EL DINERO MAFIOSO
Francesco Lo Voi, Procurador
Antimafia de Palermo (capital de Sicilia), recientemente alertó sobre los
riesgos mafiosos que conlleva la pandemia del Covid-19. Y es que este
importante funcionario del Poder Judicial italiano reconoce que toda crisis económica
se reduce inevitablemente a perdidas para muchos y ganancias para pocos; fracaso
de unos frente a la oportunidad para otros; caída, pero también capacidad de
una sociedad para levantarse con lo que tiene a su alcance sean porque está
dotada de instituciones sólidas o porque simplemente estas están porosas.
Blindadas o fácilmente permeables por aquellos actores que operan bajo la
sombra del crimen organizado.
Para Lo Voi, la falta de
circulante es una oportunidad para activar capitales dormidos sea por la vía de
los préstamos a empresarios quebrados o mediante inversiones en el sector
privado e incluso en el paraestatal a través de testaferros en la compra de acciones.
Recuerda para ello una
conversación entre dos capos interceptada luego de la caída del Muro de Berlín.
Un mafioso siciliano le decía al otro que estaba presenciando la quiebra del
muro que inspiró a Pink Floyd con The Wall: “Haz una cosa, anda al Este de
Berlín y compra”. Y el otro le pregunta: ¿Qué debo comprar? Y el siciliano
respondería: Compra todo lo que encuentres. Todo lo que esté en venta:
restaurantes, departamentos, edificios, negocios, hoteles”.
“Esta referencia histórica
es completamente actual -subrayó Lo Voi- porque demuestra que las mafias están
siempre listas para intervenir en momentos convenientes para sus negocios, por
ejemplo, los creados por una crisis económica. Para ellos significa sobre todo
procurarse oportunidades para reciclar, es decir lavar, el dinero sucio que
poseen”. Y sentencia el procurador antimafia: “El riesgo de infiltraciones en
la economía legal es muy alto. Si se ha comprobado que ha sucedido en tiempos
de paz, con más razón se verificará en tiempos de guerra”.
En el mundo se habla ya de que
millones de empresas de todos tamaños tendrán problemas para sobrevivir a la
pandemia. Es más, muchas de ellas, literalmente ya “tronaron” por la falta de
ingresos frescos durante estas semanas. Entonces, está a la vista un mercado
inmenso para las organizaciones criminales que selectivamente pudieran
intervenir para lavar sus pasivos monetarios. Y, claro, con menor riesgo drenar
una mayor cantidad de recursos en aquellas empresas que ya se encuentran
perfectamente lavadas. Esto podría ser una competencia desleal en la lógica del
capital -si es que la tiene en estos tiempos- porque es dinero que además de no
venir por los canales convencionales tienen en sus manos los instrumentos persuasivos
de la violencia directa.
La cuestión está en que habrá
países con mecanismos de control de los flujos del “dinero sucio” en los
circuitos productivos, pero muchos otros no, que podrían ser incluso laxos por
la necesidad de la inversión para la generación de empleos e impuestos.
Quizá, la propia emergencia
pandémica urja las inversiones cómo ocurre en México sin que haya una respuesta
a la altura de la necesidad. Y eso en una economía permeable podría
flexibilizar los mecanismos para que fluya el dinero y se reactive la economía
con sus empleos. Es una hipótesis, no sólo para México, sino para cualquier
otro país cuando llegue el momento de hacer el recuento de daños, y las
respuestas ya las veremos.
Lo cierto es que desde antes que
concluya la cuarentena se está viendo la contracción de la inversión y peor se
agudiza con la caída de los precios internacionales del petróleo. Y, aunque, se
mantengan las inversiones estatales en los grandes proyectos de este sexenio que
habrán de provocar economías de escala en las regiones beneficiadas estas podrían
insuficientes en el mediano y largo plazo.
Más, cuándo además del combate
contra la pandemia hay actores económicos y políticos que están irresponsablemente
en un juego de suma cero en un momento que reclama unos mínimos de
interlocución y unidad nacional.
Cuando termine el ciclo pandémico
tendremos un país con severos daños en la estructura económica y el empleo,
problemas serios de liquidez, sea por la quiebra de miles de empresas o simplemente
las políticas del gobierno no se ajustan a las expectativas individuales o de
grupo, y será un momento de oportunidades para quien se mueve en lógica de “a
río revuelto ganancia para pescadores”.
Este gobierno necesita dinero fresco
para la reactivación económica y existe el riesgo de que pasado el ciclo
pandémico los empresarios con ligas financieras en el crimen organizado busquen
llenar ese vacío. Se podrá decir que esto cae en el terreno de la especulación,
pero no tanto, cuando hay evidencia de que mucho dinero se ha lavado en la
economía formal.
¿O cómo explicar desarrollos
regionales dónde hasta antes de ellos se tenían niveles de participación en el
PIB más bien bajos? Centros turísticos con crecimiento exponencial, ciudades
con desarrollos inmobiliarios impresionantes, un sistema bancario muy dinámico
y la multiplicación de empresas para el consumo de alta gama. Su explicación en
muchos de ellos está más allá de un simple y llano intercambio de dinero.
Entonces, volviendo al fiscal Lo
Voi, hay una amenaza real al Estado sobre todo en un país donde está demostrado
que los cárteles de la droga llegan a tener control sobre regiones enteras y se
han constituido en un poder paralelo, capaz de persuadir por distintos medios al
gobierno más renuente. De ahí la importancia de la estrategia de recuperación
económica del gobierno federal y de los estados, porque en economía como en
política, los vacíos se llenan.
Poner en el centro de la
estrategia a las pequeñas empresas -con esos más de 2 millones de
microcréditos- son indispensables para cualquier negocio familiar. Aunque para
muchos sólo servirá para lidiar unos días con el gasto de la casa. Sin embargo,
el tema está en las medianas y grandes empresas que para sobrevivir necesitan
mucho más que microcréditos. Es necesario facilitarles la sobrevivencia con
prórrogas fiscales y créditos. Y no me refiero a los 15 empresarios
multimillonarios con grandes adeudos con el SAT sino al resto que no son tan
ricos, ni tienen adeudos más allá de los de cualquiera empresa.
Y esas empresas, en una situación
de virtual quiebra, podrían se capturadas por el dinero del crimen organizado. Y eso abonaría, sin duda, a extenderse hacia una
mayor economía paralela, con fuertes flujos de capital que nos recuerda aquella
fanfarronada de Rafael Caro Quintero de que si lo dejaban trabajar él “pagaba
la deuda externa del país”. Y esa amenaza es la que alerta del fiscal Lo Voi.
No hay que echarlo en saco roto.
Al tiempo.
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