LORET VERSUS AMLO
LORET VERSUS AMLO
Ernesto Hernández
Norzagaray
La crítica al periodismo que hace
Carlos Loret de Mola a través del sello de Latinus frecuentemente no les gusta
a muchos de sus colegas porque ven ellos a la derecha agazapada, protagonismo, espectacularización,
oportunismo y, en el exceso, falta de profesionalismo.
Pero, me atrevo, a decir que en
el fondo de estas críticas hay cierto celo profesional porque Loret de Mola y
el equipo que lo acompaña, con sus revelaciones tremendistas, está dado la
vuelta al debate público y que periodista no quisiera esa visibilidad e influencia.
Y es que Latinus, se ha
convertido en la mayor referencia periodística de nuestro país, la selección de
noticias, la forma de trasmitirlas y los hitos que deja abiertos han cautivado
a millones de mexicanos y extranjeros que siguen cada una de sus ediciones
sobre todo que junto con el presidente López Obrador estimulan diariamente la conversación
pública.
No es casual que este periodista
y Latinus sean mencionados como ningún otro medio de comunicación para mal en
las conferencias mañaneras donde se le denosta y exhibe como la punta de lanza
de la derecha, el conservadurismo lo que paradójicamente ha catapultado su rating
en las audiencias consumidoras de contenidos.
Y es que, todo está bien cuidado,
desde la amplitud de la escenografía, la cadena de reporteros dentro y fuera
del país, la producción de contenidos, las entrevistas y el conversatorio con
distinguidos periodistas, académicos e intelectuales.
Sin embargo, no todo es perfecto,
para mi gusto veo que las entrevistas y el conversatorio tiene el defecto de
otros medios que es invitar solo a los que coinciden con la línea editorial del
medio, sería, bueno, en beneficio de las audiencias más contrapuntos en materia
de opinión.
Se dirá a su favor, que a los que
se les exhibe constantemente no quieren ir a la sede de Latinus y es que el
oficialismo, tiene vetado a este medio, lo que prácticamente significa que los
exponentes más preclaros del obradorismo están ausentes.
Ahí está, por ejemplo, que Loret después
de presentar una investigación del llamado “clan” se le brinda el derecho de
replica al presidente incluso se le solicita una entrevista para aclarar lo que
se tenga que aclarar y, quizá, para evitarse peores males el presidente le da vuelta
y, a lo sumo, se le invita a que asista a la conferencia mañanera como uno más
de los periodistas acreditados.
Pero, Loret de Mola, cómo el
propio presidente López Obrador, saben que cada uno tienen un peso específico en
la opinión pública y cada uno, exige un tú a tú, en su propia cancha, lo que por
no llevarse a cabo termina perjudicando el derecho a saber sobre los temas que
tocan la imagen del presidente, sus hijos y los personajes del llamado gobierno
de la 4T.
Y, por eso, ante la imposibilidad
de Loret de entrevistar al presidente López Obrador este ha recurrido constantemente
al recurso eficaz de dar a conocer las preguntas que haría al titular del Ejecutivo
en caso de tenerlo cara a cara y, claro, todas las preguntas llevan filo de manera
que es imposible salir adelante con retórica y, menos, con denuestos y
calificativos quedando el presidente en entredicho.
Por lo que, ha sido más fácil, para
el presidente denostar al periodista y no responder en forma a ninguna a las
investigaciones que hace el equipo de Latinus muy a pesar de que pone en
entredicho la honorabilidad de su gobierno y la de miembros de su familia.
Latinus más allá de si se financia con dinero
del impresentable Roberto Madrazo o si recibe información clasificada de organizaciones
internacionales o es producto de una cruzada internacional de la derecha, cómo
se lo echa en cara el presidente, está la labor de investigación con papel en
mano de lo obtenido a través de solicitudes de información al INAI, lo cierto,
es que con esta plataforma el público tiene más y mejor información para la
toma de sus decisiones.
Robert Dahl, un politólogo norteamericano
muy destacado, dijo acertadamente en su investigación: La Poliarquía: participación
y oposición (Tecnos) que la calidad de una democracia se mide por la calidad de
la información que los ciudadanos tienen al alcance para participar en lo
público.
Esto implica, también, la calidad
de los medios de comunicación que son los vehículos para que la gente este
informada y, en ese renglón, cada medio ofrece lo que puede ofrecer.
Y nos guste o no, más allá de
anteojeras ideológicas, celo o sudoraciones ajenas sobre un personaje, en este
caso Loret de Mola, hay que reconocerle su valentía y el valor de hacer un
periodismo capaz de convertirse en contrapeso del poder cuando muchos de los
medios están sujetos a la dinámica que imponen simpatías personales y, sobre
todo, la compra de publicidad gubernamental. Cómo bien diría, ya un clásico
sinaloense: al que no le guste que pase a la ventanilla a ver lo de su convenio.
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