VUELTA A CULIACÁN
VUELTA A CULIACÁN
Ernesto Hernández
Norzagaray
En política democrática las
visitas presidenciales suelen ser esperadas por los gobernados con gran expectativa
por la solución de los problemas que les dificulta la vida diaria; también, éstas,
son vistas como ejercicios de contacto para acortar la distancia entre el poder
y los ciudadanos, como una suerte de “gobierno en movimiento” y trasmitir, la utopía,
de gobierno del pueblo, para el pueblo.
En cambio, en política filo-autocrática,
estas visitas interesan más al poder que a los ciudadanos, suelen ser un medio
para pulsar los ánimos ante los hechos consumados, pulimentar estrategias que
reditúen apoyos, refrendar lealtades y compromisos entre elites; aceitar, la
maquinaria operativa, para el refrendo de las clientelas políticas; vamos,
sirven, cómo no, para los discursos retóricos y esperanzadores de un final que
necesariamente será feliz para todos.
Y en medio de esas posturas la presidenta
Claudia Sheinbaum llegó este viernes al aeropuerto internacional de Culiacán. La
capital sinaloense estará ensombrecido y no por falta de sol o temperatura que
sobra, sino por la narco pandemia, que ha dejado en el estado una friolera de
mil 700 homicidios dolosos y otros tantos secuestros, una crisis económica creciente
producto del cierre o, disminución de operaciones de cientos de empresas, que
han dejado en la calle a más de 11 mil trabajadores formales y un número
incalculable de no formales; así mismo, con el robo de más de 6 mil vehículos y
en esa ciudad, emblemática por sus cultivos que surten mercados del país y el
extranjero, encontrara al 90 por ciento de su población, con mucho miedo.
Esta atmosfera de pérdida tranquilidad
y patrimonios está provocando otros tipos de crisis como son la migración a
cuentagotas de quienes pueden hacerlo para volver a sentir seguridad cargados
de nostalgia, pueblos y tierra quemada, resentimiento, viudas, huérfanos,
familias rotas, impunidad, mucha impunidad, dolor, tristeza, miedo,
incertidumbre.
Y una impotencia social que
alcanza al propio gobierno de Rubén Rocha Moya, porque no atina, porque no
puede encontrar la cuadratura, al círculo, y está por cumplirse un año de la
mañana del 25 de julio, cuando en el coto residencial Huertos del Pedregal, estalló
la crisis por el secuestro y extradición de Ismael El Mayo Zambada con lo que
se rompió el viejo pacto que tuvieron durante décadas gobernantes y líderes del
Cártel de Sinaloa.
Entonces, dubitativamente, muchos
sinaloenses se preguntarán el sentido de la visita de la presidenta Sheinbaum a
Sinaloa cuando las cosas no han cambiado sino han empeorado como lo indican las
propias cifras oficiales.
Solo, en junio, el estado ganó el
triste liderazgo nacional en homicidios dolosos cuando oficialmente se
cometieron 209 asesinatos o, sea, prácticamente, siete diarios más un número
indeterminado de desapariciones forzadas.
Y de acuerdo con el último
informe de Data cívica, Veracruz y Sinaloa, son los estados más peligrosos para
ejercer la política: “se posicionan, dice el informe, como las entidades
más violentas para la política en México en la primera mitad de 2025” (véase https://votar-entre-balas.datacivica.org/) Pero, volvamos al punto.
Primero, oficialmente, el motivo de la visita a Culiacán es la
inauguración de salas de quirófanos y de un área especializada de atención a
quemaduras en el Hospital Pediátrico dentro del programa del IMSS-Bienestar y
también, que la presidenta tenga un encuentro con los agricultores, que le
manifestaran los problemas del campo sinaloense que van de la inseguridad, los
aranceles, precios de garantía hasta la sequía y los mercados.
Algo que escuchará con atención junto al secretario del ramo Julio
Berdegué y no habrá de pasar nada. Los agricultores seguirán en las mismas
porque simple y llanamente ya lo han dicho en otras ocasiones y como respuesta,
hasta regaños han recibido de autoridades.
Segundo, por supuesto, los quirófanos son
importantes para atender a quienes lo necesiten, lo mismo el personal médico y
los cada vez más escasos medicamentos, que son un reclamo en todos los
hospitales públicos, sin embargo, como lo pregunta con cierta desesperación
Felipe Guerrero, un agudo analista político: ¿Qué hace una mandataria cortando
el listón de unas salas de quirófano? ¿Por qué una visita presidencial diseñada
de esa manera en un entorno de violencia feroz?
Tercero, y es que, quizá, el
analista invocando el sentido común, esperaría una visita dirigida a la
atención de los serios problemas de inseguridad que vive el estado con sus
ciudades y pueblos cercadas por el crimen organizado con sus restas,
desapariciones, feminicidios…
Cuarto, no faltará quien asegure
que este viaje al noroeste del país -porque de Culiacán se va a Vicam, Ensenada
y La Paz- pautado oficialmente por el IMSS-Bienestar tiene una agenda mediática
paralela porque este viernes comparecerá Ovidio Guzmán ante un jurado estadounidense
donde se habrá de declarar culpable de los delitos que se le imputan y se
sospecha que acordó mencionar nombres de presuntos narcopolíticos que
estuvieron o están al servicio del crimen organizado y en su comparecencia ante
la prensa reitero la postura de la presidencia.
Ya hubo un adelanto mediático de
estas posibles declaraciones y la respuesta de la presidenta Sheinbaum ha sido
que exigirá las pruebas de las acusaciones en contra de quien sea señalado.
Y esto, es lo que será
probablemente la nota política del fin de semana que es el resultado de las
estrategias de los operadores en ambos países y el problema no son los
señalamientos vox populi que, de ocurrir, no solo sería grave para el
grupo gobernante sino, por lo que posteriormente podría venir, en un contexto
de amenazas, tensiones y presiones.
Están escalando en el ámbito
económico, político y diplomático y la pregunta es si la presidenta Sheinbaum se
alineara como en otros temas o se le complique más la situación en la relación
bilateral.
Al tiempo.
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