BONDADES


confinamiento


Qué hay delante de las múltiples actitudes de agradecimiento con los médicos y personal administrativo y sanitario que están en acción a riesgo de su salud en las instituciones de públicas y privadas; qué hay delante de esos gestos generosos que hemos visto entre taxistas y transeúntes que han brindado apoyo al personal médico y sanitario cómo también a personas que en la vía pública han sucumbido al malestar del Covid 19; qué hay delante de los medios de comunicación interesados en ofrecer información oportuna y veraz a los ciudadanos expectantes de la evolución de la pandemia; qué hay delante de las empresas de telecomunicaciones que suministran servicios eficientes de internet y televisión por cable para hacer más llevadero el confinamiento domiciliario; qué hay delante del personal técnico de las empresas municipales de servicios públicos que hacen su trabajo día y noche para que la recolección de basura y para que la dotación sea estable en las viviendas pero especialmente en los hospitales;  qué hay delante de las personas que se han dado a la tarea de elaborar tapabocas y obsequiarlos a instituciones para que los distribuyan entre la población; qué hay delante de las instituciones y personas que hacen colectas de dinero para suministrar kits sanitarios para el personal médico y sanitario y de los que responden discretamente a estos llamados; qué hay delante de los patrones que asumen el costo económico y regresan a sus casas con salario al personal que labora en sus empresas; qué hay delante de esas familias solidarias que apoyan con sus hijos a esas enfermeras que salen todos los días a cumplir con su tarea en los hospitales receptores de enfermos; qué hay delante de esas enfermeras y terapeutas que siguen asistiendo a las personas con discapacidad sea hospitales o viviendas; qué hay delante de los productores agrícolas que garantizan el suministro de sus productos en los mercados, abarrotes y tiendas de autoservicio;  qué hay delante de esos trabajadores que siguen llevando carnes, frutas y verduras o alimentos preparados a los hogares en confinamiento; qué hay delante de esos funcionarios públicos discretos que están en la sombra mediática y realizan su trabajo con oportunidad y eficiencia; qué hay delante de los comerciantes que todos los días abren sus empresas para suministrar productos frescos a precios justos en beneficio de cientos de miles de personas; qué hay delante de los familiares que cuidan a sus ancianos y enfermos de otros males; qué hay de los amigos que llaman por teléfono para enterarse de cómo se lleva el confinamiento y echando una mano si necesitan algún apoyo; qué hay delante de esos jóvenes que llaman a vecinos o amigos de la tercera edad para ponerse a disposición de hacer mandados que eviten que estos salgan a la compra o el pago de algún servicio indispensable; qué hay delante de quienes a sabiendas que un familiar, vecino o amigo, está pasándolo mal lo asisten con dinero,  alimentos, apoyo psicológico; qué hay delante de los amigos que buscan apoyar a otros llevando un libro, algo de música o recomendando algún sitio de internet para ver un espectáculo, una película, un museo, una obra de teatro o una sesión de danza contemporánea; qué hay delante de esas personas que ofrecen conversar solidariamente con quienes se sientan deprimidos o, mejor,  con aquellos que han sufrido una baja familiar o amistosa por el coronavirus 19; qué hay delante los políticos en funciones de gobierno que impulsan iniciativas para evitar que la crisis de las empresas no signifiquen daños adicionales en la vida de las familias; qué hay delante de esos amigos que en algún momento del día te manda por WhatsApp un video o un meme que te saca de pensamientos negativos provocando una sonrisa sino una carcajada; qué hay delante de ese amigo que lleva y deja al lado de tu puerta  un six de cerveza, una botella de vino o un pay casero; qué hay delante de los conductores que dejan una moneda a quienes venden algún producto o tocan música en algún crucero de nuestras ciudades; qué hay delante de esos padres que ayudan a los hijos pequeños para hacerle más llevadero el día sea jugando con ellos, leyéndoles o auxiliándolos con sus tareas de aprendizaje; qué hay delante de esos padres que conviven buscando recetas y haciendo comida para el gusto de su familia; qué hay de esas familias que han hecho de esta crisis una gran oportunidad para reencontrarse y sostener largas charlas sin más límite que el tiempo hoy infinito.
¿Qué hay delante?… ¡Yo lo sé, generosidad! 

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