LAS PRISAS DE LA FISCAL
LAS PRISAS DE LA FISCAL
Ernesto Hernández
Norzagaray
A la fiscal le ganaron las
prisas, lo fácil, el carpetazo y el olvido, la vuelta a la hoja. con el caso de
la joven Aimé Joana Millán, ¿qué necesidad, diría, hay de ensombrecer las
fiestas de Semana Santa y de Pascua con un crimen que va a intranquilizar a los
visitantes del puerto? Mejor seguir el guion del carpetazo. Del olvido por
decreto. Que la fiesta siga su curso para tener lo más cercano a la blancura,
la ausencia de crímenes y que el gobierno pueda salir avante de lo que puede
significar la llegada a Mazatlán de más de un millón de visitantes que vienen
lo mismo de cualquier municipio del estado como de más allá de los límites geográficos.
No sería la primera vez que hay
un guion, una pauta, para control de daños. Total, una, no es ninguna, en un
estado, donde los últimos años -aun con toda la campaña contra la violencia
feminicida- los pasivos tienden a normalizarse o sea al alza. A revivir aquella
frase de un gobernador que habló de la “violencia normal” y para que
preocuparse si lo normal es lo normal. Ahora, lo normal, es declarar que la
víctima tuvo la culpa. ¿Cómo manejaba un auto, si no sabía manejar? ¿Cómo
acelerar para caer en un barranco? que me parece excesivo porque un barranco es
un barranco, no un desnivel de la carretera. ¿Cómo desaparecer sin más y luego
aparecer en medio de fierros retorcidos? O, carajo, ¿Cómo se le ocurre matarse
en Semana Santa? Y, lo que más jode, es que la fiscal al dar el carpetazo, se
evita la investigación con sus peritajes, la autopsia.
Reduciendo la muerte a un simple
proceso administrativo. De barandilla. No hubiera sido un asunto que le
interese al gobernador o al líder del congreso porque de inmediato iría al
fondo o, mejor, hubiera cuidado las formas. Se hubiera sentado a cavilar para
buscar la cuadratura al círculo. O quien sabe, cómo lo estamos viendo con el
intento fallido de la detención de Jesús Madueña, el rector de la UAS.
Pero no, para qué, es una reina
de pueblo. De la Ciruela de la sindicatura concordense de Aguacaliente de
Gárate. Tierra del temible Rodolfo Valdés El Gitano y también de los hermanos
López Osuna. Uno, Florencio, líder estudiantil del movimiento del 68 y el otro,
Faustino, compositor, poeta y autor del Himno de Sinaloa. El mismo que le
dedicó unas palabras a la joven infortunada y revictimizada cuando no mereció
una investigación. Transcribo su texto en prosa titulado con tono acusatorio
simple y llano: Feminicidio.
“La fiscal, sin otra prueba
que el rumor, dio el veredicto: que murió en un accidente carretero, sin
testigos/Que se dirigía al pueblo en donde había nacido y ya no llegó, tampoco
que tomará otro camino/Que apareció en un barranco al fondo de un precipicio
conduciendo un automóvil registrado el día mismo/De su desaparición y el
teléfono había sido localizado a kilómetros de distancia, sin servicio/La tarde
del día siguiente que hubo desaparecido el pueblo fue a reclamar que si viva se
había ido/que se la encontrara viva esto, en el puerto vecino de Mazatlán, por
desgracia temprano se dio el aviso/ que apareció, pero muerta, en el mencionado
sitio, muy cerca de Villa Unión, en su propio municipio/Se llevó al pueblo su
cuerpo, en la iglesia se bendijo y recibió el homenaje de quienes la habían
ungido/hacia un año como reina de las fiestas de un cultivo tradicional,
comunero. En el luto compartido por todos los pobladores/La Banda interpretó en
vivo la melodía a una reina en el cortejo tristísimo/Lo acompañaron aplausos
durante todo el camino de la iglesia al camposanto, lo que nunca había
ocurrido/Nadie del pueblo aceptó lo que en su atroz veredicto la fiscal con
prontitud informó cómo había dicho/Se diga lo que se diga en torno a lo
acontecido, para la mayoría esto fue un feminicidio”.
Hay la mala costumbre de
convertir la impotencia en distorsión de los hechos. AMLO, frecuentemente,
asume que es y sólo él puede ser la víctima, doy un ejemplo, cuando intentaron
asesinar al periodista Ciro Gómez Leyva, dijo que quienes quisieron cometer el
crimen en realidad buscaban afectarlo a él y su gobierno; ahora, con este caso,
el gobierno del estado olímpicamente se salta la investigación culpando a la
víctima por su impericia en el manejo y no le parece decir nada que estaba
desaparecida, y mire, estimado lector, así como la reducción de homicidios
dolosos está asociada con el incremento de desapariciones forzadas, el de los
feminicidios tendría que ver con accidentes provocados por las propias
víctimas.
Así las cosas.
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