LA OBRA PERPETUA GRECO-ROMANA,Y DE AMLO
LA OBRA PERPETUA GRECO-ROMANA,Y DE AMLO
Ernesto Hernández Norzagaray
“El hecho de que pensemos en el desarrollo, son obras del
presente... ahí están trabajando 18 mil 600 personas del presente, es para el
futuro y el futuro es que son para la perpetuidad, como las obras que
hicieron en la época romana y griega”, declaró el gobernador Rubén
Rocha ante la presencia del presidente López Obrador en Mazatlán del lunes
pasado.
O sea, si Rocha se refiere al llamado tren maya es que supone que
esa obra estará presente todavía dentro dos o tres mil años si la humanidad
existe para entonces y eso es muy difícil saberlo por la destrucción de los
ecosistemas y, justamente, la construcción de esas vías férreas ha significado la
perdida de cientos de miles de hectáreas selváticas y múltiples mantos
acuíferos de los llamados cenotes.
Entonces, la interpretación debiera ser otra, nada que ver con
los teatros y templos de estas antiguas civilizaciones. Sea el Partenón en la Acrópolis
destinado a la diosa Atenea o el teatro de Epidauro con su acústica excepcional
que indica el valor que tenía el arte y la religión en la cultura griega. Y lo
mismo ocurre con el Coliseo que actualmente se mantiene en pie como símbolo de
poder en la cultura romana.
No hay punto de comparación entre un tren que se acaba de
descarrilar y estas obras que son parte importante de la historia de la
humanidad y sus civilizaciones. Entonces, ¿cómo interpretar las palabras
elogiosas, aduladoras, de Rocha Moya ante la mirada dubitativa de López
Obrador?
Considerando el momento político que vive el presidente López
Obrador después del primer debate presidencial donde Claudia Sheinbaum donde evadió
responder las preguntas puntillosas que Xóchilt Gálvez le había hecho si no, que,
en las intervenciones de la científica, no había defendido las obras de su
gobierno y eso estaba en el guion.
Conociendo la hipersensibilidad del residente de Palacio
Nacional seguramente lo interpretó como un acto de traición a su proyecto
político y a la 4T. Rocha quizá lo intuyó y corrió el riesgo de exhibirse como
un adulador, un lambiscón, tratando de enmendar la plana a Claudia Sheinbaum y
vinieron los elogios a unas obras que no están terminadas, están en medio del
escandalo público, está semana Loret Mola ventiló que nuevamente uno de sus
hijos está metido en actos de corrupción
que involucra a oficiales del ejército y que no se sabe cuándo estará
plenamente en funciones.
Había que levantarle el ánimo y decir a los cuatro vientos que
sus obras son lo máximo, que se quedaran para la posteridad y las nuevas
generaciones se lo agradecerán, no hubo límites en el elogio y esas palabras
melosas quedaran eso sí, para los anales de la historia del discurso político de
la 4T.
Pero López Obrador, no se tragó la píldora del elogio, pues si
bien en su intervención de la mañanera mazatleca, se le había visto relajado y
hasta felicitó el debate como un ejercicio democrático, 24 horas después expresó
lo que realmente pensaba, visiblemente molesto, señaló que las preguntas
estuvieron basadas en las “acusaciones de sus adversarios” un dicho que pega a Claudia
Sheinbaum por sus silencios durante el debate.
“La narrativa del debate, dijo el presidente, salió de lo que
sostienen nuestros adversarios de los medios de manipulación, toda la narrativa
del debate fue eso, no reconocer absolutamente nada” para continuar “dejando a
conductores el privilegio de escoger que preguntas hacer, y decir “que mal
estamos en salud”, sin reconocer absolutamente nada, que “mal estamos en
educación”, que mal estamos en todo” pero, aun así, no pudieron dejarnos mal”.
Y entonces dirán sus críticos, ¿Qué sentido los mensajes crípticos de La
Rayuela en La Jornada?
Compremos la idea de que no fueron los ciudadanos los que
plantearon las preguntas, sino sus adversarios. La pregunta verdadera que queda
en el aire, o mejor en el inconsciente del presidente, y quizá es lo que lo
tiene molesto, ¿Por qué su candidata no salió a defender el proyecto cuando se
presta a la interpretación de que quien “calla, otorga”?
Y eso, es un mal mensaje, que ha llegado desde Palacio Nacional
y no es casual que Claudia Sheinbaum, en un discurso de campaña que pronunció
el martes pasado en Ciudad Netzahualcóyotl buscó corregir, dar fe de compromiso
y militancia en el proyecto de la 4T.
En definitiva, las palabras de Rubén Rocha que para muchos están
fuera de lugar y son materia de memes y risotadas se inscriben perfectamente en
la tensión que dejaron las evasivas de Claudia Sheinbaum y refleja la molestia
del presidente que quiere que a cada momento sea reconocido su legado.
Quizá, por eso, en la mañanera del martes pasado, cómo un acto
reflejo el presidente volvió a decir, que ahora sí, antes de que abandone el
cargo, dejara para México el mejor sistema de salud del mundo y eso que no
tiene ni pies, ni cabeza, lleva a preguntar si Claudia saldrá a defenderlo en
los próximos debates presidenciales.
