LA FINTA Y EL DERECHAZO

 LA FINTA Y EL DERECHAZO

 

Ernesto Hernández Norzagaray

 

Es el 1-2 en el argot boxístico, izquierda arriba y derecha recta o abajo.

Una finta juega el papel de distractor para soltar inmediatamente después el puño derecho sea a la mandíbula o al hígado, el temible gancho al hígado.

La política electoral que es una forma de lucha entre adversarios se utilizan todos los medios para lograr el éxito, al final de cuentas, como Maquiavelo lo recomendó hace ya algunos siglos que “el fin justifica los medios”.

Sin embargo, lo que está claro, es que no se puede ganar una pelea sin subirse al ring, aunque uno de los contrincantes tenga de su lado al dueño de la arena, al mánager, el referí, los jueces, incluso al otro peleador si sube al ring deshidratado o coaccionado.

Y siento que todo esto sucedió con el presidente mánager López Obrador quien todas las mañanas pone a correr, hacer sombra, golpear peras y costales con arena, incluso, inventaba sparrings a los que en el primer asalto los tenía en el suelo atarantados y sangrantes.

Eso alimentaba su arrogancia política y sus seguidores le brindaban todo tipo de apoyos y aplausos de manera que el mánager, antes que el peleador sin rostro, resultaba imbatible.

No faltaba quien desde la oposición decía que la verdadera pelea no sería contra alguna de sus corcholatas sino contra el dueño del establo y para justificar esta afirmación, bastaba ver los resultados de la encuesta del día, para saber la percepción general que se tenía del presidente madrugador y los porcentajes de aceptación eran desalentador para el más bravo del establo opositor.

Sin embargo, en el pecado llevaba la penitencia o, mejor, la confianza terminó matando al gato, porque sintiéndose dueño indiscutible del triunfo perdió las formas y le ganó el menosprecio por todos aquellos que no estuviera bajo su control.

Y es lo que sucedió no con un hombre, sino con una mujer, la senadora Xóchilt Gálvez, que reclamando el derecho de replica un amanecer tocó varias veces la puerta principal de Palacio Nacional y los guardias no la abrieron porque tenían órdenes estrictas instrucciones aun cuando la demandante llevaba en sus manos un picaporte emitido por un juez que le reconocía el derecho reclamado.

Cuando Xóchilt se convenció de que esa puerta no se le abriría lo dijo claro y sin asomo de rencor: “No vengo aquí a reclamar o a montar un show. Yo no vengo a pedirle al presidente ni una pizca de su popularidad. Vengo a reclamar respeto, respeto a la ley, a los otros poderes. Y también, respeto a los ciudadanos que no pensamos como él. Es nuestro presidente, porque también nosotros somos pueblo y está obligado a escucharnos”

Entonces el mánager López Obrador sobrado de sí le recomendó que se fuera adonde “viven los fifís” y, no se dio cuenta, que en ese acto de arrogancia había convertido a la senadora Gálvez en el adversario que la oposición andaba buscando para que represente sus intereses en los comicios presidenciales de 2024.

Y cuando cayó en cuenta de la finta que ninguneo o que sé la hicieron ver sus asesores de no haber sido capaz de percibir el olor de la gelatina y no había forma de dar vuelta para corregir el entuerto provocado por esa egolatría marcada por el desprecio del otro.

Xóchilt Gálvez ese día se disparó en su visibilidad y todos los medios estaban tras de ella para conocer de viva voz su opinión sobre el rechazo y, sobre todo, el significado de que el presidente mánager no hubiera dado la instrucción de se le abriera la puerta de Palacio Nacional.

Así, Xóchilt empoderada pasado unos días circuló un video frente a la sede del Poder Ejecutivo donde hizo sus primeros asaltos de sombra en la mismísima plancha del Zócalo ante la aclamación del respetable que siguiendo el argot boxístico parecía gritar la máxima de Julio César Chávez: ¡Hay tiro, hay tiro!

“Te habla la próxima presidenta de México, dijo serena, desde aquí, donde el presidente me cerró las puertas, te anuncio que seré yo quien las abra de adentro hacia afuera para millones de mexicanos y mexicanas. Si ustedes van, yo voy”.

Y el primer efecto que tuvo esa mala decisión fue contra las llamadas “corcholatas” que hacían -y hacen- el camino de los 70 días de posicionamiento con discursos infumables producto no faltó de talento, sino por un pésimo diseño hecho a la medida del perfil de la preferida en Palacio Nacional y que conforme pasan los días, está más claro, que necesitan sacudírselo para realmente ofrecer algo distinto a lo que hasta ahora ha sido el relato de los “logros” de la 4T.

Sin embargo, el problema es que no lo pueden hacer por las medidas cautelares que han puesto el INE y TEPJF a los jugadores de la futura contienda para medianamente garantizar el “piso parejo” en la contienda del próximo verano.

En tanto esto sucede, encuestas recientes de la prestigiada empresa demoscópica Massive Cellar y México Elige exhiben datos que seguramente han encendido los focos rojos en Palacio Nacional y sientan las bases de un gran espectáculo que está por venir y es que quien hace menos de mes y medio aparecía como una más de las senadoras hoy está convertida en un fenómeno electoral.

La encuesta que Massive Cellar se realizó el pasado 9 de julio arrojó que Claudia Sheinbaum sigue arriba en las preferencias con 41.3% mientras Xóchilt Gálvez trae ya 35.7%, o sea, 5.6% de diferencia, pero la senadora ni siquiera es candidata y, aun así, está creciendo exponencialmente y en la México Elige que se presentó el lunes pasado la diferencia es menor 35.7 versus 34.9, respectivamente, o sea si la elección fuera ya habría un empate técnico.

Dicho en términos de apuestas boxísticas en caso de llegar a la final estas mujeres anuncian una competencia con resultados impredecibles y todo eso, explica porque el mánager presidente este irascible moviendo todas las piezas para descalificar a quien él mismo creo en un desplante de abuso, desprecio y arrogancia imperdonable.

En definitiva, la finta de aquel amanecer del 12 junio no la vio el experimentado político y ahora está sufriendo los efectos del 1-2 del derechazo al hígado o la mandíbula.

 

 

 

 

 

 

 

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