TIEMPO NUBLADO
La caída del 18.9% del PIB nacional
en el segundo trimestre del año es un golpe económico sin precedente y solo meridianamente
acrisolado con el 10.5% anualizado que pronostica el FMI. Agudo, amplio, integral,
brutal, impactante, absorbente, empobrecedor podrían ser los calificativos más
a la mano de esta circunstancia inesperadamente trágica.
La que deja al país a medio respiro
y a la mayoría de la gente al menos en la incertidumbre. En unos cuantos meses
más de un millón de trabajadores formales y un número todavía mayor de informales
que habrán perdidos sus empleos producto de un número indeterminado de pequeñas
y medianas empresas que han bajado las cortinas por incapacidad para cubrir
rentas, impuestos y nómina.
Este es un drama social de
grandes dimensiones. Significa una pérdida mayor en el consumo y en los
ingresos de los que hoy sobreviven a esta calamidad que combina la crisis
sanitaria con la económica.
Y es que, si bien el panorama desde
antes no pintaba bien y se esperaba el refrendo de la caída del crecimiento de
2019 nunca se pensó que podría ser de esta escala. Ni el desaparecido Alvin Toffler
y ahora el judío Yuval Noah, hubieran imaginado la llegada del apocalíptico Covid-19.
Menor crecimiento, desempleo,
consumo y una ínfima recaudación fiscal federal y también en los estados y municipios,
en un contexto de crecimiento de la demanda social. Más dinero para salud, mayor
inversión pública, apoyos fiscales, seguridad y un gobierno federal que busca
no endeudarse. Un coctel molotov que podría estallar en cualquier momento o está
un adelanto en esas imágenes de violencia citadina que hemos visto en redes
durante estas semanas y que podrían multiplicarse.
Quizá, eso explica la actitud
preventiva de este gobierno, con el otorgamiento de mayores competencias al
ejército y la marina pues si hay una deriva social hacia la violencia la
alternativa parece obvia.
Claro, el gobierno de la 4T, pero
sobre todo el talante pacifista de AMLO, si las cosas se complican quizá lo
tenga, como último recurso, pero igual habrá que esperar la institucionalidad
de las fuerzas de seguridad nacional. Se que esto es especular sobre ese futuro
incierto, pero es válido leer las decisiones políticas para construir
escenarios y posibles desenlaces en un momento catastrófico.
Estamos, cómo calificó Octavio
Paz, en un nuevo “tiempo nublado”, no por la bipolaridad ideológica todavía notoria
en los años setenta, sino por el probable reblandecimiento de algunas de las
democracias consolidadas y peor en las emergentes como la nuestra. Que, ante
esta crisis global, podrían ser incapaces de sostener los equilibrios
civilizados en las relaciones de poder.
Y es por todos conocidos, que
cuando fallan los mandos civiles la tentación autoritaria es muy grande cómo lo
estamos viendo la emergencia de la nueva derecha que recorre el mundo
civilizado.
La experiencia histórica es muy vasta
y más en los países de América latina. Donde no hace mucho tiempo veíamos caer
gobiernos civiles para dar paso a mandos militares y, más recientemente, la
sustitución conservadora por la vía electoral de gobiernos progresistas.
Para no ir muy lejos, México
durante la era de la llamada “Presidencia Imperial” dejó para los anales de la
historia momento oscuros que no debemos olvidar y justamente aparecieron cuando
entró en crisis el “milagro económico” de la segunda posguerra y la emergencia
de la clase media contestataria.
Es el 68 estudiantil, pero
también los brotes de guerrilla de los años setenta. Es el ejército y los
grupos paramilitares, pero también la Brigada Blanca, que cazaba insurrectos en
las montañas del sur y los centros urbanos. Es la mano suave de la apertura
democrática del echeverrismo ante el reclamo de mayores espacios de
participación social que resultaban inaceptables para un régimen de dictablanda
o bien, el que otros calificarían, con el eufemismo de una democracia tutelada.
También se podrá decir que no es
la misma circunstancia que ahora vivimos en una democracia representativa con un
sistema de partidos competitivo. Que, el mejor ejemplo, es la llegada al poder de
la izquierda obradorista y el desplazamiento electoral del PRI y el PAN.
Sin embargo, si bien son
inocultables estos logros, las tensiones sociales que se avecinan producto de esta
crisis tan singular y compleja pondrán en juego las capacidades políticas de
esa izquierda para atender los nuevos problemas.
Hasta ahora los estudios demoscópicos
siguen brindando un bono para moverse con legitimidad en medio de la pandemia,
incluso, brindan apoyo a López Gatell para seguir conduciendo este barco con su
estela creciente de muertes y contagios. Pero la pregunta, que algunos analistas
nos hacemos, es hasta donde alcanzará para mantener niveles de aceptación y sin
necesidad de contener protestas de los perdedores de esta crisis.
Ese es el gran desafío que tiene
una izquierda que llegó el poder con el 53% de los votos emitidos, con la mayor
legitimidad desde cuando a finales de los setenta se inició con la LFOPPE el
proceso de transición mexicana, hasta los sucesivos procesos de alternancia
política, en los tres niveles de gobierno.
Por eso esta crisis económica que
se pronostica en una caída del 10.5% y, si observamos atentamente el 18.9%, del
segundo trimestre, podría ser peor en los siguientes. Y es donde los economistas no terminan por
ponerse de acuerdo sobre el ¿qué hacer?
Uno, por el personalismo del
presidente que esta semana Carlos Urzúa, ex Secretario de Hacienda y Crédito
Público, le critica en un artículo publicado en El Universal, y que a su juicio le ha llevado a tomar
decisiones equivocadas en materia económica y por otro lado, está Gerardo
Esquivel, el subgobernador del Banco de México que defiende en un artículo
publicado en La Jornada la decisión del presidente de no acudir al
endeudamiento para enfrentar la crítica porque “es dinero que se tendrá que
pagar tarde que temprano” pero, sugiere, una serie de medidas fiscales para
abatir el desempleo y promover la actividad económica.
Ambas posturas llevan al
interregno de que no se ha hecho lo suficiente y si bien en el primer trimestre
pareciera que estamos en una situación de no regreso en el otro caso, están por
tomarse decisiones para contrarrestar ese tiempo nublado que estamos viviendo y amenaza con desbordarse
en perjuicio de todos..
Al tiempo.
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