LAS LÓGICAS INVERSAS DE LAS CANDIDATURAS
LAS LÓGICAS INVERSAS DE LAS
CANDIDATURAS
Las coaliciones sinaloenses tienen
en común haber resuelto en las alturas de la Ciudad de México su candidatura
para gobernador, en cenáculos de intermediarios con credenciales de dirigentes
formales y equilibristas de los poderes federales y locales, incluso, porque
no, de los poderes fácticos.
Y es que la definición de
candidaturas cada día son más un ejercicio donde se pone de manifiesto que los
partidos son una suerte de coartada, un arreglo entre elites, más que el
resultado procesos democráticos donde participa la militancia conforme lo que
establece la Ley de Partidos y los propios procedimientos internos de todos y
cada una de las llamadas “entidades de interés público”.
Sin embargo, hay diferencias, de
matiz, sobre como hacen este tipo de acuerdos los que deciden en la coalición
“Juntos haremos historia” y los de la coalición “Va por Sinaloa”.
Así, mientras en la primera, aquel
arreglo centralista es muy probable que lo continúe hacia abajo en las candidaturas a las
principales alcaldías, los distritos electorales locales y federales más
urbanos -y eso dicho de paso, al momento
de escribir este texto, tienen en ascuas a los aspirantes por no saber el
resultado de las “encuestas” que, también, todo indica es una coartada para
justificar decisiones alejadas de las benditas bases-; en tanto, en la banqueta
de enfrente, de la coalición “Va por Sinaloa”, todo se perfila a que será una
mezcla de poderes fácticos y militancia sean en el PRI, como en el PAN, quizá solo
el PRD, por su irrelevancia electoral, hará las cosas como debe ser de acuerdo
a su “democracia” interna y por una necesidad de sobrevivencia.
Entonces, ambas coaliciones, cometen el mismo
error, pensar que su militancia aun con esa decisión centralista, realizada en
las alturas, terminara alineándose y más los simpatizantes tendrán solo de esta
sopa para decidir entre movilizarse y paralizarse; entre votar y no votar;
entre hacerlo por una coalición o la otra.
Y hay algo de cierto en los
mensajes implícitos en esta toma de decisiones políticas. Al final quedará solo
de dos sopas para servirse en la papeleta electoral. Los candidatos del poder
local y los del poder federal. El resto
no pinta. Es mera escenografía o ejercicios previamente pactados con uno u otro
bando. No hay nada nuevo bajo el sol. Quizá, lo nuevo, será el comportamiento del
electorado que oscilara entre la bruma de las narrativas justicieras de la 4T y
la oferta de “detener a AMLO antes de que destruya al país”.
Este dilema de horizontes políticos seguramente
terminará siendo beneficioso porque un segmento importante de la ciudadanía
tendrá que racionalizar su voto, construir un voto estratégico, racional, haciendo un
cálculo costo-beneficio sobre los incentivos de votar por A o por B, porque si
bien los mecanismos de habilitación de candidatos son conforme al mismo formato
centralista la oferta no se perfila notoriamente diferente por ese dilema
ideológico entre conservadores y progresistas; entre privatizadores y
estatistas, que invade la atmosfera y que busca hacer olvidar de cómo se habilitan
las candidaturas.
Y ahí están las apuestas, por el
lado del morenismo, están quienes tienen puesta la mirada en los destinatarios
de los programas sociales. Que estos expresen su agradecimiento con quienes le
ponen un cheque sobre la mesa que no tenían y que satisface necesidades
inmediatas sea para el recibo de la luz o una o dos despensas al mes. Pero, esto,
tiene el inconveniente de que el voto es secreto y el cheque social no alcanza
para todos sino para un segmento de la población. Más, en clave de pensar la
política, de cómo ande el estómago y menos en la lógica de racionalizar los
mensajes políticos.
Pero, podrá decirse, que eso no
responde a la expectativa que tiene la militancia de Morena y podría, llevar a
no actuar conforme lo marca la regla de la disciplina partidaria, pero ¿con que
incentivos? Y esa falta llevar a la
falta de compromiso con la campaña y sobre todo del trabajo del día de la
jornada electoral. Pero esta visión tiene una falla, hay un plan B,
considerando que los procesos de selección no dejen satisfecha a la militancia
política y eso lleve a muchos mantenerse al margen del activismo político. De
la jornada electoral.
Pero, ante esa previsible
ausencia, Morena tiene a los llamados Siervos de la Nación. la existencia de
este morenismo de a pie que cubre el vacío que deja la militancia y que puede
venir de la frustración y el engaño político. Lo que significa que es una
mentira aquello de que la alianza de Morena, con el PAS, es para que este
partido estatal le proporcione la estructura que tiene montada sobre la
territorialidad de la UAS. Quizá, le agregue, pero no es lo único, sobre todo si
cómo dijo Cuén Ojeda en su balance de 2018 los resultados del PAS fueron porque
“hubo simulación” en sus filas.
Y es que, me pregunto, cual es la
diferencia entre los cuenistas de la estructura universitaria y estos “siervos”
que en los últimos dos años han estado tocando puertas de los 18 municipios del
estado, las de todas sus sindicaturas y comisarias. Llevando el mensaje
obradorista y son tantos, o más que esa militancia “a huevo” del Partido
Sinaloense.
Por la parte de la coalición
hegemonizada por el PRI, las cosas no son mejores si no se capitaliza el bono
político que deja el gobierno de Quirino Ordaz, ese listón vistoso que cambio
la imagen de muchos lugares de Sinaloa.
Y es que es una “alternativa”
construida con los tabiques del elitismo y los poderes fácticos, provoca pocos
incentivos militantes y, sobre todo, suscitara suspicacia y temor, entre los
potenciales electores que “compran” la promesa de un cambio en la forma de
gobernar de López Obrador.
Ese mensaje difuso y con asideros
débiles, difícilmente cohesiona, y menos anima al relevo, el ciudadano promedio
busca otros incentivos cómo los que ofrece Morena y que son constantes y
sonantes pero, el electorado, es una masa difusa, en donde hay de todo como en las
grandes plazas comerciales, los fascinantes malls, que cómo descubría el
sociólogo catalán Vicente Verdú: están pensadas en clave de confort,
abstracción de la realidad, ilusiones, simplemente ilusiones y eso, con su
singularidad, es la que saldrá a votar,
a sufragar por lo que le dicte el cerebro o el corazón.
Al margen, de como se haya
formado las coaliciones, que muchos nunca olvidarán porque se quedarán comiendo
sapos mientras otros se alistan para la fiesta del ejercicio del poder.
Publicado en el diario Noroeste el 21 de marzo de 2021
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