LA DESLEALTAD SE PAGA CON HUMILLACIÓN
LA DESLEALTAD SE PAGA CON HUMILLACIÓN
Ernesto Hernández
Norzagaray
“Los jueces, dice el presidente López Obrador, ordenan que se
libere a un delincuente en horas, no 72 horas, en 24 horas, y un sábado y
tenemos que andar pendientes para ver si no tiene otras órdenes de aprehensión,
en algunos casos sí y ya no salen. Pero cuando se daban estos hechos y estaba
Zaldívar, se hablaba con él y él podía, respetuoso de las
autonomías de los jueces, pero pensando en el interés general, pensando en la justicia, en proteger a los ciudadanos
ante el crimen, hablaba con el juez y le decía ‘cuidado con esto’”.
Y el residente de Palacio Nacional remata duro: "Él (Zaldívar) ayudaba.
Llega la señora (Norma) Piña y dice: ‘los jueces son autónomos’, o sea,
licencia para robar, o sea, hagan lo que quieran, porque así tiene fuerza al
interior del Poder Judicial. O sea, es una relación de componendas y de
complicidades, como si se tratara de una mafia”.
Estas
expresiones del presidente dichas un día después de la liberación de Emilio
Lozoya con medidas cautelares han provocado una sacudida mediática que ha pasado
a un segundo plano gracias al reportaje de New York Times sobre contribuciones económicas
que habrían hecho los cárteles del crimen organizado a la candidatura presidencial
de López Obrador en 2018 a través de “aliados” y gente cercana, incluso hijos, ha
sido insuficiente para evitar que distintas personalidades del mundo de las
leyes e instituciones gremiales se pronuncien ipso facto en esta clara intervención
de parte del Ejecutivo en los asuntos específicos del Poder Judicial.
La
reacción de Arturo Zaldívar no se hizo esperar con un galimatías durante el
programa matutino de Ciro Gómez Leyva donde el exministro actúo como Rubén
Aguilar, cuando siendo vocero de Vicente Fox, corregía los yerros y dislates de
su jefe, mediante la trillada expresión: “en realidad lo que quiso decir el presidente
Fox fue tal cosa” y es que este a bote pronto afirmó al aire en tono de
reproche, molesto: "Nunca hablé o he hablado con
ningún juez, jueza, magistrado o magistrada para proponerle, sugerirle,
insinuarle y mucho menos instruirles un determinado caso. Lo que sí hicimos fue
procesar las quejas, pero sí defendimos el Poder Judicial".
Hay quienes afirman que estás
revelaciones en Palacio Nacional exhiben a Arturo Zaldívar como un presidente
de la Suprema Corte servil que estaba al servicio del presidente López Obrador
y lo dicho por el presidente viola una serie de leyes vinculadas a la
separación de poderes, pero, eso ya lo decidirán los ministros de la Corte si
hay materia para juzgar y sancionar a su hasta hace poco compañero de toga.
Ahora bien, nos interesa explorar porque el presidente ha dicho, lo que ha
dicho, considerando que hay indicios notorios de que aquella lealtad en la
Corte devino en una separación anticipada de la misma para incorporarse a la
campaña presidencial de Claudia Sheinbaum sin siquiera haber manifestado la
causa grave prevista en la Constitución.
Existe la interpretación de que
el balconeo del presidente se debe a que recientemente el exministro señaló que
no estaba de acuerdo con que los jueces, magistrados y ministros sean sometidos
a la tiranía de las urnas y eso, leyendo los dichos del presidente, significa
un acto de deslealtad e imprudencia, cuando se busca que todos los
cuatroteístas toquen la misma tonada de Palacio Nacional.
Y sin duda, Zaldívar, desentono, y
mucho, en un momento que se exige unidad en torno al presidente, lo que resulta
intolerable para alguien que se ve muy pronto administrando un neomaximato
posmoderno.
También, en la misma lógica, se
dice que es un mensaje para Claudia Sheinbaum, que no debe permitir este tipo
de expresiones disidentes dentro de la campaña que afecta el proyecto político
del “movimiento” y es que la candidata presidencial, que sigue a pie juntillas
los dichos del presidente López Obrador, debe entender que este mientras siga
siendo el jefe del movimiento no admitirá deslealtades lo que signifique esto en
su imaginario y eso, podría, llevar, a tomar distancia con las posturas desentonantes
del exministro.
Los efectos de las expresiones de
López Obrador lo estamos viendo a nivel mediático con las críticas duras procedentes
de la propia Corte, el Consejo de la Judicatura federal y la Barra de Abogados,
sin embargo, lo que signifique en términos políticos lo veremos más adelante y por
lo pronto, es un estate-quieto, una primera llamada, un foco rojo en el equipo
de la candidata obradorista.
Y es que en el hipotético caso de
ganar Claudia Sheinbaum hasta antes de ese desaguisado se ha especulado que el exministro
era el candidato idóneo para ocupar el cargo de fiscal general de la República
(FGR).
No para que haga la reforma del
Poder Judicial y por eso lo apoyo el presidente para que se reeligiera como presidente
de la Corte, sino para seguir haciendo lo mismo desde la Fiscalía.
Afortunadamente, Zaldívar no
contó con los votos suficientes y, fue así, como llegó Norma Piña a ocupar el
máximo cargo en la Suprema Corte de Justicia y Zaldívar, se fue haciendo cada día
más irrelevante, al lado de las ministras cuestionadas Jazmín Esquivel y
Loretta Ortiz y, como el mismo lo manifestó en su despedida, ya no tenía mucho
que aportar y había que buscar nuevos aires.
Y fue así, desde esa irrelevancia
cargada de frustración, habría presentado su renuncia para evitarse
probablemente la molestia de hacer más visible su subordinación. Votando una y
otra vez del lado del bloque de ministras del presidente que provocan frecuentemente
pena ajena con sus posturas claramente oficialistas y alejadas de la
Constitución y, a la que se suma, la militante Lenia Batres, por obra y gracia
del dedo del presidente.
En definitiva, la declaración de
parte del presidente López Obrador, no sólo tizna la trayectoria en el servicio
público de Arturo Zaldívar que tanto había cuidado, incluso, su posición sobre
el voto popular para elegir a jueces, magistrados y ministros era parte de ese traje
impoluto. Que él se había hecho a la medida y hoy busca, dando un triste espectáculo,
sacudirse con el galimatías de “el presidente no quiso decir eso, sino todo lo
contrario”. Por favor, no estamos, ¿o si estamos?, bajo el techo ideológico del
gobierno de Luis Echeverría. Al tiempo.
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