LA RENUNCIA DE ACELA ESMERALDA

 

LA RENUNCIA DE ACELA ESMERALDA

 


 

La profesora Acela Esmeralda Zatarain Ruiz había hecho la tarea en el partido y alcanzado la nominación de la coalición “Va por Sinaloa” y unas horas después se bajaba inesperadamente de la candidatura priista a alcaldesa por el municipio serrano de Concordia provocando inmediatamente una atmosfera de incertidumbre en esta comunidad, entre la clase política, los organismos electorales  y el gobierno del estado por lo que pudiera estar detrás de esa renuncia pronosticada como ganadora por la larga tradición priista y panista del municipio.

Sin embargo, cómo también se sabe, en los últimos años esta región del sur ha escenificado hechos violetos que han provocado inestabilidad social y económica dejando una estela de pueblos abandonados y cientos de personas desplazándose forzadamente hacia la cabecera municipal y el puerto de Mazatlán incluso fuera del estado.

Por ejemplo ¿Cómo olvidar la masacre del Platanar de los Ontiveros del 24 de diciembre de 2012 donde perdieron la vida nueve personas o luego la fuga a cuentagotas de campesinos hacia lugares más seguros? Dejando detrás sus casas, sus bienes y sobre todo recuerdos familiares.

Por eso, la renuncia a la candidatura no puede verse como producto de una animosidad fugaz, de un siempre no sobre todo, cuando Acela Esmeralda estaba entusiasmada con la postulación de la coalición “Va por Sinaloa”, veía cumplido un sueño y estaba más que lista para iniciar la campaña, pero se detuvo dando un escueto mensaje evasivo: “razones personales”, que decía más que mil palabras porque destilaba gotas de preocupación, miedo y en alguna forma un ligero reproche porque se le cancelaba esa pequeña, pero importante ambición política, de servir a sus vecinos.

Hay versiones de que ella y su familia fueron amenazados de muerte por el grupo criminal que opera en el municipio y si este grupo u otro lo hizo lo hizo, fue porque se puede impunemente y tiene interés político de tener a alguien que al menos no represente un problema para sus negocios a no ser que responda a sus intereses tanto económicos, como de seguridad y control político en un municipio muy dañado.

Recordemos que la economía de este municipio resultó muy afectada por la construcción de autopista Mazatlán-Durango que junto con la pandemia provocó el cierre de pequeñas y medianas empresas comerciales que vendían sus productos y prestaban servicios a quienes transitaban por la carretera vieja y hoy esos viajeros ya no paran solo se escucha a lo lejos el ruido de incesante transitar de vehículos.

También, la aparición de los grupos armados ha provocado miedo en la comunidad y un daño inconmensurable a la agricultura y a las empresas mineras que muchas de ellas en los últimos años han tenido que cerrar por el asedio constante de estos grupos que circulan impunemente por el municipio sin ser molestado por los cuerpos de seguridad.

Ahora bien, la renuncia a la candidatura se ha manejado con el menor ruido mediático sea por la coalición que la había postulado como por los dirigentes priistas del estado. No menos importante es el silencio en la fiscalía donde no hay ni siquiera una nota sobre el asunto y eso hace aparecer que han optado por el daño menor que es la cancelación de la candidatura de Acela Esmeralda. Sin embargo, no hay nada que indique que ahí vaya a quedar el asunto porque es sabido que este tipo de grupos actúan bajo el criterio de “tierra quemada”, es decir, que van hasta donde se les deje imponer sus intereses.

Quizá, la autoridad toma esa decisión para no calentar la atmosfera electoral y así evitar que el asunto de la intervención de los grupos armados no escale y esto se procese por la vía administrativa, o sea, sustituyendo la candidata, sin embargo, la situación puede ser más complicada de lo que parece y si es así habría que explorar lo que está detrás de esta renuncia.

En tanto eso sucede, o no que es también una opción, valdría la pena volver la vista a lo que esta sucediendo en el resto del país donde la violencia del entorno electoral ya costo la vida de más de 130 funcionarios locales, dirigentes y candidatos de todo el espectro político y eso que apenas estamos recién iniciadas las campañas electorales.

O sea, la renuncia pudiera ser la antesala de algo peor, esperemos que no, Sinaloa no lo merece.

 

 

 

 

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