ya que por un
lado Morena obtuvo once de las quince gubernaturas en disputa y una cantidad
creciente de municipios que estaban en manos de otros partidos, mientras, por
otro lado, sufrió una caída en la integración de la Cámara de Diputados donde tendrá
50 legisladores menos a los de esta legislatura sino la posibilidad de lograr con
sus aliados actuales, como hoy sucede, la mayoría calificada indispensable para
las reformas constitucionales que le permitirían, entre otras cosas, avanzar en
la desaparición de los órganos autónomos entre ellos el INE.
La ciudadanía, cómo sucedió con el
gobierno de Vicente Fox, no dio esta mayoría que representaría el control
absoluto y apostó por crear contrapesos políticos al presidencialismo. Así que el
presidente y su partido tendrá que renunciar o postergar las políticas más
polémicas o pactar con la oposición que tendrá 225 diputados si quiere continuar
con sus reformas lo cual se ve cuesta arriba sea porque los llamados partidos
bisagra (PVEM y MC) pongan un alto precio a su amor o porque los otros, simplemente,
no tienen en la agenda facilitar las decisiones presidenciales.
No obstante, esta mala noticia para
AMLO, los sinaloenses volvieron a entregarle los siete diputados federales de mayoría
relativa y harán una buena contribución en votos para obtener una parte significativa
de los cuarenta diputados plurinominales que comprende la primera circunscripción
plurinominal.
Ahora bien, la mala noticia, la incursión
decidida del crimen organizado en el proceso electoral seguramente no será de gratis,
aunque no haya sido pedido este apoyo envenenado, pues ostentosamente se hizo
presente en distintos episodios del proceso electoral ante la notoria
contención de las fuerzas de seguridad pública estatal.
Quizá en algunos observadores y
analistas, animará está idea de coexistencia porque Rubén Rocha en la entrevista
que sostuvo con el periodista Carlos Loret de Mola dejó abierta la posibilidad
de un diálogo con sus personeros para pacificar el estado. Esto, si bien no es
novedoso, porque ya ha ocurrido, incluso hasta podríamos afirmar con cierta
dosis de certeza, que está vigente, lo nuevo es que por primera vez un
candidato a la gubernatura se haya atrevido a decírselo y al aire a un
periodista con una gran audiencia.
Por cierto, ninguno de los otros
candidatos cuestionó sus dichos y el tema pasó por encima del debate público,
demostrando una vez más que sólo es un secreto a voces que raya en el tabú, o
mejor, una papa caliente que ningún político en funciones quiere tener en las
manos.
Así que habría que preguntarse en
este tema escabroso ¿que sería lo diferente en un gobierno de la 4T respecto de
lo que ya hicieron sus antecesores? considerando que para muchos es un actor
agridulce enraizado en nuestra contaminada vida pública o, acaso, simplemente será
la reedición de la paz pactada durante los viejos gobiernos priistas.
Claro, entre aquello y esto, hay
una gran diferencia de fondo, todavía en los pasados años ochenta el crimen organizado
estaba subordinado al poder político (léase el libro revelador de Luis Astorga:
Drogas sin Frontera, Grijalbo 2003) y ahora, hay evidencia suficiente en muchos
estudios de que es a la inversa y eso hace más difícil cualquier política de
seguridad pública, por eso quizá más que por razones humanitarias se intenta
volver a esa paz pactada y mejor orientar las políticas a combatir las causas
sociales que es una apuesta que podría ser tan o más peligrosa que la llamada “guerra
contra las drogas” pues deja abiertos flancos que han provocado ya a menos de la
mitad del sexenio más 60 mil homicidios dolosos.
Entonces, volviendo a los saldos
de la pasada elección, que sin duda tiene muy contentos a quienes se entregaron
con todo a la causa morenista y como no en términos de resultados, está ahí el
carro completo desde los gobiernos del Estado y municipios hasta el poder
legislativo, de los cabildos a las sindicaturas, y así tener el mando para
impulsar el programa social de la 4T pero todo ese control institucional pudiera
estar acotado por la sombra del poder factico que se hizo presente en la pasada
elección.
O sea, se puede perder ganando, y
esto lo podremos empezar a visualizar, cuando se integren los nuevos gobiernos estatal
y municipales porque será entonces que veremos cómo estarán representados los
intereses de los factores reales de poder que hicieron posible este triunfo
absoluto.
En definitiva, sean bienvenidos los
nuevos gobiernos y las políticas públicas destinadas a favorecer la mancuerna de
crecimiento económico con justicia social sobre todo aquellas destinadas a los
grupos más vulnerables.
No puedo cerrar este texto sin
mencionar que el martes pasado felicite a Rubén quien en breve será gobernador
electo y le destaque el valor de la crítica y la tolerancia con un claro énfasis
en la UAS, y me respondió, amablemente, prometiendo que durante su gobierno Sinaloa
manifestará una gran transformación. ¡Qué así sea!
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