LA NOCHE DEL CONGRESO
LA NOCHE DEL CONGRESO
Ernesto Hernández
Norzagaray
Si la concentración universitaria
del pasado miércoles en los accesos del Congreso del Estado tenía como objetivo
echarle a perder el segundo informe de gobierno de Rubén Rocha Moya no sólo lo
ha logrado, porque no se celebró, sino llevó a los líderes del Congreso del
Estado a suspender actividades por “no garantizar la seguridad” de quienes asistirían
al recinto legislativo.
Así mismo, si la radicalización
de los líderes universitarios tenía como objetivo demostrar su capacidad para
movilizar desde los veinte municipios hacia Culiacán y poner, contra la pared
al gobernador, lo han logrado y ahora este convoca a una gran concentración frente
al Palacio de gobierno del Estado para rendir su II informe y se esperan 20 mil
personas de todo el estado.
Si, en cambio, este episodio
inédito en los poderes del estado fue pensado en clave de medir fuerzas entre
la Universidad Autónoma de Sinaloa y el gobierno del Estado, las de la
institución Rosalina demostraron ser superiores y pautaron que cualquier
decisión o sentencia judicial se va a enfrentar con movilizaciones cuantas
veces sea necesario lo que pone al gobernador constantemente en una disyuntiva.
También, si las movilizaciones universitarias
buscan cumplir un ejercicio pedagógico para los suyos y otros sectores sociales
de la población sinaloense que, ninguneadas o no atendidas, están logrando su
propósito y es de esperar, que el ejemplo contagie ante las bravatas reiteradas
contra periodistas, universitarios, lideres sociales o productores agrícolas
que exhiben inmadurez en un gobernante con escasa mano izquierda para
administrar los conflictos normales de una sociedad como la sinaloense.
Ahora bien, si los líderes de las
movilizaciones buscan ir más allá del conflicto jurídico político y poner en
entredicho la concepción autocrática que domina al grupo gobernante está
sentando las bases para convertirse en una caja de resonancia de alto cilindraje
mediático.
Así mismo, como se ha dicho en la
narrativa oficialista, lo que se busca, es sacar al PAS de la Universidad para que
“alcance la plena autonomía” y, no, cómo han dicho algunos de sus detractores,
que es un juego de “quítate tu para ponerme yo”, la evidencia demuestra que hay
un muro de contención que no tiene el gobierno y los apoyos mínimos de dentro y
fuera de la Universidad está demostrado ser insuficientes.
Peor, todavía, si al PAS que es
un factor de peso en la Universidad, como antes lo fueron el PRI, PCM, CS o el
PMT, lo está viendo como una avanzada para las elecciones concurrentes de la
próxima primavera está demostrando capacidad de convocatoria porque es un
derecho político y más acompañar luchas sociales y se conocerá su efecto sobre el
comportamiento electoral y el nivel de aprobación que tiene Rocha Moya en el
ejercicio de gobernar.
Incluso, porque no, dado que está
confrontación muchos la simplifican como el pleito que el gobernador trae contra
Héctor Melesio Cuén Ojeda, su ex aliado electoral y colaborador en la función
pública estatal, en las próximas elecciones le dará un toque personal a la
contienda por los votos, es decir, cada uno de ellos buscara por todos los
medios a su alcance sacar el mejor redito electoral y en ese sentido, el paso
que ha dado Cuén Ojeda de sumarse al Frente Amplio por México, viene a crear
una competencia más equilibrada en la disputa de los votos federales, estatales
y municipales.
Y, por último, el llamado del
ciudadano distinguido Javier Llausás para reducir la tensión y animar la
conciliación con la intermediación de actores sociales de probada independencia
con las partes en conflicto que me parece llega un poco tarde, pero, sin duda,
necesario al estar escalando el conflicto.
Entonces, caben preguntas para el
gobernador: ¿vale la pena alimentar un conflicto que nunca se supo si se iba a terminar
ganando? Porque, podrán lograr inhabilitar, incluso meter a la cárcel a un
rector, y a otro, y a otro, y no alcanzar el objetivo de capturar a la
Universidad para los fines políticos de la 4T que es, a mi juicio, el tema de fondo,
aunque se diga que es contra la corrupción.
A siete meses de iniciado el conflicto
¿ha valido la pena una confrontación con quien fue aliado fiel y la militancia
del PAS que le cuido las más de 4 mil casillas, le resolvió la bronca con el Luis
Guillermo El Químico Benítez y le aportó al menos 100 mil votos?
No se ve todavía el fruto. Insisto,
si la UAS necesita cambios deben ser por la vía institucional garantizándole el
ejercicio de su autonomía como lo marca en lo federal la Ley Rocha. A nadie beneficia
el conflicto. Y menos a esa nueva generación de uaseños con buena o excelente
formación académica que son un orgullo del estado y están en la calle
defendiendo a su Universidad mientras se les califica de borregos sin voluntad
propia.
Y es que los gestos son palabras
y las palabras, incluso, las silenciosas, trasmiten posturas. Y eso, cuando se
interpreta, como lo está haciendo la mayoría universitaria, no puede provocar
más que malestar e irritación contra el poder que se desprende de un intento
autocrático, hasta ahora exitoso, con el matiz de que la UAS, se ha convertido
en el único contrapeso político que tiene el estado.
Eso, lo saben, las dos partes en
conflicto, lo que supone lamentablemente una mayor lucha que hasta ahora se
expresa en el atrincheramiento del gobierno en lo jurídico mientras la UAS está
en la calle con decenas miles gritando ¡Fuera Rocha!, ¡Madueña, No estás solo!...
Y la historia enseña que toda
victoria en lo jurídico tiene que ser legítima y eso, no está ocurriendo,
precisamente, por esa visión autocrática que permea hoy al Poder Judicial estatal
y que acude a una legalidad a modo, menospreciando la legitimidad de todo acto
de gobierno.
En tanto, la conquista de la
calle, el griterío, la alegría es confrontación contra ese poder, aporta avales
y como el tema de la legitimidad es percepción, es decir, como lo observan los
sinaloenses está mostrando que estos van conquistando la narrativa que se construye
en el aula, los espacios públicos o las mesas de las familias sinaloenses.
En definitiva, vemos a una Universidad
dispuesta a seguir con su lucha a favor de la autonomía y sus autoridades y en
contra de la llamada “solución jurídica”, mientras el gobierno, se encuentra en
un callejón sin salida, con una narrativa gastada y complicada para sostenerla
indefinidamente.
Y mientras, volvemos la vista, se
hizo el silencio en la casa del pueblo, la de la palabra, el argumento, la
política ahora, veremos que resulta del siguiente episodio de esta lucha en la
plancha del Palacio de Gobierno.
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