UNA RAYA MÁS AL TIGRE
UNA RAYA MÁS AL TIGRE
Se le ve molesto. En su
imaginario siente que le robaron la candidatura de Morena para gobernador. No
se detiene a reflexionar porque quizá no está en su ADN un espíritu
autocrítico. Y es que se maneja bajo la máxima de que a río revuelto ganancia
de pescadores. Esgrime el argumento de que ganó la encuesta abierta de
preferencia electoral pero no muestra lo que él exige a Mario Delgado,
dirigente nacional de Morena, los resultados. Sus propios datos. No, va por los
titulares de la prensa o el micrófono de una cabina de radio. De Choix a
Escuinapa. No se sabe si lo hace con recursos propios o del ayuntamiento. Bastaría
que cobrara su sueldo de alcalde por actividades partidarias. Pero sería una
incongruencia rotunda e ilegal hablar de robo, cuándo el usa personal y
recursos materiales del ayuntamiento para ir en su cruzada de inconformidad en el
estado. Ya la síndica tendrá que revisar esas cuentas y ver sí pidió permiso al
cabildo, si utilizó la camioneta todo terreno, las facturas de la gasolina, los
acompañantes si son funcionarios o trabajadores municipales. Transparentar,
transparentar, cómo el alcalde exige a los dirigentes de su partido. Sabe que
el tiempo y el malestar le sirven para sus objetivos. Hay inconformidad de
Nuevo León a Colima, de Baja California a Guerrero y Michoacán. Ya veremos, la
respuesta que da el CEN de Morena, que de entrada alguien ha dicho “esto no es
el PRD, no es asunto de tribus”. Y, claro, en esa lógica se deben respetar las
instancias de decisión partidaria. Pero, no, lo que habla de la baja
institucionalización de Morena. De que muchos de sus militantes, o mejor de sus
candidatos, si no ganan quieren arrebatar. Y es el caso del alcalde de
Mazatlán. Un personaje que esperaba la bendición, la palmada, el cierre del ojo
de López Obrador. Lo que nunca llegó en los viajes del presidente a Sinaloa, ni
en los intentos de ser recibido en Palacio nacional, donde nunca fue aceptado y
por lo tanto ese era el mensaje. “No tienes mi apoyo”, más claro ni el agua. Y
en su cruzada, no sería raro que le manden como señal un “estate quieto”,
cuándo su gobierno tiene causas abiertas por corrupción y violencia política de
género. El argumento que le dio Mario Delgado para no ser considerado como precandidato.
No sería raro entonces que en estos días de agitación y viajes por el estado,
apareciera la sentencia definitiva de la sala regional del TEPJF que lo llevará
a caer en la lista negra que lo pondría fuera de cualquier candidatura. De la
política. Y eso significará salir por su puerta trasera. La de la vergüenza
pública y la deshonra política. O sea, con su actitud belicosa, está quemando
naves, aliados, futuro, tranquilidad. Pero ¿qué podría haber detrás de su
actitud beligerante? Cuando sabe que la encuesta no le benefició sea porque
favoreció a Rubén Rocha porque no estuvo en el ánimo de los potenciales
electores. Menos la decisión de AMLO. Y hay como posible explicación solo de
tres: Se creyó su mentira y ahora va en una desaforada fuga hacia adelante;
sigue la estrategia de que presionando puede vender más caro su renuncia al
empecinamiento seguir la ruta de
descalificación de los procesos internos de Morena y de esa forma, blindarse
ante las denuncias de distinto tipo, que pueden hasta comprometer su libertad
sobre todo cuando la opacidad y la falta de trasparencia ha sido la constante
de esta administración que ofreció el cambio y terminó haciendo lo mismo incluso en algunos casos
superando. La administración obradorista se ha caracterizado por hacer de la
lucha contra la corrupción en la política su principal bandera. Esta semana
simplemente llamaba la atención al fiscal Gertz Manero por su lentitud para
entregar a un juez los expedientes judiciales de los casos de Odebrecht y los
expresidentes. Sin embargo, tarde que temprano tendrá que volver la vista hacia
los gobiernos de Morena que han exhibido sus impudicias, su frivolidad y la
lejanía de esa lucha estratégica del obradorismo. Y, no va a tardar mucho, el
presidente lo necesita para mostrar que la lucha contra la corrupción no se
detiene con los de casa y habrá de decir que ellos están doblemente obligados.
En definitiva, aceptar las
presiones que ejerce el Químico Benítez, es entrar a su juego y eso por salud
para la campaña de Morena lo mejor es esperar que los órganos de justicia
partidista hagan su trabajo y la política electoral siga su curso con sus
ritmos y tiempos. Al tiempo.
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