EL TAMAÑO DE LOS PODERES FACTICOS


 EL TAMAÑO DE LOS PODERES FACTICOS


En las  últimas semanas hemos sido testigos de diversas expresiones de malestar entre los militantes de los distintos partidos. Unas, de rechazo por quienes se han registrado como precandidatos solitarios, como es el caso del priista Faustino Hernández, otras manifestaciones han sido contra prerregistros que se sostienen contra viento y marea, como es la iniciativa del morenista Gerardo Vargas, quien aspira a la alcaldía de Culiacán, están, además, las críticas que han recibido los reciclados que hacen la lista panista, como son los casos de Zenén Xochihua y Salvador López Brito, y está la renuncia masiva de militantes panistas por la coalición ¡Va por Sinaloa! que ha sido promovida por Alejandro Higuera.

Pero no acaba ahí, está el resquemor, el malestar, que provoca entre propios y extraños el liderazgo de Héctor Melesio quien aspira, de nuevo, ser gobernador del estado, aunque hay una sospecha fundada que es una estrategia para volver a vender cara su estructura territorial construida sobre los cimientos de la UAS, y donde muchos de sus “militantes”, también quieren lo suyo. Ya lo veremos. Y, por si fuera poco, junto a ellos, esta ese tumulto de ambiciones personales que inundan las postulaciones morenistas sea para alcaldes, diputados locales o federales, síndicos procuradores o regidores. No hay nada que detenga este alud de nombres conocidos y desconocidos o por conocer en los grandes públicos de electores.

Sin embargo, aunque son muchos, no todos son iguales. Hay quienes tienen peso específico en sus partidos o quienes tienen en la mano los hilos centrales y eso los hace factibles para alcanzar una nominación a un cargo de elección popular. No olvidemos que tenemos un sistema de partidos poroso y poco institucionalizado, que deja siempre rendijas para que por ahí se filtren este tipo de personajes. Sea por la vía uninominal, cómo por la plurinominal. Más, allá, de si son o no rentables electoralmente. O mejor, habla del poder y del tamaño de los poderes fácticos, del padrinazgo político, que está en juego sea el poder económico e incluso, el llamado poder paralelo que en Sinaloa está demostrado pesa como aval o veto en las decisiones políticas.  

O caso, ¿la persistencia de personajes como Faustino Hernández, Gerardo Vargas, Zenén Xochihua o El Químico Benítez, entre otros, no se explica por los amarres que en corto están haciendo cada uno por su lado y que decolora la competencia democrática de cada una de sus formaciones políticas? Lo vimos de alguna forma en la designación de Rubén Rocha y Mario Zamora, como precandidatos de las dos coaliciones que están llamadas a polarizar el voto y, donde, la rentabilidad fue un factor, pero no el definitivo, todavía existen los grupos de poder y eso es lo que determina el plus en las nominaciones de nuestro sistema de partidos.

O, vaya como ejemplos, ¿cómo explicar satisfactoriamente que el senador Cristóbal Arias, el candidato más rentable de Morena en Michoacán, no haya sido postulado al cargo de gobernador o qué el mismo AMLO, le eche la mano, al hiper cuestionado senador Félix Salgado Macedonio, para que sea el candidato de Morena al cargo de gobernador de Guerrero?

Estamos, entonces, ante poderes fácticos, poderosos, dispuestos a sostenerse en el poder sea por voluntad propia, como interpositamente, sin importar por cual partido o coalición se le postule, y mediante las alianzas que sean necesarias, con el fin último, de alcanzar ese objetivo de permanencia en el círculo rojo de las decisiones políticas en el estado.

Y eso es lo que estamos viendo en Sinaloa, petite comité, campiranamente, dónde los más avezados en política levantan la voz en son de protesta cómo acaba de suceder con Juan Ernesto Millán y Aarón Rivas, que cuestionan algunas postulaciones en el PRI y otros, lo menos avezados, quizá por su irrelevancia, confían todavía en la buena suerte. Que, al fin, nada tienen que perder y mucho por ganar. Si no que se lo pregunten a quienes pasaran sin fama, ni gloria, por una alcaldía o una diputación federal o local, incluso, por un cabildo, que nunca escuchó su voz y ahora ya encarrilados buscan la promoción a un nuevo cargo o reelección, la permanencia en la nómina pública.

Pero, algo más, consciente o inconscientemente, estos personajes buscan llegar a ser parte de la élite, ese club selecto de personajes que viven por décadas de la política. Sin embargo, bien me lo decía un viejo priista sinaloense, en esto de la política “no subes, sino hay alguien de arriba que te jale”. Que te empodere y te distinga del montón. Que te abra puertas. Que te apoye si alcanzas un cargo de representación y claro, todo eso, genera compromisos que frecuentemente no son los de los ciudadanos.

Y es que, no basta llegar en un golpe de suerte o un tsunami electoral, cómo el ocurrido el verano de 2018, sino conservarse en el poder por el mayor tiempo posible. Y aquello, de que te apoya el pueblo sí, pero es en la elección, luego ese pueblo en el mejor de los casos te exige, cuando no se difumina, y reaparece en la siguiente elección cómo votante de este o los siguientes candidatos heroicos que se sacrifican por el llamado bien común.

Así, es el ciclo de nuestra política, una mezcla de patrimonialismo, padrinazgo, circulación de élites, personajes arribistas, que son una apuesta, y dependerá de las políticas que se pongan en movimiento para alcanzar legitimidad, reconocimiento, mientras eso ocurre es un deseo que llega con un toque de atropello, de lucha, muchas veces encarnizada por una nominación, por ser el elegido de las cupulas partidarias o extrapartidarias, las que verdaderamente deciden.

Claro, están las excepciones a la regla, representantes y funcionarios públicos, que dignificaron su trabajo en los órganos de representación o en las funciones de gobierno y que ahora buscaran redimensionar su tarea en un ámbito más amplio.

Pero muchas veces, ni eso, o que alguien nos explique ¿porque el gobernador Quirino Ordaz no ha podido tener mano para promover como candidatos o candidatas a miembros relevantes de su equipo de gobierno o, al menos, en Mazatlán que es el municipio de sus mayores querencias e intereses?

De ese tamaño son los poderes fácticos.

Comentarios

Entradas populares