LAS PREGUNTAS DE ADRIÁN
LAS PREGUNTAS DE ADRIÁN
Ernesto Hernández
Norzagaray
Ante
ese escenario yo me pregunto: ¿los ciudadanos de bien a quienes no convence el
actual gobierno morenista estatal y nacional ven en Malova y Cuén una
alternativa valiosa?, ¿aquellos que aspiran a alguna candidatura se ven a lado
de ellos, legitimando sus trayectorias con tal de apoyar ese “proyecto”? ¿están
dispuestos los empresarios honestos a financiar sus campañas? ¿Votaría usted
por ellos?, escribe directa y agudamente Adrián López, director general de
Noroeste en su colaboración: La alianza entre Malova y Cuén, publicada el
pasado miércoles.
Estas
preguntas reactivas e inscritas en información, análisis y perspectiva llaman a
reflexionar sobre lo público y como se van perfilando, a su juicio, estas
candidaturas en el Frente Amplio por México y, lanza una hipótesis provocadora cuando
afirma que “esos dos personajes, y no los
líderes formales de los partidos que la integran, serán quienes definan el rumbo,
la estrategia y los candidatos” en Sinaloa.
No
dudo de la ambición de estos personajes conociendo las dinámicas políticas, sin
embargo, habría que ver como el Frente resuelve programática y organizativamente
el ancla de hacer las cosas de manera diferente ciudadanizando ese rumbo, la
estrategia y las candidaturas porque si termina dando gato por liebre entregando
estados a grupos de poder local la experiencia abstencionista del Estado de
México podría reeditarse y eso llevaría al fracaso opositor -aunque, claro, lo
poco o lo mucho, podría quedar en manos de lo que Lilly Téllez alertó sobre el
riesgo de que los ganadores en esta contienda no sea la ciudadanía movilizada
sino los que movilizan al electorado. O sea, otra vuelta a la tuerca.
Entonces,
todavía, no está dicho todo dentro del Frente al menos así lo veo y,
seguramente, una vez que se defina quienes son los tres aspirantes que debatirán
sobre el proyecto de Nación tendrán que discutir sobre este tema no menor y, sí
los aliados y poderes fácticos regionales, estarán ahí, la pregunta ¿es cuánto
podrán influir para “hacer un cambio y seguir igual”?
El
país pasa por la mayor crisis social y política de los últimos cincuenta años
-el referente es la secuela que dejó el movimiento estudiantil de 1968-, pero, todavía
es más compleja, por el ingrediente de la violencia sexenal manifestada en los
cerca de 200 mil homicidios dolosos, las decenas de miles de desaparecidos y
feminicidios, el asesinato de líderes comunitarios y periodistas, el control
territorial y de las economías de escala en estados y municipios, la extorsión compulsiva
a pequeños y medianos empresarios, la contaminación criminal de las elecciones
que provocó una generación de políticos que le deben su triunfo a algún grupo
criminal y, desde ahí, cuando es necesario prestan servicios y, todo esto
ocurre, sorprendentemente, cuando se esgrime el argumento de que la salida a
esta crisis de inseguridad es la militarización de la seguridad pública.
Sin
duda, el gobierno obradorista, el del proyecto político de “primero los pobres”,
ha generado un gran desencanto, pero, peor, ha provocado una gran desafección política
de manera que prevalece la desconfianza en los partidos y los políticos en el
ejercicio público y, tiene razón Adrián, cuando se pregunta si los ciudadanos
ven, verán, en Cuén y Malova una “alternativa valiosa”. No lo sé, en una época pautada
por el marketing político, lo que si veo venir es que todas las elecciones del
país estarán animadas por la polarización y el pragmatismo y eso, determinara una
forma de comportamiento electoral, con sus singularidades regionales.
Y
para empezar los dirigentes partidarios, aquellos que decidirán las
candidaturas, lo harán pragmáticamente y de alguna forma, ya lo están haciendo,
como lo vemos en Sinaloa, con la llegada y las declaraciones del dirigente perredista
Jesús Zambrano luego de sentarse con los dirigentes del PAS y, en su momento, habrá
que ver que tan dispuestos están en perjudicar el mensaje político dominante:
autoritarismo o democracia.
Y
la segunda pregunta de Adrián, la actitud de quienes aspiran a una nominación opositora
al lado de Cuén y Malova “legitimando sus trayectorias con tal de apoyar ese
“proyecto”, en el ideal de que personas honorables no se involucrarían en la
comparsa que está por verse, habría que volver a la preocupación de Lilly
Téllez de los llamados “movilizadores”, que son políticos que están esperando
la oportunidad para reciclarse. En Mazatlán, la priista Maribel Chollet, ya
levantó la mano y el expanista Juan Alfonso Mejía, hizo lo propio, en
perspectiva de la candidatura a la alcaldía.
Y
respecto de la pregunta sobre si “empresarios honestos” estarían dispuestos a
financiar campañas, este tipo de personajes lo que menos tiene es prurito en
materia de financiamiento legal o ilegal, son empresarios que han dado dinero a
cambio de prebendas y privilegios del poder ayer y hoy. Es un modus operandi. Así
que ellos lo tienen claro, hay que dar, especialmente, a quienes tienen mayor probabilidad
de éxito electoral.
Y,
finalmente, Adrián, pregunta, al ciudadano anónimo, consciente, informado, o
sea, no al ciudadano clientela, no al ciudadano partidizado o al ciudadano
ideológico que tendría una respuesta uniforme ¿votaría usted por ellos? Ese ciudadano libre de ataduras con el
gobierno y, sus programas sociales, es muy probable que active su voto
racionalmente como un ejercicio de suma cero, es decir, si voto por el
candidato A que ganó y si voto por el candidato B que pierdo.
En
un país donde cada mexicano lee en promedio menos de un libro al año, poco los periódicos
y menos escudriña análisis la pregunta se responde sola y tenemos que el voto
en general está más asociado al de una clientela política.
Sin
embargo, a este votante diverso frecuentemente le gana sus humores,
preocupaciones, indiferencia, desafección y, ahora, hasta el miedo por lo
público y no acude a las urnas como lo demuestran los niveles de abstencionismo.
En
definitiva, las preguntas que formula nuestro director brotan de una
preocupación genuina de segmentos de la sociedad informada, entonces, cabe
preguntarse a la inversa sobre el supuesto de que Malova y Cuén se quedarían
con todo en Sinaloa ¿cuáles serían los incentivos para apoyar en 2024 a Morena,
al presidente López Obrador y a Rubén Rocha? La respuesta está en el viento,
cómo lo dijo alguna vez Bob Dylan.
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