TEPUCHE Y LA LEY
La semana antepasada escribí en
estas páginas sobre la situación de emergencia que se vive en la comunidad
rural de Aguacaliente de los Monzón y los llamados de sus pobladores para que
se instale una base militar que los defienda de los grupos armados en disputa
por la zona norte de Culiacán. De lo contrario se verían en la necesidad de
defenderse con sus propios medios lo que es injusto y peligroso.
Y en lo que se esperaba una
respuesta ocurrieron dos asesinatos que claramente son un mensaje contra
quienes hacen ese llamado y también para la propia autoridad si está pensando
en atender la solicitud de los vecinos.
Primero fue Luis Alberto
Monárrez, ex comandante de la Policía de Culiacán, y excandidato a Sindico de Tepuche,
quien cayó en medio de las balas y luego Jovel Pérez, comandante de la Policía
Municipal de la misma comunidad.
Seguramente esto provoca un gran
desconcierto entre la población de esa comunidad por la dimensión de su enemigo
y la parálisis que parece alcanzar a los servicios de seguridad del estado, que
con su capacidad de reacción no atinan a responder a la embestida que sufren
los vecinos de esta sindicatura.
¿Serán los vecinos quienes tomen
la iniciativa de la legitima autodefensa ante la ausencia de respuesta a su
petición? Si nos vamos por la limitada reacción de aquellos es muy probable que
así sea y cuándo esto suceda la autoridad habrá de aparecer para decirles a los
vecinos que están fuera de la ley que se acojan a ella o de lo contrario se les
perseguirá.
Es lo que ha sucedido en
Michoacán y Guerrero donde vecinos de distintas comunidades rurales se han
organizado en Fuerzas Comunitarias de Autodefensas y, paradójicamente, quienes
no los asisten son los que posteriormente van con la ley en la mano a
disuadirlos, detener a sus líderes más visibles y en algunos casos hasta entregarlos
a los grupos armados.
Entonces, esa disyuntiva que se le ha impuesto
a esa sindicatura de Culiacán provoca la incertidumbre del desamparo, pero también
en medio de los grupos armados y el propio sistema estatal de seguridad.
Nada fácil, cualquiera de las
opciones puede tener un final trágico y un incremento de inseguridad para estas
y otras comunidades rurales del estado.
Sinaloa, en este momento, vive la
incertidumbre que provoca la expansión de la pandemia COVI 19 y hacia allá
parecieran estar dedicados todos los esfuerzos del gobierno, nada parece más importante
que no sea estar observando la estadística local de infectados, sospechosos y
eventualmente las muertes.
Pero, eso corresponde hasta ahora
a las autoridades de salud del estado, son ellas las que deben estar
administrando la evolución del mal, y suministrando los insumos para que la
pandemia no se irradie y tengamos una situación inmanejable cómo sucede hoy en
España e Italia.
Así, el sistema estatal de
seguridad debería estar en lo suyo, atendiendo inmediatamente los reclamos de
vecinos asolados por la violencia. Bajarle, pues, presión a la caldera estatal
de manera que en los otros niveles de gobierno puedan concentrarse en lo suyo
en lo que hoy tiene en confinamiento a cientos de miles de ciudadanos.
Volvamos al mensaje que se ha
mandado con los crímenes de los comandantes en lo general se dice que ellos,
los grupos armados son los amos y señores de la región, que no será el sistema
de seguridad el que disponga lo que habrá de suceder en su zona de
control…salvo, claro, que les beneficie a una u otra de las partes en
conflicto.
Y eso resulta inadmisible en un
Estado de derecho, no puede haber otro actor que detente la llamada violencia
legítima, esta es la del Estado con sus instrumentos e instituciones nadie más, por lo tanto, cuando se paraliza
una de ellas lo que estamos viendo es que cede terreno y cuando esto sucede
alguien más lo cubre con el subsecuente desamparo de segmentos de la población.
En definitiva, los sucesos
trágicos de la sindicatura de Tepuche son una afrenta para el Sistema Estatal
de Seguridad, han asesinado a dos de los suyos, y eso en aras del honor baleado
debería buscar servir a los comunitarios e imponer, ahora sí, el valor de la
ley.
Que no se nos complique más de lo
que está el estado con la emergencia de salud.
¡Atiendan!
Texto publicado en el semanario Riodoce 28.03.20
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