EL ENFANT TERRIBLE Y EL FUTURO FRAGMENTADO
EL ENFANT TERRIBLE Y EL FUTURO FRAGMENTADO
Ernesto Hernández
Norzagaray
Xóchilt Gálvez, candidata del
Frente Amplio por México, Claudia Sheinbaum, candidata de Morena y sus aliados,
Marcelo Ebrard o Samuel García candidatos del partido Movimiento Ciudadano y si
logran conseguir las firmas de apoyo tendremos seis aspirantes a candidatos
presidenciales independientes: José Eduardo Verástegui
Córdoba apoyado por el Movimiento Político Restaurador de México, ultra
conservador; Ulises Ruíz: ex gobernador de Oaxaca, respaldado por la
organización Un País en Paz A.C.; Hugo Eric Flores: ex dirigente del Partido
Encuentro Social (PES), secundado por Ciudadanos por constituirse en Encuentro
Solidario de la Ciudad de México; César Enrique Asiain del Castillo: contenderá
con la asociación Candidato César Enrique Ciudadano A.C; Rocío Gabriela González Castañeda: con
respaldo de una asociación civil que lleva su mismo nombre y María Ofelia Edgar
Mares: va en conjunto con la organización Tribu de la Vaca Morada.
En total nueve aspirantes a
ocupar la silla presidencial entre las que destacan cuatro mujeres y dos de
ellas, son las que tienen mayores posibilidades de éxito electoral. El resto,
en el remoto caso de convertirse finalmente en candidatos vendría a fragmentar
el voto. Un tipo de comportamiento electoral que pulveriza el voto, quitándole
a uno u otro partido o bloque ideológico.
Pero, antes, de acuerdo con la
experiencia de las elecciones de 2000 a 2018 tenemos que en 2000 hubo tres
candidatos (Vicente Fox, Francisco Labastida y Cuauhtémoc Cárdenas), en 2006
(Felipe Calderón, Andrés Manuel López Obrador, Roberto Madrazo, Patricia
Mercado y Roberto Campa), en 2012 aparecieron en la boleta electoral (Enrique
Peña, Andrés Manuel López Obrador, Josefina Vázquez y Gabriel Quadri) y,
finalmente, en 2018 (Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio
Meade y Jaime Rodríguez “El Bronco”), esto es, en clave de la matriz
izquierda-derecha en cada una de esas elecciones hubo quienes perdieron y ganaron
votos.
Entonces, de acuerdo con la
tradición electoral, es probable que, en los comicios presidenciales de 2024,
haya tres y cinco candidatos presidenciales (Claudia Sheinbaum, Xóchilt Gálvez,
Samuel García o Marcelo Ebrard y hasta dos candidatos independientes que podrían
ser el actor José Eduardo Verástegui Córdoba por razones ideológicas
y Hugo Eric Flores, por contar con una estructura para recoger votos).
Luego de los
procesos internos del Frente Amplio por México y los partidos de la IV
Transformación para elegir “coordinador nacional” la disputa final se perfila
entre sus candidatas y, como todo indica que será así, es previsible que las
otras candidaturas y, muy especialmente la que resulte de MC, estarían restando
votos en una elección altamente competitiva y podría llegar a ser definitiva
para una u otra candidata presidencial.
Veamos, en la
hipótesis, de que Marcelo Ebrard se convierta en candidato presidencial de MC que,
sin duda, es la mejor opción que tiene este partido, porque no hay comparación
con Samuel García, al que no le alcanzó su triunfo ni siquiera para tener
mayoría simple en el Congreso del Estado de Nuevo León, no se diga lo que
podría significar en términos de estructura nacional cuando MC lo mejor que
tiene está en Jalisco y sus liderazgos tapatíos se perfilan a favor de una
alianza con el Frente Amplio por México lo que está demostrado pega al proyecto
porque fuera de este estado el partido naranja no tiene mucho que ofrecer.
Sin embargo MC,
pese al trascendido de que Ebrard sostuvo reuniones con Dante Delgado durante
la campaña por la nominación en Morena y sus aliados con el fin de explorar, en
caso de no ser beneficiado por las encuestas, ser candidato del partido no ha
terminado por concretar el acuerdo político de postulación.
Claro, hay
tiempo, y por eso, el enfant terrible del morenismo decide aprovechar
para recorrer el país y encontrarse con sus bases de apoyo y ello ocurrirá en
forma paralela al recorrido paralelo que anunció Claudia Sheinbaum lo que
podría significar, además, de buscar el contraste opacar mediáticamente a la
candidata del Frente opositor, es decir, pretende un golpe a dos bandas para
entonces si tomar la decisión de construir una tercera vía ir con MC. Por ello
no hay que dejar de ver la evolución de la estrategia ebradista de aquí a
noviembre cuando vence el plazo de registro de las candidaturas presidenciales.
Y justo en este
punto, es cuando tomará la decisión final, pero está claro que no tiene nada
que hacer en Morena y sólo le queda MC, si es que, en ese partido, no cambian
de parecer (esta semana a pregunta expresa a Dante Delgado se le vio molesto y
dijo que no respondería, sobre si Ebrard, sería el candidato de MC).
Bajo el supuesto
de que por mutua conveniencia Delgado y Ebrard decidan la candidatura
presidencial la pregunta que está en el aire y muchos han pretendido responder,
a cuál de las dos coaliciones le restaría más votos.
En lógica
elemental, preguntó, ¿dónde están las fortalezas y debilidades de las dos
grandes coaliciones?, lo conocido indica que Morena y sus aliados tienen un
sector de las clases medias más una base amplia de personas con bajos ingresos
donde, muchos de ellos, reciben los beneficios de los programas sociales,
mientras, la mayor fortaleza del Frente está entre las clases medias y altas, definitivamente, el universo es mayor en el
primer bloque, sin embargo, el segundo es el que tradicionalmente vota más incluso
en condiciones de riesgo (recordemos, el dilema del prisionero en competencia
con bajos incentivos de participación electoral).
La eventual
candidatura de Ebrard se inscribe en ese vértice y todo dependerá de las
estrategias que lleven a cabo en este periodo que va de aquí a noviembre,
especialmente Xóchilt Gálvez contra la que se ha iniciado una campaña durísima para
desacreditarla política y moralmente y ya no es tanto AMLO, sino Morena, con
aquello de los presuntos “moches” y la exigencia de derrumbar la casa que
habita con su familia en la Ciudad de México que AMLO salió a parar.
En definitiva,
la búsqueda de la fragmentación del voto siempre será una tentación en
escenarios que se prefiguran altamente competitivos y, en perspectiva de los
comicios de 2024, con un fuerte desgaste de los gobiernos morenistas como
arrojan las bajas calificaciones de sus políticas públicas no es la excepción, sino
la confirmación de la rutina de un juego de suma cero, donde unos ganan y otros
pierden votos, donde unos ganan cargos de representación y otros los pierden.
Al tiempo.
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