ELECCIÓN DEL PODER JUDICIAL Y AUTOCRATIZACIÓN EN MÉXICO

 

ELECCIÓN DEL PODER JUDICIAL Y AUTOCRATIZACIÓN EN MÉXICO

 

Ernesto Hernández Norzagaray

 

Si la elección de ministros magistrados y jueces por voto popular era un escándalo desde el punto de vista democrático que a los votantes se les haya ofrecido un acordeón para votar a los candidatos del oficialismo es un absoluto despropósito que se inscribe en las peores enseñanzas de las prácticas electorales en sistemas democráticos.

En efecto, el pasado 7 de junio estaban convocados 100 millones de mexicanos Para votar por estos cargos y solo llegaron de ellos a las urnas escasamente 13 millones y de este número al menos 3 millones fueron declarados nulos lo que significa que sólo 10 podrían considerarse legítimos.

Peor, en la sesión del 16 de junio del Consejo General Instituto Nacional Electoral (INE), no pasó desapercibido lo ocurrido una semana y media antes pues ya habiéndose hecho acopio de las actas que cada uno de los 300 distritos electorales recogió y contabilizó saliendo a la luz múltiples irregularidades qué llevó a que los consejeros cuestionarán la calidad de esa elección incluso 5 de los 11 miembros de este órgano ciudadanizado planteara la invalidez del proceso electoral.

La consejera Claudia Zavala fue contundente en su diagnóstico de lo ocurrido en las más de 80 mil urnas que se instalaron a lo largo y ancho del territorio nacional.

Denunció ante el pleno del INE que durante la jornada electoral además de haber entregado millones de acordeones en papel y en imágenes digitales con los nombres de candidatos que finalmente resultaron electos en un 80%, también, se encontraron insólitamente boleta sin doblez, es decir, que no fueron dobladas para ser depositadas en las urnas; boletas marcadas con la misma caligrafía; casillas con 100% de participación o más; votos, claramente, inducidos a través de los acordeones y, todo ello fue posible, por medio de una planeación organizada y con cargo a recursos económicos desconocidos para llevar a cabo una estrategia nacional con el fin de inducir el voto a favor de ciertas candidaturas que hoy sabemos son las del oficialismo.

Afirmó la consejera Zavala qué los acordeones distribuidos masivamente fueron guías diseñadas para manipular el voto de manera que en la elección de los ministros de la Suprema Corte de Justicia quedaron quienes encabezaban los acordeones inductores del voto.

Y con esto se rompieron tres principios fundamentales de cualquier elección democrática: la autenticidad del proceso, la equidad en la contienda y la certeza del resultado.

No obstante, la evidencia expuesta por esta consejera y secundada por otros cuatro de sus compañeros se impuso la mayoría oficialista encabezado por la presidenta del INE Guadalupe Taddei y esto, evitó, que las irregularidades fueran discutidas por los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo cual queda firme la elección de los nueve ministros que integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación qué entrará en funciones el primer día de septiembre de este año y el Tribunal solo deberá resolver las impugnaciones que interpongan ciudadanos.

Para tener una idea más precisa de lo ocurrido el pasado 16 de junio habría que recordar las tómbolas que el poder Legislativo llevó a cabo en vivo y en directo para seleccionar a una tercera parte de los aspirantes y mediante otros mecanismos hizo lo propio el poder Ejecutivo y Judicial.

Y aquí, es de destacar, que en la transición desde un sistema democrático a otro autocrático ha sido un voto la diferencia que por vías no democráticas se han obtenido. En la Corte está el voto del ministro Alberto Pérez Dayán quien votó en contra de un proyecto que pretendía declarar inconstitucional la reforma judicial; está, también, el voto del senador Miguel Ángel Yunes Márquez que le dio la mayoría calificada al oficialismo a cambio se dice de causas penales y en el caso, que nos ocupa en este artículo, el voto de la consejera Claudia Humphrey, quien otorgó el voto decisivo para probar la validez de la elección judicial.

Y eso pesa a que en su intervención ante el pleno del INE afirmó categóricamente que hubo “casillas con altísima participación ciudadana, el fenómeno provechoso de las boletas sin señales de dobleces, la desaparición de los listados nominales de casilla, la misma caligrafía en diversas boletas con identidad e idénticas secuencia numérica, el robo de paquetes electorales enteros y los acordeones a las puertas de las casillas o en redes sociales”, aún, reconociendo, la gravedad de la situación votó a favor de la validez de la elección.

La declaración del Consejo General del INE sobre la validez de la elección judicial exhibe una contradicción profunda entre la premisa de garantizar la integridad del voto y la omisión de múltiples irregularidades.

Y es que el escrutinio de los votos emitidos lejos de ser una rutina reveló prácticas que evocan episodios oscuros del pasado electoral mexicano y que se supone ya había superado la sociedad mexicana.

Morena y sus aliados, esperan dar el siguiente paso hacia una autocracia, antes de que finalice el año cuando lleven al Congreso de la Unión el proyecto de reforma electoral tiene como pieza central el cambio del sistema mixto electoral donde confluye la representación de mayoría relativa y la representación proporcional que permite un lugar a las minorías en la federación y los estados, incluso, los cabildos municipales, de manera que el diseño que ha trascendido privilegia un sistema de mayoría simple que podría devenir en el mejor de los casos en un sistema bipartidista de partido hegemónico.  

Con esto prácticamente estaríamos cerrando el sistema democrático creado mediante pactos legislativos y estaríamos con todas las piezas de un sistema autocrático con la captura de todas las instituciones públicas del Estado mexicano.

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