Ernesto Hernández Norzagaray
“El hecho de que pensemos en el desarrollo, son obras del
presente... ahí están trabajando 18 mil 600 personas del presente, es para el
futuro y el futuro es que son para la perpetuidad, como las obras que
hicieron en la época romana y griega”, declaró el gobernador Rubén
Rocha ante la presencia del presidente López Obrador en Mazatlán del lunes
pasado.
O sea, si Rocha se refiere al llamado tren maya es que supone que
esa obra estará presente todavía dentro dos o tres mil años si la humanidad
existe para entonces y eso es muy difícil saberlo por la destrucción de los
ecosistemas y, justamente, la construcción de esas vías férreas ha significado la
perdida de cientos de miles de hectáreas selváticas y múltiples mantos
acuíferos de los llamados cenotes.
Entonces, la interpretación debiera ser otra, nada que ver con
los teatros y templos de estas antiguas civilizaciones. Sea el Partenón en la Acrópolis
destinado a la diosa Atenea o el teatro de Epidauro con su acústica excepcional
que indica el valor que tenía el arte y la religión en la cultura griega. Y lo
mismo ocurre con el Coliseo que actualmente se mantiene en pie como símbolo de
poder en la cultura romana.
No hay punto de comparación entre un tren que se acaba de
descarrilar y estas obras que son parte importante de la historia de la
humanidad y sus civilizaciones. Entonces, ¿cómo interpretar las palabras
elogiosas, aduladoras, de Rocha Moya ante la mirada dubitativa de López
Obrador?
Considerando el momento político que vive el presidente López
Obrador después del primer debate presidencial donde Claudia Sheinbaum donde evadió
responder las preguntas puntillosas que Xóchilt Gálvez le había hecho si no, que,
en las intervenciones de la científica, no había defendido las obras de su
gobierno y eso estaba en el guion.
Conociendo la hipersensibilidad del residente de Palacio
Nacional seguramente lo interpretó como un acto de traición a su proyecto
político y a la 4T. Rocha quizá lo intuyó y corrió el riesgo de exhibirse como
un adulador, un lambiscón, tratando de enmendar la plana a Claudia Sheinbaum y
vinieron los elogios a unas obras que no están terminadas, están en medio del
escandalo público, está semana Loret Mola ventiló que nuevamente uno de sus
hijos está metido en actos de corrupción
que involucra a oficiales del ejército y que no se sabe cuándo estará
plenamente en funciones.
Había que levantarle el ánimo y decir a los cuatro vientos que
sus obras son lo máximo, que se quedaran para la posteridad y las nuevas
generaciones se lo agradecerán, no hubo límites en el elogio y esas palabras
melosas quedaran eso sí, para los anales de la historia del discurso político de
la 4T.
Pero López Obrador, no se tragó la píldora del elogio, pues si
bien en su intervención de la mañanera mazatleca, se le había visto relajado y
hasta felicitó el debate como un ejercicio democrático, 24 horas después expresó
lo que realmente pensaba, visiblemente molesto, señaló que las preguntas
estuvieron basadas en las “acusaciones de sus adversarios” un dicho que pega a Claudia
Sheinbaum por sus silencios durante el debate.
“La narrativa del debate, dijo el presidente, salió de lo que
sostienen nuestros adversarios de los medios de manipulación, toda la narrativa
del debate fue eso, no reconocer absolutamente nada” para continuar “dejando a
conductores el privilegio de escoger que preguntas hacer, y decir “que mal
estamos en salud”, sin reconocer absolutamente nada, que “mal estamos en
educación”, que mal estamos en todo” pero, aun así, no pudieron dejarnos mal”.
Y entonces dirán sus críticos, ¿Qué sentido los mensajes crípticos de La
Rayuela en La Jornada?
Compremos la idea de que no fueron los ciudadanos los que
plantearon las preguntas, sino sus adversarios. La pregunta verdadera que queda
en el aire, o mejor en el inconsciente del presidente, y quizá es lo que lo
tiene molesto, ¿Por qué su candidata no salió a defender el proyecto cuando se
presta a la interpretación de que quien “calla, otorga”?
Y eso, es un mal mensaje, que ha llegado desde Palacio Nacional
y no es casual que Claudia Sheinbaum, en un discurso de campaña que pronunció
el martes pasado en Ciudad Netzahualcóyotl buscó corregir, dar fe de compromiso
y militancia en el proyecto de la 4T.
En definitiva, las palabras de Rubén Rocha que para muchos están
fuera de lugar y son materia de memes y risotadas se inscriben perfectamente en
la tensión que dejaron las evasivas de Claudia Sheinbaum y refleja la molestia
del presidente que quiere que a cada momento sea reconocido su legado.
Quizá, por eso, en la mañanera del martes pasado, cómo un acto
reflejo el presidente volvió a decir, que ahora sí, antes de que abandone el
cargo, dejara para México el mejor sistema de salud del mundo y eso que no
tiene ni pies, ni cabeza, lleva a preguntar si Claudia saldrá a defenderlo en
los próximos debates presidenciales.
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