LA ESQUIZOFRENIA GUINDA
LA ESQUIZOFRENIA GUINDA
Ernesto Hernández Norzagaray
Algo está mal, cuando la política,
está al servicio de una obsesión antes que para atender los problemas sociales,
los de todos los días, y es más reveladora esta enfermedad psíquica, cuando los
“médicos” que pretenden alcanzar el máximo cargo de representación están igualmente
obsesionados por complacer a quien tiene la decisión (quien dice con una
sonrisa que no la tiene, pero, hace todo, para mostrar que si la tiene).
Así de bizarros son nuestros
políticos en el siglo XXI, en los tiempos de la 4T. Pero, eso no es lo más
grave, es la esquizofrenia política, donde se pierde el principio de realidad y
esos aspirantes en lugar de mostrarse juiciosos, serios, conocedores del país
que quieren gobernar están más interesados en mostrar empatía publicitaria.
Y ahí van, todos ellos, en medio
de oleadas de calor por el territorio nacional con sus sonrisas de marketing,
los abrazos imprescindibles, las palmadas y los discursos vacíos, frente a una
realidad que en muchos sentidos se cae a pedazos.
Esta semana tuvimos a Marcelo
Ebrard en el sur de Sinaloa e hizo lo propio de un aspirante acotado que
todavía se la cree que será el elegido por el presidente López Obrador hablando,
ordeñando una vaca, tirando al mar una atarraya, soñando en lo que pudiera ser.
Haciendo su propio baño de pueblo,
su propio ejercicio de marketing, como lo marca el guion del Consejo Nacional
de Morena. Y el comité de recepción lo encabezó Guillermo “Memo” Romero, dueño
del membrete Movimiento Progresista de Sinaloa, que no anda de gratis, aspira a
la alcaldía de Mazatlán como lo demuestran sus pintadas mal hechas. Y ya vendrá,
el resto de los aspirantes y el ritual, habrá de repetirse, haciendo su propio
baño de pueblo con mayor o menor despliegue de recursos.
¿Y la realidad? México vive un
problema de inseguridad de grandes dimensiones, del tamaño de una guerra formal,
más de 160 mil homicidios dolosos en lo que va del sexenio, estamos entrando al
verano y las capacidades de suministro eléctrico de la CFE, si no se hace algo
pronto estará al límite y se multiplicaran los apagones que ya resienten varias
regiones del país, la sequía ya es manifiesta en varios estados y los servicios
de salud pública, están igualmente pasando por serios problemas de equipamiento
y dotación de medicamentos y la lista de insuficiencias podría ser mayor en el
campo de lo social y lo económico.
Sin embargo, hoy domina lo
político, no parece haber espacio para otra cosa y esto consume en buena medida
la acción del gobierno de la República.
Es decir, lo fundamental se hace
a un lado, para que todos los mexicanos estemos al pendiente de lo que dice y
hacen los aspirantes a “coordinador (a) de la Defensa de la Cuarta
Transformación” de manera que lo sustantivo, lo del día a día, está en un
segundo y tercer plano -Y, por si fuera poco, ahí viene el festejo del V
aniversario del triunfo de AMLO.
Y lo sorprendente, es que esa
carrera, para la mayoría está decidida desde hace tiempo porque el presidente
fue quien hace un año dio el banderazo de salida, administró la lista de “corcholatas”
y diseño un instrumento para fingir un proceso de selección interna en su
partido y todo está, fríamente calculado, de manera que en el remoto caso que
el alfil cometa errores graves hay un plan B para que no se pierda el objetivo
final de mantener el control.
No obstante, esta verdad de a
kilo, las maquinarias partidarias y los aspirantes están en la simulación en
este proceso interno que encabeza Morena y es que todas las “corcholatas” saben
quién tomará finalmente la decisión, pero, igual, esperan un premio de consolación
que está previsto en este guion.
Para los “perdedores de la
contienda interna” habría eventualmente posiciones importantes en el futuro
gabinete, gubernaturas o en el Poder legislativo, siempre y cuando, cada uno “respete”
los resultados de la contienda interna y se sumen a la siguiente fase de
campaña que va de septiembre a enero para, finalmente, ir a la constitucional.
Y en este simulacro tenemos un
INE convertido en observador y que solo ha podido a través de la Comisión de
Quejas emitir medidas cautelares sobre lo que pueden hacer y no los aspirantes
a coordinador.
¿Acaso los consejeros electorales
son los únicos que no ven la simulación de la elección interna? ¿Creerán que
llegado el caso podrán impedir la decisión del presidente López Obrador? Ya
veremos su actuación ante los reclamos de los partidos que ven en este
ejercicio anticipado una violación a la ley electoral que atenta contra la
equidad en la competencia por los votos.
En tanto esto sucede, el territorio
nacional está plagado de espectaculares, bardas tatuadas con los hashtags de
#EsClaudia, los llamados ¡Que siga López, porque estamos agusto!... que
representa una fuerte inversión que los ciudadanos no saben el origen, pero, si
saben, a favor de quien están destinados.
Y ahora están en operación los 30
millones de pesos que Morena, el PT y el Verde destinaran al apoyo para las
campañas de sus candidatos y que al final, habrá de encontrarse, con la
decisión del principal huésped de Palacio Nacional.
Es decir, todo ese dinero será
para catapultar la candidatura que se definió hace un año a favor de la 4T y Claudia
Sheinbaum.
Por eso, a Claudia, se le ve
cautelosa buscando evitar errores que pudieran poner en entredicho la simpatía
del presidente y será así, como tratara de sobrevivir a esta larga simulación
de campaña para la nominación de coordinadora nacional del movimiento 4T.
Sin embargo, los 70 días en esta
tarea son muchos para “nadar de muertito” pues no faltaran los lances de sus “compañeros”
y las preguntas incomodas, duras, de los reporteros que buscan la nota para ese
día o el día siguiente.
Preguntas que de acuerdo con el
guion no deberán contestar, sin embargo, ahí estarán las que tienen que ver con
el día a día de los lugares que visiten.
Si hoy cualquiera de ellos hablará
con seriedad con los yucatecos, quintanarroenses y campechanos seguramente
tendrían que responder sobre lo que harían ante la crisis eléctrica y los “apagones”;
los guerrerenses por los malos servicios públicos de salud; los habitantes del
Valle de México sobre los problemas de agua; los sinaloenses y sonorenses por
los precios de garantía del maíz y el trigo y una gran cantidad de estados, si
no es que todos, por sus propuestas para atacar los problemas de seguridad y violencia
en sus calles.
En definitiva, los políticos y la
política oficialista están enfermas de esquizofrenia, se ha perdido el
principio de realidad y eso exige, de inmediato, una terapia de schock para
alinear los discursos con la realidad.
Y la oposición, no está mejor,
padece de un mal incierto a caballo entre el autismo y la pérdida del sentido
del tiempo.
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